Una multitud disfrutó del folclore y el tango en el último día de La Rural

Una multitud disfrutó del folclore y el tango en el último día de La Rural

Los Nocheros cerraron la muestra de Palermo con un recital en la pista central. Antes se organizó una milonga en la que participó el público. En 11 días hubo más de 830 mil visitantes.

En el último día de La Rural, la estrella de la jornada no fueron las vacas, los conejos ni los chanchitos. Esta vez los flashes fueron para Los Nocheros, que dieron un show de cierre ante una multitud que se agolpó en la arena de la pista central de Palermo para bailar y entonar las baladas del cuarteto folclórico. Así concluyó la muestra ganadera que en su 128° edición fue visitada por más de 830 mil personas.

Desde bien temprano se notaba que algo especial iba a suceder. En vez de los típicos bramidos de las bestias, se escuchaba cómo alguien, oculto tras el cortinado del escenario, punteaba una guitarra. El sol se fue escondiendo y los curiosos se multiplicaban, mientras una música de fondo alimentaba la impaciencia. Dos minutos antes de las 19, Los Nocheros hicieron su aparición y sedujeron a la multitud durante casi una hora. La noche arrancó con Chacarera del rancho, siguió con Cantando Salta y sorprendió a la muchedumbre con las versiones de Alfonsina y el Mar y El arriero. Cuando parecía que el show había terminado, volvieron a subir para entonar Te Vas y cerraron con La Cerrillana.

“Vine a acompañar a mi mamá que es fanática del grupo, tiene casi todos los discos, pero nunca los pudo escuchar en vivo. Cuando se enteró que iban a estar en La Rural me pidió si la podía acompañar”, contó a Clarín Teresa Lambert, que se acercó temprano a la pista central para asegurarse un buen lugar.

Más temprano, para celebrar El Día de la Ciudad, el Gobierno porteño reprodujo en el Pabellón Frers una típica cuadra del barrio de La Boca, con un intenso fondo amarillo, donde los visitantes se cruzaban con diferentes artistas que realizaban trucos de magia, dibujos en caricatura y maquillaje al estilo del filete porteño. Todo salpicado con relatos y anécdotas del arrabal.

Una de las atracciones de este paseo fue el corto de 8 minutos llamado Buenos Aires Experience, proyectado en una pantalla de 360 grados. Con música del Polaco Goyeneche, Aníbal Troilo y otros ases del tango, el filme es una aproximación a los diferentes barrios porteños, donde se retrata la costumbre del cafetín, la pasión por el billar y los atardeceres en el Río de la Plata.

En el patio de baile, ante la mirada vidriosa de algunos gauchos con sus aperos, se replicó una milonga callejera. La idea fue recrear la típica sensualidad de los cuerpos enlazados. Y además, permitirle al público ver en pista y fotografiarse con un grupo de expertos acróbatas del tango.

Los bailarines convidaban a los presentes a darse el gusto de bailar unos compases.

“Cuando la chica me tiró el brazo me dio un poco de vergüenza porque son profesionales, son de otra liga. Pero por suerte me animé y fue algo que no me voy a olvidar. No podés creer cómo te zarandean, lo bien que acomodan el cuerpo. Te hacen creer que es fácil bailar, pero la verdad es que son pura magia”, explicó Antonio Dinuzzio, minutos después de dejar la pista y con las emociones bien frescas.

Pese al frío que se hizo sentir con rigor en los sectores descubiertos, los visitantes se agolpaban para recorrer cada rincón. A la tarde, cuando el sol volvía la pista amigable, se llevó a cabo el concurso de salto hípico. Se trata de una competencia oficial en la que participaron jinetes y amazonas de todos los clubes hípicos de la provincia, una actividad que desde hace 27 años se realiza el último día de la muestra.

Las duplas de caballos y jinetes fueron ovacionados por más de tres mil personas que siguieron el show desde las tribunas. “Las categorías en competencia fueron amateur, niños, amazonas y tercer. En total fueron 32 jinetes. Lo que el jurado evaluaba era dos aspectos: por un lado la velocidad, lo que implica que si volteás un palo te suman 5 segundos; y faltas, donde cada palo golpeado suma cuatro puntos en contra”, indica Gonzalo Albaracín, presidente del comité organizador de saltos hípicos.

Fue una de las últimas postales de la muestra. Con la bajada del telón, y mientras el público se iba marchando con una sonrisa tras el concierto de Los Nocheros, los cuidadores y cabañeros, entre eternas ruedas de mate, comenzaban a desarmar las jaulas, preparar a los animales para el viaje de regreso y dejar el desequilibrio de la ciudad para volver a la armonía del campo. Y de algún modo despedirse de Palermo para en un año volver a empezar.

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