Newell’s fue un espejismo de aquel que se lució ante Unión y perdió con Arsenal

Newell’s fue un espejismo de aquel que se lució ante Unión y perdió con Arsenal

Tarde para olvidar.  Un “arsenal” de errores que derivó en una derrota por goleada 3-0 ante los de Sarandí. Sorpresiva podría decirse.

 

Tarde para olvidar. Un “arsenal” de errores que derivó en una derrota por goleada 3-0 ante los de Sarandí. Sorpresiva podría decirse. Newell’s fue un espejismo de aquel equipo de hace una semana, cuando se lució ante Unión. No hubo repetición de juego. Produjo poco —o casi nada— de fútbol y lo pagó muy caro. Un pobre Arsenal se hizo rico ayer por la tarde sumando tres puntos de oro que le permitieron sonreír a Martín Palermo, quien se jugaba el cargo. La imagen que dejó fue quizás más pálida que la que mostró en Córdoba frente a Belgrano, sobre todo teniendo en cuenta que el rival de turno está en el fondo de la tabla. “La actitud conmigo no se negocia”, fue la frase cruda de Gallego que dejó reflejado lo hecho por el rojinegro en el Viaducto. Y hasta avisó que “habrá cambios” (ver página 5). Un “sincericidio” absoluto.

La desesperación contra las ganas. Así se presentó el juego en un escenario con el sol como testigo y un puñado de privilegiados que tuvieron acceso al Julio Humberto Grondona, estadio que cumple con una suspensión. Por eso el anfitrión intentó sacar sus uñas para dar pelea ante un Newell’s que en los papeles aparecía como superior. Y fue Arsenal el que generó la primera acción de riesgo cuando Ustari salió muy mal a cortar un centro, la bocha le quedó a Marcone y el uno corrigió su error al tapar el disparo de gol.

La Lepra por momentos hacía uso del dominio de la pelota y cuando se unieron Maxi, Casco y Scocco llegaron a inquietar al arco rival con un tiro elevado de Nacho. Pero el Arse, con todas sus presiones y, sobre todo, limitaciones a cuestas lograba pisar terreno adversario. Cuando promediaba la media hora Scocco hizo rebotar la pelota en la barrera en un tiro libre y la contra pudo ser letal, pero Burzio desechó una gran chance.

Newell’s seguía con el control de pelota hasta la zona defensiva. Ahí se desactivaban las intenciones de ataque y de inquietar a Andrada. Arsenal iba como podía, pero llegaba con peligro. Chávez (a los 40’) le metió una pelota bárbara a Muñoz, pero el centro le quedó lejos a Silva cuando se aprestaba a definir. Dos minutos más tarde tuvo revancha y esta vez no falló. El Pochi metió un centro perfecto para que Silva metiera la pelada y sentenciara a Ustari. Fue el 1-0 que a esa altura tenía olor a justicia por lo hecho por uno y otro.

Otro tenía que ser el panorama del complemento. Newell’s debía remontar el resultado. Esa era la intención, pero el local estaba para sorprender. Y lo hizo con un pique intenso del Morterito Muñoz y el centro encontró otra vez a Silva muy solo, que con un cabezazo de pique al suelo vulneró a Ustari. El 2-0 era sorpresa teniendo en cuenta la previa, pero no descabellado por el ausente fútbol leproso.

En el repaso de las anotaciones del partido apenas se puede rescatar el zurdazo de Ponce dentro del área que Andrada tapó de buena forma. Después Ustari evitó dos situaciones concretas que tuvo Arsenal para seguir estirando la diferencia, hasta que en tiempo adicionado el local metió una contra terrible que le permitió a Ezequiel Ruiz sentenciar al guardavalla leproso y ponerle un moño a la victoria del equipo del Loco.

Newell’s estuvo ausente, disperso. Nunca arrancó. Los jugadores no respondieron. Como conclusión recibieron una goleada tremenda, sobre todo por la pobreza del rival. No tuvo fútbol ni “actitud”. Y dejó pasar el tren en el Viaducto en su afán de mantenerse en la pelea entre los líderes y empezar a tener la regularidad pretendida.

El vestuario rojinegro estuvo cargado de dolor

La derrota golpeó duro al plantel leproso, que se quedó un largo rato dentro del vestuario del estadio de Arsenal masticando bronca por el duro golpe recibido. Cuando ya habían pasado las 19 y los bolsos de utilería habían sido cargados en el micro, recién ahí los jugadores se subieron al bus para emprender el regreso a Rosario. Con mucho dolor y desazón por el traspié, pero intentando archivar rápidamente la actuación de ayer y poner la mente en Godoy Cruz. El fin: recuperar el ánimo y el fútbol cuando el próximo martes, a las 21.10, reciba al Tomba en el Coloso Marcelo Bielsa.

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