"Muchos entregan el examen PISA en blanco o hacen TA-TE-TI"

"Muchos entregan el examen PISA en blanco o hacen TA-TE-TI"
Alumnos y docentes dieron cuenta de esta situación después de conocerse los malos resultados que obtuvo Argentina (incluyendo a Mendoza) en la evaluación educativa más importante del mundo.

La enorme cantidad de comentarios y testimonios que recibieron las notas sobre los malos resultados educativos obtenidos por Argentina en los exámenes PISA (Program for International Student Assessment) llama a la reflexión y a explicar algunos puntos.

El PISA, recordemos, es la más prestigiosa evaluación internacional para medir el nivel educativo de los estudiantes de 15 años en el nivel secundario.

Después de conocerse los resultados, hubo alumnos que confesaron haber rendido el examen en Mendoza y no haberle dado la importancia suficiente “por no tener nota y por no ser obligatorio”. Incluso aseguraron que muchos de sus compañeros, ante esta supuesta falta de estímulo, terminaron haciendo TA-TE-TI para sacarse el trámite de encima.

No faltan docentes que dan cuenta de la misma situación citando el siguiente diálogo:

-Profe: ¿cuenta en algo lo que hagamos o no?

-Es su deber como alumnos hacer bien todo lo que puedan.

- Ahhh bueee, entonces tome.

“Un cuarto de los alumnos sólo firmó y entregó y me atrevo a decir que "todo el resto" hizo TA-TE-TI"”, comentó una profesora al respecto.

Los exámenes PISA tienen una metodología especial en la que sobresalen tres puntos que deben ser aclarados.

1-Se desconoce absolutamente cuáles serán las preguntas que se harán a los alumnos en el examen hasta el día en el que se rinden. Sólo se saben las áreas: ciencias, matemática y lengua. Esto es para no perder objetividad ni que los alumnos tengan oportunidad de estudiar. La idea es ver el nivel que tienen a la fecha de la evaluación sin preparaciones previas que contaminen los resultados.

2-Los alumnos son elegidos al azar. No hay posibilidad de determinar de antemano que los estudiantes con mejores rendimientos sean los que rindan el examen PISA. Esto también es para lograr los objetivos señalados en el punto anterior.

3-También para no perder objetividad es que los evaluadores evitan cualquier clase de presión sobre los alumnos, de modo tal que los nervios no les jueguen una mala pasada. Por eso no hay “nota” ni demasiado discurso al respecto de parte de los docentes.

Entregar en blanco o hacer TA-TE-TI como forma de justificar el bajo rendimiento en la falta de estímulo por algunos alumnos es, por ende, inaceptable.

Esta costumbre no se da sólo en estas pruebas internacionales que no tienen nota ni “premio”. Son muchos los chicos que no tienen tapujos en levantarse a los cinco minutos de comenzado un examen, darlo por finalizado con una firma y, con cara de piedra, salir del curso a publicar en las redes sociales lo que acaban de hacer con cierto tono de rebeldía y cero vergüenza.

La diferencia es que el examen PISA no da “otra oportunidad”, lo que en el sistema educativo mendocino sí se contempla, varias veces, con artilugios matemáticos que elevan los promedios, mesas recontra especiales y la presión solapada sobre los docentes que desaprueban demasiados chicos y complican las estadísticas.

Según los PISA 2012 de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE) los chicos argentinos tienen problemas para resolver cálculos matemáticos bastante simples, serias dificultades para comprender lo que leen y les cuesta mucho producir textos. Esto se repite desde el 2000.

Sin embargo, las estadísticas de la Dirección General de Escuelas (DGE) muestran en los últimos años cada vez mejores resultados, menos repetidores y una terminalidad escolar cada vez más exitosa.

Algo no cuadra. Si los chicos aprueban, repiten menos, y la terminalidad escolar es cada vez más exitosa, es porque los alumnos saben sacar cuentas, andan bien en ciencias y no tienen problemas de lectoescritura.

Una de dos: o los exámenes PISA no dan una visión acertada de lo que pasa en el nivel medio mendocino y argentino, o es la DGE la que está equivocada al aprobar chicos que no saben matemática, ciencias, leer ni escribir.

Comentá la nota