Negociaciones y desacuerdos en la alianza entre Unidad Ciudadana y el PJ en provincia de Buenos Aires

Negociaciones y desacuerdos en la alianza entre Unidad Ciudadana y el PJ en provincia de Buenos Aires

Los armados y las especulaciones sobre las alianzas y candidaturas políticas no dejan respiro, aunque estemos transitando las fiestas de fin de año y el presidente Mauricio Macri haya decidido cerrar la persiana a su gestión hasta el año próximo, para tomarse un nuevo período de vacaciones. 

En la evaluación de todos los espacios políticos, la provincia de Buenos Aires, con el 38 por ciento de la población nacional e impacto similar en las urnas, cobra importancia determinante. Es allí, justamente, donde Cambiemos cuenta con su espada más sólida, la gobernadora María Eugenia Vidal, que evalúa contra reloj la posibilidad de disociar las elecciones nacionales y provinciales, para tratar de quitarse de encima el lastre que le signficaría participar de una boleta larga con el presidente Macri y, a la vez, debilitar el poder de fuego de Cristina Fernández de Kirchner, a quien una elección unificada le garantizaría el respaldo de la mayoría de los intendentes del conurbano. Es por esa razón que los jefes comunales han salido formalmente a torpedear la separación de ambas elecciones, en muchos casos más por temor a las sanciones que podrían sufrir en caso de no respaldar la voluntad de la ex presidente, que por su deseo de continuar bajo su égida. 

Del lado del peronismo nucleado en Alternativa Federal, parece quedar en claro que, aunque en el resto de las provincias la situación está relativamente controlada, se impone alcanzar un piso de 25 puntos, lo cual sólo sería posible en el caso de que las elecciones terminen disociándose efectivamente, lo que dejaría a los intendentes peronistas ya reelectos, y en libertad de negociar libremente su apoyo con las diversas alianzas en pugna de cara a la elección nacional. Es por esta razón que, en la reunión realizada el pasado miércoles 19 de diciembre en la Casa de Córdoba se haya tratado de exigir a Sergio Massa una especie de renunciamiento histórico, consistente en un paso al costado de una eventual candidatura presidencial en lugar de la de gobernador bonaerense, en caso de que prospere la redefinición del cronograma electoral. Inmediatamente, el jefe del Frente Renovador salió a declarar que, si bien mantiene la aspiración a la presidencia, estaría dispuesto a jugar en aquél lugar que resulte más instrumental para la victoria de ese espacio político. Sin embargo, está claro que Massa mantiene abiertos los canales de diálogo con el espacio compartido por Unidad Ciudadana y el PJ provincial, ante la eventualidad de que la propuesta de Alternativa Federal no llegue a concretarse. 

No sólo los intendentes tienen en claro el costo político que les significó a algunos de sus pares el haberse referenciado abiertamente con Florencio Randazzo en las elecciones de 2016 -como es fácil advertir en el deterioro de la situación municipal de Gabriel Katopodis (San Martín) o de “Juanchi” Zabaleta (Hurlingham)-, sino también organizaciones como el Movimiento Evita que, si bien consiguió equilibrar los costos de esa decisión a través de su capacidad de negociación con el ministerio de Desarrollo Social, ha establecido un fluido díálogo con el espacio liderado por Cristina. 

El miércoles pasado, mientras los gobernadores mantenían su reunión en la Casa de Córdoba en CABA, Leonardo Grosso, diputado nacional del Evita, se reunió con el intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, y acordó crear un frente “amplio" con Unidad Ciudadana y el PJ. 

En algunos distritos, esta política de unidad parece marchar sobre ruedas. Tales son los casos de Tigre, donde el respaldo a la reelección de Julio Zamora parece ser unánime, a punto de tal de incluir también al Frente Renovador. Situación similar se registraría en Lomas de Zamora, donde Martín Insaurralde no tiene oposición interna a la vista, y en Avellaneda, donde la hegemonía del intendente Jorge Ferraresi parece ser absoluta. En La Matanza, la reelección de Verónica Magariosólo podría truncarse en el caso de su eventual postulación a la gobernación provincial.

Sin embargo, hay otros distritos donde las cosas no están tan claras. Tres son los casos más relevantes en los que los mandatarios municipales en funciones pretenden ser reelectos, pero no podrían evitarse la confrontación interna: Moreno, San Martín y Hurlingham. 

En el caso de Moreno, el cristinista Walter Festa anunció su candidatura, pero es objeto de críticas demoledoras del Movimiento Evita, que promueve la candidatura alternativa de Mariel Fernández, que en la elección de 2017 revisó en la lista de Florencio Randazzo. 

En San Martín, en tanto, Unidad Ciudadana no le perdona a Gabriel Katopodis haber confrontado contra la lista de Cristina Fernández de Kirchner, y sostendrá en su contra la candidatura de Hernán Letcher, a diferencia del Evita, que respaldará al intendente en funciones.

Situación aún más frágil es la que experimenta en Hurlingham “Juanchi” Zabaleta, a quien Unidad Ciudadana opondrá a Martín Rodríguez, cuñado del “Cuervo” Andrés Larroque y actual presidente del Concejo Deliberante.

En otros distritos administrados por Cambiemos, el panorama es mucho más difuso, ya que hay varias candidaturas en danza. Tales son los casos de Morón, donde el Evita presentaría una candidatura alternativa a la del espacio de los hermanos Sabbatella, de Nuevo Encuentro; La Plata, donde Máximo Kirchner acaba de consagrar a Florencia Saintout, aunque suenan muchas otras alternativas, entre ellas, la del diputado peronista, Guillermo Escudero, y Mar del Plata, donde reina la confusión.

Como puede apreciarse, el juego está abierto, y no habrá vacaciones para los contendientes. Claro está que esta situación podría experimentar cambios drásticos en caso de la modificación del cronograma electoral, pero evaluar los escenarios posibles entra, por el momento, en el terreno de la futurología. 

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