Noche desenfrenada en un camping

Noche desenfrenada en un camping
En la previa del Día de la Primavera, el lugar que los jóvenes eligieron para pasar la noche, tuvo un dueño exclusivo: el camping del Dique Lateral.
Mientras que en los paradores de complejos del dique de Ullum el silencio era marca registrada, en el camping zondino hubo tal convocatoria, que a la 1 de la mañana tuvieron que cortar el ingreso de autos porque ya no había más lugar en las calles adyacentes y hasta tuvieron que cerrar los portones porque la capacidad fue saturada. Más de 5.000 personas coparon el lugar, en una noche donde pese a los controles policiales abundó el alcohol y la fiesta, en un festejo desenfrenado pese a la llegada del viento.

Gritos, risas, bailes, música, luces de colores y miles de jóvenes apretándose entre parrilleros y cientos de carpas le dieron un contexto que las autoridades policiales y municipales no recordaban en el camping, pese a que desde hace un par de años tiene más adeptos dispuestos a amanecerse esperando la primavera.

Sobre la 1 de ayer, los controles policiales en los dos accesos que llevan al camping fueron cerrados, porque simplemente no había más espacio para los vehículos, ni siquiera en las calles de Villa Tacú. Y durante al menos una hora cerraron los portones del complejo, porque seguían llegando chicos y ya no había más lugar. El intendente César Monla y hasta el subjefe de la Policía, Miguel Esquivel, llegaron al lugar ante semejante convocatoria y el furor por los chicos por querer entrar.

De hecho, en un momento algunos jóvenes forcejaron con los policías ante la desesperación por reunirse con amigos que habían ingresado antes. Sobre las 2,30 de la mañana, el jefe del operativo, Gustavo Caño, daba cuenta que habían incautado 207 envases de distintas botellas de alcohol, entre vodkas, vino, champán e incluso un frasco de alcohol etílico. Mientras que hubo una persona demorada por estar alcoholizada y provocar disturbios.

Dentro del complejo, pese a todo, los jóvenes tomaban bebidas alcohólicas hasta en jarrones de aluminio, entre improvisados boliches en los que no faltaron consolas de sonido y bafles. ‘Está bueno porque viene mucha gente y la pasás bien. Y sí, acá se toma mucho, hay gente que se droga y no falta el sexo en las carpas’, confesó una adolescente de no más de 17 años, mientras reconocía que ya estaba alcoholizada.

Pese al viento que llegó en la madrugada, el camping siguió palpitando al ritmo de los enfervorizados jóvenes, que ya el jueves habían empezado a llegar al complejo para asegurarse lugar y, también, para esconder bebidas alcohólicas.

En Punta Tabasco y Palmar del Lago, en el dique de Ullum, y en camping de Rivadavia, el panorama fue rotundamente diferente, con chicos en carpa, haciendo asados y hasta cantando en rondas con guitarras.

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