Un freezer a la intemperie, una mesa desvencijada, restos de cueros y chapas enrolladas como si fuera obra de un abrelatas gigante: testimonios de una vivienda que había allí hasta hace un par de días.
Es viernes por la mañana en barrio Monte Grande, ahora convertido ese punto en un lugar desprotegido. El dueño de la casa y la tapicería con rastros de resignación en el rostro mira a ninguna parte y le habla a un oyente invisible. “Y bueno, habrá que empezar de nuevo…”.
El tornado que el martes torturó a los vecinos de dos barrios de Río Tercero dejó a algunos a la intemperie y a otros con daños en sus viviendas. Hubo alrededor de 118 familias que fueron afectadas, cuatro casas sufrieron destrucción total, se volaron 40 techos y unas 80 viviendas tuvieron daños parciales.
Lentamente el barrio y los vecinos tratan de volver a la normalidad, aunque a algunos les llevará mucho tiempo lograrlo.
Adrián Vitali, secretario de Participación Social de la Municipalidad, confirmó que las personas que debieron abandonar sus casas se reubicaron con familiares, dentro del mismo barrio. “No quieren abandonar su lugar y es comprensible”, aseguró.
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