50 meses de nada

50 meses de nada
La draga 259 C Mendoza hace todo ese tiempo que llegó a Mar del Plata y solo mostró una inoperancia que costó casi $ 50 millones. Los números de un fracaso.
La draga estatal 259 C Mendoza se ha transformado en uno de los símbolos del absoluto desinterés que las autoridades municipales, provinciales y nacionales dispensan sobre el presente y futuro del puerto de Mar del Plata, principal movilizador de la economía local y regional a partir de la industria pesquera y portuaria.

Por estos días se cumplen 50 meses desde que arribó la draga, allá por abril del 2009, para encarar uno de sus mayores desafíos: que el canal principal de acceso al puerto recupere calado suficiente para cristalizar otros sueños sujetos a la remoción de sedimentos como la puesta en marcha de la terminal de cruceros, la plazoleta de contenedores y el polo de reparaciones navales.

En este tiempo la draga que opera bajo las órdenes de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables solo ha cosechado fracasos y ha malgastado varias docenas de millones de pesos destinados al operativo “Dragado para Todos”. Las vías de acceso al puerto están en peores condiciones que cuando llegó la Mendoza. Antes de su arribo ingresaban barcos de hasta 160 metros de eslora. Hoy en día, apenas puede hacerlo uno de 106 metros.

En el medio, roturas periódicas y sistemáticas que obligan a sus 23 tripulantes –trabajan en turnos continuos de 14 días y son reemplazados por otra dotación- a pasar más tiempo amarrados en muelle que atacando el banco de arena que ha hecho del acceso principal un recuerdo.

Las cifras de lo que se lleva (mal) gastados en estos 50 meses de nada, son escalofriantes. Desde el 20 de abril del 2009 los fondos transferidos para la “campaña de dragado puerto Mar del Plata” –como lo señala el informe elaborado por el Interventor, Matías Machinandiarena para la Subsecretaría de Actividades Portuarias de la Provincia de Buenos Aires-, ascienden a $46.853.803,46, de los cuales al 28 de febrero pasado se recibieron transferencias por $39.693.136,34. De ese importe, hasta la mencionada fecha se llevaban gastados $34.304.837,78.

Se debe sumar a esta cifra una veintena de millones de pesos que el gobierno nacional dispuso para reparar a la Mendoza, antes que llegue a nuestro puerto en astillero Tandanor. De sus dos motores, uno funcionaba mal y el otro estaba desarmado. Ese que andaba mal se fundió en una prueba que hizo la embarcación a los pocos días de llegar. También otros 10 millones en gastos de personal, que directamente liquida la Subsecretaria de Puertos.

De los 34 millones, el combustible se llevó una parte casi mayoritaria. Para que funcione la draga se gastaron $16.308.603,47, el 47,5% del total erogado. Los gastos en reparaciones alcanzaron los $13.119.38,57. La cifra representa el 38,25% del total. Los fondos deben incluir la cocina italiana de la embarcación, que se rompió tiempo atrás y generó una retención de tareas.

“Fue más fácil someterse a la tentación de un intendente y varios funcionarios de segunda o tercera línea, sacándose una foto junto a una embarcación cuyas características técnicas y operativas ninguno de ellos conocía, pero que garantizaban la tapa de los diarios por unos días”.

El diagnóstico crítico es de la semana pasada y pertenece a Alberto Mayo, secretario General de los trabajadores ferroportuarios nucleados en APDFA, cuando pidió una contratación directa para salir de la emergencia actual. Ahora el Consorcio le hizo caso y salió a pedir una compulsa de precios para intentar dejar de fracasar con la licitación pública.

Pulti perdió la administración del puerto tras la colección acéfala de éxitos que cosechó Eduardo Pezzati en sus tiempos de presidente del Consorcio. Ahora la posta pasó a manos de Rodolfo “Manino” Iriart. El legislador puso a su delfín, el interventor Machinandiarena. Discípulo de Pezzati, no ha hecho otra cosa más que sumar frustraciones en su escasa trayectoria como funcionario público.

Como nexo entre ambas desgestiones surge la figura de Horacio Tettamanti. Ex funcionario de Pulti y ahora titular de la Subsecretaría de la que depende la draga Mendoza, es el responsable de que continúe exhibiendo su inoperancia en el puerto local.

La paradoja es que Tettamanti debe contratar otra draga, distinta a la Mendoza, para que limpie la celda donde apoya el dique flotante con el que presta reparaciones SPI, su astillero. Sin posibilidades de subir grandes barcos al dique, la empresa le avisó al sindicato de obreros navales que reducirá la demanda de mano de obra por los próximos 60 días.

50 meses de draga. 1525 días de nada.

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