1+1 ¿negocio para alguno?

1+1 ¿negocio para alguno?

Vilma Baragiola y Carlos Arroyo deslizaron su idea de unirse para el 2015. En pocos días, el acercamiento cosechó más críticas que apoyos. ¿Quién está detrás de esta movida?

El recorrido de Vilma Baragiola desde las elecciones de 2013 hasta hoy fue vertiginoso. En las Paso, se peleó con buena parte de los sectores radicales y los aplastó. Después, inició su campaña contra Gustavo Pulti y sus candidatos. Y también los aplastó. Con dos victorias a cuesta, se calzó el traje “a lo Bachelet”, se sentó en la presidencia del Concejo y quiso mostrar un perfil institucional y conciliador que no se le conocía. En el verano tuvo fotos de todos los colores: desde Scioli hasta Posse, desde Pino Solanas hasta Luis Barrionuevo.

El video difundido por 0223 fue el principio del fin de esa imagen que Vilma intentó construir. Sus charlas con Eva Moyano la sacaron del eje. La presidenta del Concejo Deliberante, hasta entonces casi segura intendenta en 2015, cayó del pedestal de la victoria al lodo en el que la esperaban el resto de los candidatos. Aunque no está “muerta” políticamente, el aura triunfal que la rodeaba se esfumó y hoy, depende de quién encargue las encuestas, está algún punto arriba o algún punto debajo de Pulti. Varios debajo de Carlos Arroyo.

Vilma había conseguido aglutinar al radicalismo a fuerza de votos. Aquellos sectores que hicieron todo lo posible por verla derrotada en las Paso de 2013 no tuvieron otra opción que encolumnarse detrás de ella. Sin los 35 puntos de intención de voto, la hilera de correligionarios se despedaza día a día. Vilma lo sabe. Y fue ahí que comenzó a pergeñar un frente local. “Yo soy radical, siempre con el radicalismo detrás”, aclaraba ante las consultas.

 Aunque no está “muerta” políticamente, el aura triunfal que rodeaba a Baragiola se esfumó.

Sin embargo, la expresidenta del Concejo Deliberante se movía -a veces con sigilo, otras no tanto- por fuera del radicalismo. Su referente político, Leopoldo Moreau, gestionó una foto con el vicegobernador ultra K, Gabriel Mariotto. Un acercamiento con el kirchnerismo, no obstante, fue rechazado en las encuestas y sondeos que se realizaron.

La exdiputada nacional siguió su recorrido. Algunos cuentan que se reunió con Javier Faroni. “Quiero ser la candidata del massismo”, le habría dicho. El productor teatral no desechó la posibilidad, pero le advirtió que él no se bajaría. Cuentan que Vilma no se fue contenta de ese encuentro.

Pocos días después, pateó el tablero: “Sí, estamos conversando con Arroyo”.

El camino de Carlos Fernando Arroyo, líder de Agrupación Atlántica, fue más calmo. Llegó solo a las elecciones 2013 -más allá de los coqueteos con Sergio Massa y Gerónimo Venegas- y se metió en la discusión. Estuvo lejos en la general de hacerle sombra a Baragiola, pero con un voto cautivo y fiel hizo un papel más que digno. Hay una frase que Víctor Hugo Morales utilizó para definir a Claudio Caniggia: “Es el eslabón perdido entre Maradona y el resto”. Sirve, acaso, para explicar el caso Arroyo: le sobra margen para perforar el piso de votos necesarios para llegar al Concejo, pero da la impresión de que su techo está (o estaba) lejos de meterlo en la lucha seria por la Intendencia.

Sin embargo, la polémica entre Baragiola y Eva Moyano, una imagen estancada de Pulti hicieron que la opinión pública posara sus ojos sobre Arroyo. Su perfil de hombre honesto y recto comenzó a sumar adherentes. Casi sin quererlo y sin hacer demasiado por ello, el exdirector de escuela se encontró al frente de la mayoría de las encuestas a menos de un año de la elección. Son muchos los que anticipan que ese posicionamiento caerá por su propio peso. Recuerdan el proyecto del líder de Agrupación Atlántica para prohibir las murgas o la reciente iniciativa de Policía Local que promovía convertir en policías a todos: placeros, inspectores de tránsito, guardavidas. “Crece cuando no habla, cuando habla dice barbaridades. Si quiere ser candidato va a tener que hablar”, auguran.

A pesar de encabezar varias encuestas, Arroyo también pateó el tablero: “Hay que sacar del poder a Pulti, no le cierro la puerta a nada”.

Casi sin quererlo y sin hacer demasiado, Arroyo se encontró al frente de la mayoría de las encuestas a menos de un año de la elección.

¿Y ahora?

Baragiola y Arroyo no tienen mucho en común, o al menos eso se creía. Hoy, aunque provengan de espacios distintos, ideológicamente opuestos, tienen una meta común: el poder. Por caso, se mostraron en sintonía cuando el Concejo declaró persona no grata a Carlos Pampillón y se ausentaron. 

¿Quién fogonea esta alianza? Algunos miran de reojo a un massista despechado: Juan Garivoto. El histórico dirigente peronista tuvo en su poder el armado del Frente Renovador en las últimas elecciones. Así, logró que Cristian Azcona encabece la lista de concejales y que Gabriel Pampín desembarque en el Senado. Pero la performance estuvo lejos de convencer a Massa y este año le traspasó el poder a Faroni. Ahora, Garivoto busca “raspar” al productor teatral y piensa que la dupla Arroyo-Baragiola podría dejarlo fuera de competencia.

Si se concreta esta alianza, como una esposa descubierta con un amante impropio, Vilma deberá abandonar el hogar radical con lo que pueda llevarse. Todos los socios del Faunen ya anunciaron que no avalan el acercamiento con Arroyo. El radical Gustavo “Tato” Serebrinsky también le pegó duro a la extitular del HCD. Hasta ahora, los integrantes del bloque de la UCR eligieron la prudencia. Apenas una declaración de Nicolás Maiorano que sonó más a expresión de deseo que a otra cosa: “No creo que la alianza se concrete”.

Seguramente, por estas horas comenzaremos a conocer sondeos de opinión acerca de esta posible alianza. Con los números en la mano, la dirigente radical y el referente de Agrupación Atlántica analizarán los pasos a seguir. Individualmente, hoy suman entre los dos cerca de 45 o 50 puntos, según las distintas encuestas. Si compiten mano a mano en la Paso, ¿el que gane podrá capitalizar los votos del otro? A simple vista parece difícil. Quienes ven en Arroyo una persona recta tienen elementos para presumir que Vilma no representa esos mismos principios. ¿Aquellos que encuentran en Baragiola una mujer que camina los barrios pueden suponer que Arroyo tiene ese perfil?

La opción podría ser que uno sea candidato a intendente y el otro a legislador provincial o nacional. Pero esta teoría tiene, hoy, dos contras. La primera es que para ello necesitan una estructura nacional que no tienen. El Faunen no recibirá a Arroyo, Faroni no se resigna a ceder el Frente Renovador y queda el macrismo que aún no tiene claro cómo avanzará. Y la segunda es saber quién abandonará su aspiración de ser intendente.

Tal vez en algunos meses todas estas líneas sean inútiles y la alianza de la que tanto se habló en estos días no se concrete. Tal vez los dos protagonistas hayan lanzado al aire la versión para ver la respuesta y al advertir que no es bien recibida aborten el plan. Más allá de lo que pase, lo que sí se concretó es la muestra cabal de que tanto Arroyo como Baragiola están dispuestos a descartar algunos principios con tal de llegar al poder.

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