Nuevas emanaciones de YPF llegaron hasta City Bell

Nuevas emanaciones de YPF llegaron hasta City Bell

Vecinos de distintos puntos de la región denunciaron fuertes olores, que confundieron con pérdidas de gas. Defensa Civil acudió al auxilio de varias escuelas. Un jardín de infantes fue evacuado. La petrolera reconoció tener responsabilidad.

 

Solo seis días después de que una columna de humo negro encapotara el cielo de Ensenada y las llamas de una de las antorchas de la refinería pusiera en vilo al vecindario, YPF volvió a ser noticia. Los habitantes de El 

Dique y el barrio Mosconi de Ensenada, Tolosa y la zona del Hipódromo denunciaron un fuerte olor nauseabundo. El viento, por su dirección, empujó la podredumbre del aire hasta Gonnet y City Bell, donde tres colegios denunciaron casi simultáneamente la situación y uno de ellos, el Jardín de Infantes 907, tuvo que ser evacuado por la alarma generada. Todo señalaba, otra vez, al predio de YPF.

Ayer por la mañana, los barrios más próximos a la refinería amanecieron con otra nota de preocupación en el aire. Distintos vecinos de la región se comunicaron con la redacción de este diario y denunciaron fuertes olores, los cuales compararon con “una enorme pérdida de gas”, que invadió sus casas.

Julio, un vecino del barrio Mosconi, contó que aunque ya están acostumbrados a convivir con olores hediondos, al menos desde principios de año, el de ayer no tuvo precedentes similares. “Antes salía un humo intenso desde las chimeneas y enseguida salía en los diarios. Esta vez fue mucho más fuerte, como a gas”, dijo. Su familia, al igual que los vecinos de la cuadra, suelen ir a la salita médica de su barrio por los problemas respiratorios que padecen. “Mi mamá, mi hijo, yo, todos usamos aerosol. Vas al médico y te diagnostican broncoespasmo y te medican con eso”, contó el hombre a este medio.

Lo que el viento se llevó

El contratiempo medioambiental no quedó solo en los alrededores del polo petroquímico. A las once de la mañana, las ráfagas de viento que soplaban en la ciudad habían llevado la pestilencia hasta City Bell: un barrio en el que ese tipo de olores no son habituales en su atmósfera.

Los vecinos hablaban de una “nube tóxica”. Tal vez por eso la preo­cupación se replicó y, en un lapso de media hora, desde tres establecimientos educativos distintos llamaron a Defensa Civil La Plata para denunciar pérdidas internas de gas. 

Primero se comunicaron desde la Escuela Básica 43, de la calle 2 bis y 515. Las denuncias continuaron. Unos minutos después, desde el Jardín 907, en 18 y 488, llegó una nueva alarma. Por insistencia de la directora, el edificio fue evacuado y las clases del turno tarde, suspendidas. El tercer llamado llegó desde el Colegio Estrada, ubicado en la diagonal Jorge Bell, Cantilo y 474. “Nos llamó la atención que en media hora, desde tres escuelas de la misma zona llamaban denunciando escapes de gas”, ratificaron a este diario voceros de Defensa Civil.

“En toda esa zona de City Bell, en el aire flotaba un penetrante olor, que obligó a numerosos vecinos a salir de sus casas”, explicaron a diarioHoy desde Bomberos. Descartada por personal de la distribuidora Camuzzi cualquier pérdida de gas natural, todas las sospechas apuntaron hacia 

Ensenada, donde regularmente las empresas hidrocarburíferas reconocen escapes por pruebas en antorchas o equipos, o fallos inesperados en alguna de sus áreas. Y esta vez no fue la excepción.

Dar la razón

Después que Defensa Civil La Plata hiciera una recorrida por los colegios, YPF se comunicó con su dirección. Des­de la petrolera reconocieron ser responsables de las emanaciones que dieron origen a los olores que tuvieron a maltraer a media capital provincial. “Se comunicaron y explicaron que todo había sido causado por una prueba que están haciendo en una de las antorchas, y que la emanación no era tóxica”, precisaron. 

El cuento de nunca acabar

La ceniza de las chimeneas, el humo espeso y los olores nauseabundos son una historia repetida de YPF que parece no tener final. Y las consecuencias sobre la salud de los vecinos también.

Hace tan solo seis días, una de las antorchas del complejo produjo una llamarada intimidante que fue seguida por una espesa columna negra de humo. El episodio fue reconocido unos minutos después por la empresa, que mediante un comunicado aclaró que “debido a un incidente en una de las antorchas de química, se produjo la emisión de humos durante un lapso reducido”.

Tres semanas antes, el 12 de septiembre, los vecinos del barrio El Dique vivieron momentos de angustia cuando las llamas de uno de los fósforos se levantaron generando alarma en la zona. 

A fines de julio, hubo dos episodios de emergencia más. El primer caso fue un escape de gas que dejó a dieciocho operarios afectados. Días después, numerosas explosiones y enormes llamaradas producto de la puesta en marcha de una de las plantas de cracking tuvieron en vilo al vecindario.  

A los repetidos incidentes se le suman muchas denuncias realizadas por entidades especializadas en defensa del medio ambiente, que han puesto en duda la información oficial que se emite desde la petrolera, denunciando la proliferación de graves patologías respiratorias entre los vecinos de la zona.

El episodio, en primera persona

Bárbara Hibauza, una vecina del Jardín 907, comentó la forma en que se produjo la evacuación de las instituciones educativas tras registrar el olor nauseabundo: “Fue un olor muy fuerte, impresionante. La situación me asustó y me generó mucha incertidumbre. Las maestras empezaron a sacar corriendo a los alumnos que llevaban un semblante de miedo y preocupación. Al ratito llegó Defensa Civil que trabajó de manera muy eficiente”. 

En tanto, Sebastián Faga, un vecino de calle 18 y 488 de Gonnet, se mostró indignado: “Sentí un escozor horrible tanto en la garganta como en la nariz. Me lloraron los ojos y esto no fue una pérdida de gas. Esto fue de YPF y el viento lo trajo para acá. No queda otra. Esta ciudad parece Springfield. Tengo 42 años de vivir en La Plata y estos escapes siempre existieron, pero es una empresa con muchísimo poder. El día que eso explote, acá no queda nada”. 

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