Mussi: un “Baroncito” acorralado por la Justicia

Mussi: un “Baroncito” acorralado por la Justicia

Dos causas preocupan al intendente de Berazategui: en una, se lo imputa por “envenenamiento”, a raíz del brote de gastroenterocolitis por agua contaminada que en abril pasado afectó a miles de vecinos de ese distrito. En otro caso, se lo acusa por millonarias irregularidades en las cuentas públicas, que fueron reveladas por Hoy.

 

La Justicia avanza sobre el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, en dos sendas causas: en una, iniciada en base a un informe de Hoy, se lo investiga por presunto enriquecimiento ilícito y por distintas irregularidades detectadas por el Honorable Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires (HTC), que incluyen faltantes de documentación sobre cuentas bancarias por más de $10 millones, así como la “ausencia de comprobantes y contrataciones de asesores fantasmas”. En la otra, se lo imputa por “envenenamiento”, a raíz del brote de gastroenterocolitis que en abril pasado afectó -según cifras oficiales- a 1.200 vecinos, entre los que fallecieron dos menores, presuntamente por la contaminación del agua que provee el municipio.

Ambos casos están alojados en el Juzgado Federal de Quilmes, cuyo titular es Luis Armella, y para el denunciante, el médico y dirigente de la UCR, Jorge Fernando Naddaf, “la corrupción” es el patrón común que las une: “Hay una relación intrínseca entre una y otra, porque el dinero que debería haberse destinado a obras de infraestructura para mejorar y asegurar el proveimiento de servicios básicos a la población, habría sido desviado delictivamente a los bolsillos de los funcionarios”, sentenció a este medio.  

Las cuentas que no cierran

El 25 de febrero pasado, desde estas páginas publicamos un informe titulado “El Baroncito de las irregularidades”, donde se daba cuenta de un fallo del HTC, que multó a Mussi por gastos no justificados y falta de claridad en las cuentas municipales. Así, desaprobó erogaciones por la suma de $3.527.445,84, advirtió documentación faltante sobre depósitos y cheques por más de $10 millones, al tiempo que detectó severas irregularidades en la instrumentación del plan K Argentina Trabaja, que solo en Berazategui insumió $131 millones.

Con ese informe como prueba, el pasado 15 de abril Naddaf se presentó en el Juzgado de Armella “para que investigue las irregularidades”, que el “Baroncito” del Conurbano -según apodan sus detractores al jefe comunal-, intentó minimizar por basarse en “notas periodísticas”.

No obstante, la Sala III de la Cámara Federal de La Plata dio curso a la acusación y ordenó al juzgado quilmeño continuar investigando. 

Por esto, el mes pasado, más de 50 gendarmes rodearon y ocuparon el edificio comunal buscando “papeles” e “información” sobre la denuncia por las irregularidades desprendidas del dictamen del HTC, el supuesto enriquecimiento ilícito, y la presunta malversación y defraudación sobre el Plan Argentina Trabaja.

Agua contaminada: lo allanado y lo ocultado

“Hasta el momento, los estudios bromatológicos dieron como resultado que el agua es apta para consumo humano”, dijo Mussi en las primeras semanas de abril, mientras el brote de gastroenterocolitis se extendía en forma preocupante sobre la comuna que gobierna y obligaba a tomar medidas como la suspensión de clases.

Pero cuando el número de afectados -siempre según los registros oficiales- superó los mil, los hospitales empezaron a colapsar y se lamentaron dos víctimas fatales, Naddaf no lo dudó y denunció al jefe comunal por “desidia, inoperancia o irresponsabilidad” ante la problemática.

Según se desprende del expediente, al que accedió este diario, la Justicia ordenó secuestrar documentación relacionada con el suministro de agua potable y comprobó el “bajo nivel o ausencia de cloro”, altos niveles de bacterias y sustancias tóxicas, que no era “apta para consumo humano” y, por consiguiente, que fue la “fuente más probable” del brote.

El juez, a su vez, solicitó informes al Organismo de Control de Aguas de Buenos Aires (Ocaba), pero el organismo, al igual que el Ministerio de Salud, acusó “dificultades para entrar a Berazategui”, puesto que el municipio se negó a brindar “información sobre la ubicación de los pozos”. 

Secreto turbio

¿Qué pretendía ocultar este “Baroncito” del Conurbano? (tal como apodan sus detractores al menor de los Mussi). La inconfesada “turbidez” del suministro, con su “olor, color, arsénico, nitrato, coliformes totales y fecales, nitrato, teracloruro de carbono, cloruro y cloro libre (…) por fuera de los parámetros permisibles”, tal como constataron los análisis realizados por el Departamento de Delitos Ambientales de la Policía Federal.

La conclusión fue que, para que el agua sea potable, por ejemplo, tiene que tener ausencia de coliformes fecales, ya que esta bacteria “puede generar una enfermedad transmitida” por el líquido, pudiendo provocar “infección urinaria, diarrea, gastroenteritis, meningitis, etc”; sobre la presencia de arsénico, se advirtió que es “una de las pocas sustancias que producen cáncer por consumo de agua potable”; en tanto que en lo relativo al cloro, se detectaron zonas con exceso del químico, lo que puede causar “irritación gástrica”, pero también con ausencia del mismo, “favoreciendo la proliferación de bacterias”.

En la serie de allanamientos realizados, la Justicia halló, además, que la comuna berazateguense tenía conocimiento de que el agua “estaba contaminada y/o no era potable”. Así surge de registros y estadísticas que van de 2011 a 2016, y que el gobierno de los Mussi ocultó bajo siete llaves.

Pese al brote de abril, que el “Baroncito” se empecinó en minimizar, y a la medida cautelar que ordenó al municipio brindar “agua segura, potable y apta para su consumo”, la última medida judicial ordenada por Armella el 4 de agosto de 2016 ratificó que la presencia de sustancias tóxicas continúa en el suministro y que, como aseveró Naddaf, los berazateguenses toman “agua contaminada”.

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