Era de esperar que un fallo en contra la molestara. Pero pocos preveían que la exministra Felisa Miceli apuntara, en indirectas, a funcionarios y exs, que no corren, hasta ahora con su misma suerte. Apenas saliera de la sala en la que fue condenada a cuatro años de prisión por el escándalo tras el hallazgo de una bolsa con dinero en su despacho, durante sus días como ministra de Economía, Miceli comenzó con una letanía de quejas (y advertencias).

“En el poder judicial hay hijos y entenados”, aseguró Miceli. “Hubo casos gravísimos (de corrupción) que nunca llegaron a juicio oral”, se quejó. “Es una cosa que no puedo entender... (Me condenan) por 100 mil pesos”, disparó.

Para Miceli, su condena se explica por su alejamiento de la función pública. Según esgrimió, cuando arribó al Ministerio de Economía “no tenía una estructura de poder propia”. “Lo estoy pagando (ahora)”, prosiguió, en contraposición, con “muchos otros ministros que sí la han tenido”.

Convencida de su inocencia, la exfuncionaria adelantó que apelará el veredicto en “todas las instancias que pueda”.

Devolvé la bolsa. La extitular del Banco Nación no sólo fue condenada a cuatro años de prisión por “encubrimiento agravado”, de una supuesta maniobra financiera ilícita, y “sustracción de documento público”, sino que deberá devolver parte del dinero encontrado en el paquete.

El fallo del Tribunal Federal ordenó “el decomiso” de los 100 mil pesos “actualizados bajo las pautas que correspondan”, que habían sido encontrados con un envoltorio termosellado y una etiqueta del logo del Banco Central de la República Argentina (BCRA) -caso develado por el diario PERFIL-, o sino “la ejecución del bien oportunamente embargado”, en alusión a su casa en la calle porteña Amenábar al 3900, en el barrio de Saavedra.

Miceli insistió en que los 100 mil pesos y 31.670 dólares hallados en el baño del despacho que ocupara en el Palacio de Hacienda era un préstamo de su hermano y una amiga.

“Dejé ese dinero ahí, en el Ministerio de Economía, porque no lo pude llevar al banco. Me pareció un lugar seguro pues estaba en un área privada”, se defendió. Sin embargo, su versión no resultó creíble para los jueces.