La CGT está dividida entre dirigentes que muestran una postura más proclive al diálogo y otros combativos, que ni siquiera estudian la posibilidad de sentarse con la administración Javier Milei, que apuesta fichas a consagrar, en el corto plazo, una reforma laboral. Por un lado, figuran entre los dialoguistas Héctor Daer y Andrés Rodríguez mientras que del otro lado Pablo Moyano y Omar Palazzo aparecen como los férreos opositores a la gestión libertaria.