Una nueva normativa disparó inversiones en el país por u$s 200 millones para ensayos clínicos de drogas

Una nueva normativa disparó inversiones en el país por u$s 200 millones para ensayos clínicos de drogas

Desde abril se agilizó la aprobación de estudios clínicos. Aún así, hay críticas porque los costos para investigar son elevados. Estímulos del Gobierno a la actividad

 

"Estamos abriendo la investigación biomédica al mundo", señaló días atrás el ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao en las jornadas de la Asociación Economía y Salud. En los últimos meses, laboratorios internacionales y locales anunciaron inversiones por unos u$s 200 millones en ensayos clínicos para desarrollar fármacos de avanzada.

La farmacéutica Janssen, del grupo Johnson y Johnson, firmó este mes un acuerdo de cooperación con el ministerio de Salud para hacer estudios de investigación en oncología, inmunología, neurociencias, vacunas, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, con un desembolso de u$s 78 millones en los próximos cuatro años.

 

 

En junio, la firma mAbxience, del grupo local Insud, anunció inversiones por u$s 80 millones para ensayos clínicos en dos anticuerpos monoclonales, el gran descubrimiento de César Milstein, indicados para artritis reumatoidea y psoriasis, y para el virus sincisial respiratorio, que afecta a bebés.

 

 

Anualmente, la farmacéutica alemana Merck invierte u$s 1,6 millones en investigación para desarrollar medicamentos biotecnológicos en oncología y neurología. A esto se suma un acuerdo entre el Conicet y Sanofi para investigar compuestos anti-chagásicos, y una inversión de u$s 5 millones del laboratorio británico Glaxo para investigación clínica (en personas) y pre-clínica (en células y animales) en Asma, Epoc, VIH, enfermedades cardiovasculares y diabetes.

 

 

Otro ejemplo es el de la Fundación Sales, que junto al ministerio de Ciencia y el Conicet lleva invertidos más de u$s 5 millones en la primera vacuna terapéutica contra el melanoma, el más grave cáncer de piel. Esta vacuna, en fase avanzada de pruebas, será producida por el laboratorio local Cassará y fue patentada en 18 países.

 

 

La actividad se vió impulsada por una reciente normativa de la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos y Alimentos) que agiliza los tiempos para autorizar ensayos y que, desde abril, limita a 60 días hábiles el tiempo para expedirse. Pasado ese lapso, se puede dar inicio al estudio. Según datos de este organismo, en lo que va del año fueron aprobados 236 ensayos clínicos en sus fases I a IV, fueron denegados cinco estudios y 16 patrocinadores (laboratorios) desistieron de llevarlos a cabo. En 2016 se habían aprobado 380 estudios.

 

 

"Desarrollar ensayos clínicos en el país permite exportar conocimiento y mejorar el acceso a tratamientos de avanzada", destacó el ministro Barañao. En el caso de Janssen,"la realización de nuevos estudios clínicos generará 3000 empleos para profesionales de salud, investigaciones y análisis estadístico", detalló Roy Benchimol, gerente general del laboratorio. Las nuevas normativas que agilizan los trámties fueron un factor importante a la hora de decidir la inversión. "Los recursos humanos y las capacidades médicas y técnicas siempre estuvieron, pero los tiempos no acompañaban, y por este motivo habíamos perdido participación en la investigación clínica mundial", apuntó el ejecutivo.

 

 

Según Enrique Rodríguez Chiantore, jefe de asesores del ministerio de Salud, "tradicionalmente Argentina tuvo una participación del 2,5% en el total de estudios farmacológicos clínicos,y en los últimos 15 años había retrocedido al 0,8% debido a las trabas burocráticas en la aprobación de los protocolos".

 

 

Para María Laura de la Fuente, gerente de Comunicaciones de Merck, "la calidad de los profesionales y la evolución de las regulaciones son clave para la expansión de nuestros programas de investigación en el país. Esto no sólo atrae inversiones y genera empleo calificado, sino que permite a las personas acceder a tratamientos de avanzada".

 

 

No obstante, voces críticas se alzan respecto al elevado costo de estas investigaciones, que se traslada al precio de los nuevos medicamentos. "En muchos casos, las mejoras logradas no justifican el elevado precio que los sistemas de salud deben afrontar", opinó Arturo Prins, director de la Fundación Sales.

 

 

En tanto, personalidades como el presidente uruguayo Tabaré Vazquez, oncólogo de profesión, y el ex vicepresidente norteamericano Joe Biden, que lidera una fundación de lucha contra el cáncer, impulsan la realización de estudios de costo-eficacia a la hora de aprobar onerosos ensayos de nuevas drogas.

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