El 31 de Mayo es el Día Mundial sin Tabaco y el diputado Santiago Nardelli presentó un proyecto a los efectos de incluir las prestaciones, su cobertura, asistencia y rehabilitación. Contempla las intervenciones conductuales y farmacológicas.
La atención y tratamiento de las patologías asociadas al consumo de tabaco implican un enorme costo que, año tras año, debe ser absorbido por los ciudadanos y afectan el presupuesto del área de salud.
El consumo de tabaco es, según la Organización Mundial de la Salud, factor de riesgo para seis de las ocho principales causas de muerte.
En la República Argentina, la mortalidad asociada a esta causa supera, cada año, las 40.000 personas y se refleja en altos costos cercanos al 15% del gasto en salud, resultando mayor, incluso, al lo percibido en concepto de impuestos a los cigarrillos.
Lo paradójico de esta terrible situación, es que el consumo de tabaco es uno de los cuatro factores de riesgo compartidos por las Enfermedades No Transmisibles (ENT) y por tal motivo su reducción o prevención está al alcance de las políticas públicas.
Sin embargo, el Ministerio de Salud de la Nación informa que, a pesar de que los tratamientos de cesación son extremadamente costo-efectivos, actualmente, sólo el 14 % de la población mundial tiene acceso a ellos. Destacando que en este aspecto, merecen especial referencia el consejo, las líneas telefónicas y las opciones farmacológica.
En base a la información científica mencionada precedentemente y las recomendaciones de los organismos sanitarios internacionales, se considera imprescindible que el IOMA, incluya dentro de su plan de cobertura el tratamiento de la adicción al tabaco. Ello traerá aparejada un doble beneficio, ya que por un lado permitirá mejorar la calidad de vida de los afiliados a esta obra social y reducirá la carga que sobre el sistema de salud representa la atención de las enfermedades asociadas al tabaquismo.
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