Mujica no cree en ultimátum

Mujica no cree en ultimátum
A una pregunta sobre el supuesto “ultimátum”, el presidente de Uruguay dijo que los ultimátum sólo los daba Dios. La Cancillería argentina aclaró que no lo hubo y que la frase era una “provocación” de medios afines a Botnia.

A falta de puente cortado, los medios echan fuego a los intentos de retomar el diálogo por Botnia. Luego de que el canciller Héctor Timerman señalara que iba a “esperar un par de días” para llevar la denuncia ante la Corte de La Haya, ayer un cronista preguntó en Montevideo al presidente uruguayo, José Mujica, qué le parecía el “ultimátum” dado por la Argentina. “¿Ultimátum? El único que da un ultimátum es Dios”, contestó el mandatario. Mujica no quiso hacer otra declaración sobre la pastera, pero la frase pasó de inmediato a las portadas de las web de todos los diarios uruguayos.

La Cancillería argentina debió salir a aclarar que no había habido ningún ultimátum. “Es una provocación inventada por medios afines a UPM”, advirtió la cartera en la cuenta oficial de Twitter.

El miércoles, Timerman pidió formalmente al gobierno uruguayo que retrotraiga su decisión de autorizar a UPM-Botnia a aumentar su producción. Lo hizo después de presentar el informe argentino sobre las mediciones de impacto ambiental en la pastera. En sus resultados, el trabajo de los integrantes argentinos del comité científico muestra que la planta vuelca cantidades excesivas de fósforo, cromo y níquel, la temperatura de su efluente supera en un 60 por ciento la condición natural del río y que en sus desagües pluviales, así como en el efluente, se detectaron restos del pesticida endosulfán, de uso prohibido.

El planteo argentino en rechazo a que Botnia aumente su producción reúne varios motivos. Por un lado, el de que el río Uruguay tiene niveles de saturación altos, por los que no es conveniente que la planta lo recargue. Un dato que no debe olvidarse es que el efluente de UPM tira al río 61 millones de litros por día.

Un segundo motivo de rechazo es que tanto la empresa como los funcionarios uruguayos –según denunció el gobierno argentino– han puesto obstáculos al monitoreo de UPM-Botnia, por lo que el control que se está haciendo no sólo es dificultoso, sino incompleto. Por ejemplo, hay una sonda comprada hace un año que todavía no se ha podido instalar por la oposición de la empresa. De la misma manera, las autoridades uruguayas se vienen negando hace tres años a colocar en la zona dos jaulas con almejas, para que funcionen como bioalarmas.

Por otra parte se suman razones de orden legal: el Tratado del Río Uruguay establece que las decisiones que afecten al río compartido deben ser tomadas por consenso, siguiendo un mecanismo de consulta e información entre los dos países. En esta línea también está el fallo de la Corte de La Haya, que emitió su dictamen en base a una producción de Botnia de un millón de toneladas de pasta de celulosa por año.

El canciller pidió por eso a Uruguay que “retrotraiga” la decisión de otorgar el permiso que habilita a UPM a producir 1,3 millón de toneladas anuales, para poder “volver a la mesa de diálogo”. Por otra parte, consideró que el gobierno uruguayo, con el permiso otorgado a la transnacional, “privilegia los intereses de UPM sobre la historia de dos pueblos hermanos”.

Al margen del corto comentario de Mujica a los cronistas, el gobierno uruguayo guardó silencio sobre el pedido argentino de rever la autorización dada a Botnia. Fuentes de la Cancillería oriental dijeron a la agencia EFE que mientras el canciller Luis Almagro esté fuera del país (se encuentra de viaje en Japón), “no se va a hablar del tema”.

“El presidente pidió silencio, así que en la medida en que el canciller no esté, no se va a responder a los dichos del canciller argentino Héctor Timerman”, dijo el consultado. De todas maneras, voceros del gobierno uruguayo ratificaron que la decisión de otorgar el permiso a Botnia “no” tendrá marcha atrás.

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