Murió Leonardo Favio

Fuad Jorge Jury, más conocido como Leonardo Favio, murió a los 74 años en el Sanatorio Anchorena. Él se encontraba internado desde hacía un tiempo, luego de varias complicaciones de salud como consecuencia del agravamiento de un cuadro de afecciones crónicas que sufría desde hacía años y que en los últimos tiempos había provocado un marcado deterioro en su estado general.
A fines de agosto de este año, Leonardo Favio tuvo un merecido homenaje en la Cámara de Diputados. El director de cine recibió el Diploma de Honor Presidente Néstor Kirchner “por su trayectoria artística y sus convicciones intransferibles”.

En septiembre estuvo internado en el Sanatorio Anchorena, en terapia intensiva, debido a un fuerte cuadro de neumonía. Sus restos serán velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso desde las 20 horas.

El creador de los filmes “Juan Moreira”, “Nazareno Cruz y el lobo”, “Perón, sinfonía del sentimiento”, “Gatica, el mono” y “Aniceto” se destacó también como productor, cantante, actor, compositor y guionista.

Leonardo Favio nació el 28 de mayo en 1938 en la provincia de Mendoza y su infancia la pasó en Luján de Cuyo, sumido en la pobreza.

Favio construyó a lo largo de una extensa carrera artística y, fundamentalmente desde el cine, una estética personal en la que reconoció y expresó una filiación y pertenencia ideológica, resaltando la dimensión afectiva que incorpora a la política argentina el Peronismo como novedad histórica.

Llega a Buenos Aires antes de los ’50 para el servicio militar y años después impresiona a directores como Leopoldo Torre Nilsson, que buscan para sus películas personajes jóvenes con contradicciones.

De la mano de Torre Nilsson apareció en películas memorables, como “El secuestrador” (1958), “La casa del ángel” (1960), “Fin de fiesta” (1961), que lo impusieron como actor, mientras que comenzaba a la ganarlo la idea de convertirse él mismo en director, tarea en la que comenzó con un par de cortos, debutando en el largometraje con una obra maestra que tituló “Crónica de un niño solo” en 1964.

En esa época comienza su carrera como cantante, obteniendo una fuerte respuesta popular y masiva con temas propios y ajenos que se convirtieron en éxitos del momento como “Ella ya me olvidó”, “Fuiste mía un verano” y “Para saber lo que es la soledad”. “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más”, es el título completo de la segunda película de Favio, que estrenó en 1967.

Adaptación del cuento “El cenizo”, de su hermano Jorge Zuhair Jury, esta segunda película tuvo como figuras principales a Federico Luppi (su primer protagónico en el cine), Elsa Daniel, María Vaner y al hasta entonces locutor Edgardo Suárez.

En 1967 se une a María Vaner, con quien convivió hasta 1973, actriz que debió marchar al exilio en 1974 con los dos hijos de ambos, luego de ser amenazada por la Triple A. Favio siguió el camino de Vaner, a partir del establecimiento de la dictadura militar en 1976, pero no fue a España como su ex mujer sino que se estableció en Colombia, vinculándose sentimentalmente con Carola, su segunda esposa.

En 1972 fue invitado por Juan Domingo Perón a acompañarlo en el chárter que lo regresaría a la Argentina tras su largo exilio el 17 de noviembre.

Con la vuelta a la democracia en 1973, y en coincidencia con su activa militancia política que volvía al primer plano, Favio lanzó la que se convertiría en su una suerte de obra cumbre, “Juan Moreira”, estrenada el 25 de mayo de ese año.

Inspirada en el relato homónimo de Eduardo Gutiérrez, pero con la impronta de su hermano Zuhair Jury y la locura que él mismo le aportó pudo contar la historia de este antihéroe y su relación con la política, la violencia y la muerte.

En junio de 1973 fue designado para conducir el acto del retorno definitivo de Perón a la Argentina, el 20 de junio, que derivó en un enfrentamiento armado entre diferentes corrientes conocido como la Masacre de Ezeiza, en el que el artista intentó detener la violencia, sin conseguir su propósito de detener la tragedia que lo marcó a fuego.

En 1975 estrenó “Nazareno Cruz y el lobo”, inspirado en una radionovela del escritor Juan Carlos Chiappe, película con la que llegó a la cumbre del éxito. Si bien no existe un registro exacto de los espectadores que la vieron, se sigue considerando al filme de Favio protagonizado por Juan José Camero y Alfredo Alcón, como el más taquillero de la historia del cine nacional, superando incluso a “El santo de la espada” y “El secreto de sus ojos”.

Los personajes elegidos por Favio en esta etapa están condenados a un destino trágico, sean míticos, fantásticos, o los reales de “Soñar, soñar”, su película menos vista, en la que reunió a Carlos Monzón con el cantante Gian Franco Pagliaro, estrenada en coincidencia con el golpe militar de 1976.

Durante buena parte de la dictadura, Favio emprende su vuelta a la balada romántica, con la que recorrió toda América Latina y con la que logró imponerse en varios países, un paréntesis de cine que se extendió hasta 1987.

De esos tiempos son discos como “En concierto en Ecuador” (1978), “Aquí está Leonardo Favio” (1983), “Yo soy” (1985), “Amar o morir” (1987), “Más que un loco” (1988), además de numerosas presentaciones en vivo frente a multitudes. “Gatica, el mono” (1993) lo llevó a la reconstrucción histórica, viajar hasta la década del ’50, el momento en que coincidieron el púgil José María Gatica con Juan Domingo Perón, una obra para la que convocó al entonces debutante Edgardo Nieva, reencuentro de Favio con el mejor cine y el éxito.

Si bien nació como un encargo, el documental “Perón, sinfonía del sentimiento” (1999) se convirtió en una de sus obras más personales, tanto por el tema y la pasión que implicaba, como por su forma de encarar una historia que parecía inabarcable.

El filme fue dedicado a Héctor J. Cámpora, Hugo del Carril, Ricardo Carpani, Rodolfo Walsh y al grupo de trabajadores y estudiantes del Grupo Cine Liberación, que impulsaron Fernando Solanas, Octavio Getino y Gerardo Vallejo.

Favio volvió a la carga con un sueño: el de convertir en ballet cinematográfico a “Aniceto”, tal como se llamó el filme protagonizado por Hernán Piquín, con música de Iván Wyszogrod, que ganó nueve premios Cóndor de Plata.

Su último trabajo fue “La buena gente”, uno de los cortos integrantes del grupo de los dedicados al Bicentenario producidos por la Secretaría de Cultura de la Nación.

En carpeta Favio atesoraba “El mantel de hule”, una historia en la que incluiría muchas referencias personales relacionadas con su infancia en Mendoza.

De todos los grandes creadores de la historia del cine nacional, Favio fue el más genuino y el más identificable, curiosamente también el más exitoso.

En su última aparición frente a público al recibir en 2009 los Cóndor de Plata por “Aniceto” predijo: “Nadie podrá decir de mí que fui un desagradecido”, y lo demostró agradeciendo el presente político y cultural de la Argentina, “…con el que soñaba desde chico”.

En una entrevista reciente, el artista había destacado que “hay que tener dignidad para morir”.

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