Ahí viene Francisco “Manija” Mústico con La Bombonera fija en su mirada. Está contento, ansioso, pero también denota algunos síntomas de tranquilidad. Ya no es aquel gran delantero que metía miedo, que se tiñó de héroe la noche del 11 de noviembre de 1975, cuando marcó el gol más importante de su carrera en el 2-1 ante Boca.

Lo saludan todos. Hasta el movilero de TyC Sports que lo invita a recordar en vivo aquella proeza deportiva, 40 años después. Toma su acreditación (ahora oficia de comentarista para Radio FM Cielo, junto a Carlos Gonzalo, Francisco Giovanoni y Juanfer Blaires) e ingresa al estadio. Ya dentro, mira para todos lados. Charla con sus colegas, se sienta en el palco de prensa ubicado a un par de metros de la segunda bandeja de “La 12” y esboza una sonrisa. Seguramente haya revivido interiormente cada instante de aquel histórico triunfo, mucho más su gol en el arco de enfrente.

Ahí viene Ángel Vildozo con una sonrisa inocultable. En cuero, extenuado, un par de minutos después del inolvidable 3-0 ante Boca. Él, protagonista principal con su “vaselina” ante Agustín Orión. El responsable del último festejo del “Tiburón” a los 44’ del segundo tiempo. Cuatro minutos después (y 40 años después) de la celebración de “Mústico” (convirtió a los 40’ del complemento), en arcos diferentes, pero con un final idéntico: la felicidad y la hazaña fue netamente marplatense.

Ahora los dos están juntos. Ambos con una felicidad admirable. Se conocen, se respetan, hasta se admiran. Delanteros, goleadores y figuras, cada uno en su época, de un Aldosivi que sigue dando que hablar. Que sigue escribiendo páginas gloriosas. Los flashes impactan sus rostros, hablan de fútbol, se abrazan y adelantan: “Nos vemos en la semana”. Se despiden y cada uno marcha por su lado con un denominador común: quedarán en la historia como parte de los jugadores que amargaron a Boca en La Bombonera.

“Lo viví con gran emoción. Volver a La Bombonera con Aldosivi fue muy fuerte”, dice Francisco Mústico mientras empieza a despedirse del estadio Alberto J. Armando en plena conversación con “el Retrato…”. “Había venido a ver un par de superclásicos, pero hacía más de 10 años que no pisaba esta cancha”, agrega el confeso hincha de Boca haciendo alusión a la final entre Boca y Bolívar por Copa Sudamericana (2004).

“Fue una actuación brillante de Aldosivi. Siempre motiva enfrentar a los equipos grandes y hoy quedó claro. Así lo entendieron los jugadores que dieron un plus y se llevaron un triunfo inolvidable”, sostiene y resalta: “Lo que más me gustó fueron las ganas de los jugadores. Fue un equipo muy bien parado”.

“No soy yo solo, somos tres los jugadores que marcamos esta noche (domingo). Siempre es lindo quedar en la historia del club, ojalá que un futuro la gente nos recuerde”, declara por su parte Ángel Vildozo antes de abrazarse con Mústico.

-Te pusiste un poco nervioso en la definición…

-(Risas). Con Fede (León) lo hablábamos en el vestuario. Siempre me reta porque cara a cara con el arquero intento picarla. ‘No la piques más’, me dice. Bueno, esta vez se me dio y pude festejar.

-Después de aquel gol ante Gimnasia de Jujuy y posterior operación, no habías podido convertir. ¿Lo viviste de manera muy particular?

-Obvio que sí. Inmediatamente me acordé de mi mujer y mis hijas. Ellas estuvieron cerca de mí cuando me operé en diciembre y la recuperación posterior. Ellas se bancaron mi fastidio por empezar de atrás y no tener tantos minutos en cancha. Ellas ahora deben estar muy felices por lo que hice e hicimos hoy.

-¿Lo necesitabas?

-Sí. Necesitaba hacer un gol por mí, por el trabajo que estaba haciendo, pero también para ayudar al equipo. Me tenía mucha fe.

-¿Por qué ganaron?

-Las atajadas de Pablo (Campodónico), la solidez defensiva y táctica, más los destellos de Roger (Martínez) fueron muy importantes para definir el partido. En sí, fuimos muy inteligentes y pícaros. Tuvimos mucha viveza en los momentos claves. Se notó el trabajo que hicimos durante la semana para preparar este encuentro.

Así lo vivieron Mústico y Vildozo, antes y después del 3-0 final. Una historia que unió el pasado y el presente, separados por 40 años y abrazados por una nueva proeza de Aldosivi.