Mortalidad infantil, una tasa en baja

Mortalidad infantil, una tasa en baja

La cifra corresponde al período entre 1990 y 2013, según un informe de la ONU. El número supera en cuatro puntos el promedio de descenso mundial, que fue del 49 por ciento. En ese lapso, la mortalidad neonatal cayó en el país de 16 a 7 por cada mil nacidos vivos.

La mortalidad infantil en la Argentina fue en 2013 de 13 por mil en el segmento de niños menores de 5 años, un valor 53 por ciento inferior a las 28 muertes por mil que se producían en 1990, según un informe dado a conocer por Naciones Unidas.

El informe Niveles y Tendencias de la mortalidad infantil de 2014, una publicación anual del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre Estimaciones de la Mortalidad Infantil, encabezado por Unicef, señala también que en un porcentaje similar disminuyó en Argentina la mortalidad neonatal (bebés menores de un mes), que cayó de 16 a 7 por cada mil nacidos vivos entre 1990 y 2013.

El trabajo reveló además que las tasas de mortalidad infantil en el mundo descendieron en un 49 por ciento en ese período, aunque “todavía está lejos de alcanzar la meta mundial de la reducción en dos terceras partes para 2015”.

En América latina y el Caribe, así como Asia y Africa del Norte, ya consiguieron reducir su tasa de mortalidad de menores de 5 años en más de dos terceras partes desde 1990.

A nivel mundial, en 2013 murieron 6,3 millones de niños menores de 5 años, en su mayor parte por causas prevenibles, cifra que representa un descenso de 200.000 muertes respecto de 2012 pero que, aun así, se sigue traduciendo en 17.000 decesos infantiles cada día.

“Se registró un progreso espectacular y cada vez más rápido en la reducción de la mortalidad en la infancia, y los datos revelan que el éxito es posible incluso en los países que cuentan con pocos recursos”, declaró Mickey Chopra, jefe de los programas de salud mundial de Unicef. Y añadió que “países de todo el mundo están mostrando un creciente interés por garantizar la aplicación de intervenciones probadas, eficaces y rentables con las que poder salvar el mayor número de vidas posible”, aunque el informe advierte que “los esfuerzos no son suficientes”.

Las principales causas de muerte de menores de 5 años son las complicaciones derivadas del nacimiento prematuro (17 por ciento), la neumonía (15 por ciento), las complicaciones en el preparto y el alumbramiento (11 por ciento), la diarrea (9 por ciento) y el paludismo (7 por ciento), en tanto la subnutrición origina casi la mitad de todas las muertes de menores de 5 años.

Entre las conclusiones del relevamiento se destacó que los chicos nacidos en Angola, el país con la tasa de mortalidad de menores de 5 años más elevada del mundo (167 por cada mil nacidos vivos), tienen 84 veces más probabilidades de morir antes de cumplir los 5 años que los que nacen en Luxemburgo, que tiene el índice más bajo: 2 por cada mil. “Dentro de un mismo país son factores clave la riqueza relativa, el nivel educativo y la ubicación: el riesgo de un niño o niña de morir aumenta si nace en una zona rural remota, en un hogar pobre o de una madre que no ha recibido educación”, apunta el informe.

Otra conclusión fue que si bien en Africa subsahariana las tasas de mortalidad de menores de 5 años se redujeron en un 48 por ciento desde 1990, la región continúa registrando el índice más elevado del mundo, con 92 muertes por cada mil nacidos vivos, lo que representa casi 15 veces el promedio de los países de ingresos altos.

En referencia a la mortalidad neonatal, en 2013 murieron en el mundo durante su primer mes de vida 2,8 millones de bebés, lo que representa cerca del 44 por ciento de todas las muertes de menores de 5 años, y dos terceras partes sucedieron en sólo 10 países. “Si bien el número de muertes neonatales disminuyó, el progreso fue más lento que el logrado en relación con la tasa general de mortalidad de menores de 5 años”, indica el informe.

Otro documento difundido también por Unicef, sobre El compromiso con la supervivencia infantil: una promesa renovada, precisa que “un millón de niños mueren aun en su primer día de vida, en su mayoría debido a causas prevenibles”. Entre las principales conclusiones de este estudio se menciona que “sólo cerca de la mitad de las mujeres de todo el mundo recibe las cuatro visitas prenatales que se recomiendan como mínimo durante el embarazo”, y que “las tasas de mortalidad más elevadas corresponden a los bebés de mujeres menores de 20 años o mayores de 40”.

“Las complicaciones durante el preparto y el parto ocasionan cerca de una cuarta parte de todas las muertes neonatales del mundo, en tanto en 2012, uno de cada tres bebés (unos 44 millones) vino al mundo sin la asistencia de personal sanitario adecuado”, detalla.

Como contrapartida, el informe destaca que las mejoras más notables en la supervivencia infantil se deben en parte a intervenciones asequibles y basadas en la evidencia para combatir las principales enfermedades infecciosas, por ejemplo la inmunización, el uso de mosquiteras tratadas con insecticida, los tratamientos de rehidratación contra la diarrea y la administración de suplementos nutricionales y alimentos terapéuticos.

En junio de este año, la OMS, Unicef y aliados publicaron el primer plan mundial para prevenir las muertes de recién nacidos para 2035, un llamado a todos los países para que adopten medidas orientadas a prestar servicios de salud básicos y rentables –en especial durante el período perinatal, a los bebés enfermos o los más pequeños– y a mejorar la calidad de la atención.

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