El método de Mauricio Macri para domar a su tropa

El método de Mauricio Macri para domar a su tropa

Hubo terror entre los funcionarios cuando se enteraron que se iba Carlos Melconian. Aprestos económicos y políticos de cara a las elecciones. El rol del radicalismo

Si el instante y la metafísica se identifican, si solo en su aparición fugaz es posible entrever el ser, como postula el filósofo Vladimir Jankélévitch, en un segundo de esta semana los funcionarios de Mauricio Macri adquirieron todo el conocimiento que necesitan del Gobierno que integran. Del primero hasta el último quedaron por unos minutos virtualmente paralizados y experimentaron un implacable fenómeno de la naturaleza, el tsunami al que bautizaron Marcos Peña, que también podía venir por ellos.

Varias cosas desnudan los inesperados pedidos de renuncias de Alfonso Prat-Gay a finales del año pasado, antes de que el jefe de Gabinete se fuera de vacaciones y de Carlos Melconian, perpetrado cuando Peña volvió. La primera, que había internas en el Gabinete, algo que los voceros del Presidente negaron una y otra vez, al mismo tiempo que se enojaban con los periodistas que preguntaban al respecto. La segunda, muy claramente, que la discusión no es ideológica, porque Macri actuó igual de severo con un gradualista y con un impulsor de una estrategia de shock.

Más que nada lo que quedó evidenciado es un método, despiadado tal vez, aunque eficiente. Antes, el Presidente anunció la epistemología: "Ellos son mis ojos, mi inteligencia, son yo", hablando de Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.

Cuando consideró llegado el momento se aseguró el reemplazante. Inmediatamente después, y cuidando que no hubiera filtraciones a la prensa, un hombre del trípode de la Jefatura de Gabinete se comunicó con que el sería desplazado para transmitir el deseo presidencial (Peña en el caso de Prat-Gay, Quintana en el caso de Melconián).

Testeado el humor, se le ofreció una reunión con Macri. Cálido y en una inusualmente larga conversación de tono intimista, el Presidente les dio a los dos la posibilidad de despedirse del modo que quisieran. El ex ministro de Hacienda eligió una conferencia de prensa para hablar de sus logros con el blanqueo, el ex presidente del Banco Nación un acto con los trabajadores. Ambos fueron tratados con respeto y elogiados por sus sucesores. También recibieron la oferta de otros destinos o, incluso, de una candidatura para las elecciones de 2017 si es lo que preferían.

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