Mientras el peronismo profundiza su crisis, Vidal avanza con la poda en la provincia

Mientras el peronismo profundiza su crisis, Vidal avanza con la poda en la provincia

Las gobernadora María Eugenia Vidal, que mientras se escriben estas líneas se encuentra en viaje a China para conseguir inversiones, logró esta semana instalar con más fuerza que nunca le necesidad de un ajuste en la provincia, con la novedad de que la propuesta del oficialismo es que la poda empiece o por lo menos también alcance a la política y no solo se traduzca en mas burocracia, límites al gasto en algunas áreas de gobierno y pérdidas de beneficios de los trabajadores.

 

El anuncio de la desaparición de 221 cargos y de algunas jubilaciones de privilegio tuvo ese efecto embriagador de lo políticamente correcto, que además coincidió con el primer contacto con los trabajadores de la educación  para encarar la paritaria del 2018 y la confirmación de que en algún momento del año la provincia recibirá por lo menos una parte de los 20 mil millones de pesos extra que le transferirá el Estado Nacional tras la ratificación del pacto fiscal por parte de las legislaturas provinciales.

Sin embargo, aún admitiendo que quizá la planta política de la provincia  pudiera estar sobredimensionada, hay varios elementos que por el momento no están siendo tenidos en cuenta, como por ejemplo el aumento en la cantidad de cargos políticos que significó la primera Ley de Ministerios de Vidal, que si bien eliminaba la figura del Jefe de Gabinete, que a la postre debió ser respuesta, creaba una estructura  tan grande como misteriosa bajo el nombre de Ministerio de Coordinación y Gestión Pública, y sin que nadie lograra explicar de manera convincente cuáles eras las misiones y funciones de esa cartera.

Al frente de Coordinación y Gestión estaba el actual ministro de Infraestructura, Roberto Gigante, pero también tenía una dirección de Capital Humano, a cargo Mariana Arribas, la hija del jefe de los espías a nivel nacional, que fue duramente cuestionada por beneficiar a sus "amigos" con contratos por cifras superiores a los 30 mil pesos, sin que debieran demostrar ningún antecedente o formación técnica para ocupar esos cargos.

Lo mismo vale para el resto de los organismos, por lo que quizá  lo que el oficialismo presenta como un avance sobre el financiamiento de "la política", no sea más que una corrección sobre los errores que cometió en el comienzo de su propia gestión al ampliar la estructura de cargos políticos y  crear organismos sin función específica.

En la Legislatura, donde el congelamiento del presupuesto también parece avanzar en el camino correcto, algunos dirigentes de la oposición aclaran que en realidad el aumento de las partidas de los últimos dos años estuvo por encima de los cálculos inflacionarios, por lo que no elevarlo para el 2018, de nuevo, es más una corrección que un ajuste, sin embargo también aquí la información fue presentada como un recorte en la política que le permitirá al Estado ahorrar miles de millones de pesos.  

En rigor de verdad, y según los datos de la Contaduría General de la provincia, el año pasado la Legislatura sumó casi 1.450 millones de pesos extra, por encima de lo presupuestado.

El peronismo no ve, no escucha, no habla

Mientras tanto, en el escenario de la oposición el movimiento no tiene nada que ver con las decisiones del gobierno y las discusiones están más bien desconectadas de la cosa pública.  En el Frente Renovador, Sergio Massa quiere mantener la cohesión interna para evitar nuevas fugas y así poder renegociar el “pacto de gobernabilidad” con Cambiemos, mientras que sus casi ex socios del GEN ya se preparan para fundirse en la alianza gobernante.

En el peronismo, a pesar del acting llamado “lista de unidad” de cara a las internas, continúa el proceso de atomización, que llevará casi con seguridad a que después del recambio se mantengan por lo menos tres bloques, con la chance de que se sumen además uno o dos monobloques integrados por ex legisladores del FpV, como José Ottavis y Alejandra Martínez.

El cristinismo hace esfuerzos denodados para alcanzar la segunda minoría, para lo cual aspira a sumar poco mas de 20 diputados en la Cámara baja, un número prudente si se tiene en cuenta que entre los legisladores con mandato hasta 2019 y los que asumirán el 10 de diciembre debería tener 28 bancas.

Pero está claro que la atomización no se detiene y cada sector prefiere negociar por separado con el oficialismo, lo que dificulta muchísimo que se pueda hablar de una posición del “peronismo” sobre cualquier tema, por lo que es mucho más probable que a partir de enero debamos hablar del bloque K, del de los intendentes, quizá de un pequeño bloque randazzista y dos o tres monobloques que también se reivindicarán peronistas.

En ese escenario, que se hizo evidente esta semana, queda claro que al menos sobre las cuestiones que tienen que ver con la gestión del gobierno de la provincia, el peronismo como un todo no está en condiciones ni de ver, ni de escuchar, ni de hablar.

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