Merkel arrasó y consiguió un tercer mandato en Alemania

Merkel arrasó y consiguió un tercer mandato en Alemania
La jefa de Gobierno cosechó cerca del 42% de votos, 8 puntos más que en 2009. Y rozó la mayoría absoluta. Podría gobernar con los socialdemócratas. Ella prometió “cuatro nuevos años de éxitos”.
Angela Merkel y su partido democristiano gobernarán otros cuatro años después de que ayer consiguieran la mayor victoria electoral conservadora desde la mayoría absoluta de Konrad Adenauer en 1957. Con una participación por encima del 70%, a Merkel le faltabaron sólo 4 escaños para lograr una mayoría absoluta que los sondeos no habían previsto.

A la medianoche europea, la CDU/CSU de Merkel ya se aseguraba 296 diputados, a cuatro de los 300 necesarios para lograr la mayoría absoluta. Había subido desde el 33,8% de los votos obtenidos en 2009 a un 41,5%, una subida de casi ocho puntos que significa el segundo mejor resultado desde la Segunda Guerra Mundial.

Cuando aún no estaban los resultados definitivos, Merkel agradeció a los alemanes un “superresultado” y, feliz, prometió asumir su victoria “con prudencia y responsabilidad”.

La noche hubiera sido perfecta para Merkel si sus socios de la coalición gubernamental, los liberales del FDP, no se hubieran hundido hasta un 4,7% (se necesita un 5% para entrar al Bundestag) desde su anterior 14,6% y fueran así expulsados de la cámara legislativa por primera vez desde el fin del conflicto mundial. Una derrota histórica para un partido que durante decenios, virando a la izquierda o a la derecha, decidió el color de varios gobiernos alemanes.

Los socialdemócratas del SPD subieron 2,6 puntos hasta un 25,6%, su segundo peor resultado en casi 70 años.

Los Verdes cayeron del 10,7% al 8,4%; la izquierda radical de “Die Linke” pasó del 11,9% al 8,5% y AfD, el nuevo partido antieuro, rozó su entrada en el Bundestag con un 4,8%.

Anoche se seguían contando votos, pero si los porcentajes no varían, Merkel tendrá que buscar una coalición, previsiblemente con los socialdemócratas, repitiendo el gobierno de 2005 a 2009, pero con una relación de fuerzas muy distinta que hará del SPD un socio menor y que tendrá muchas dificultades para marcarle la agenda a la jefa de Gobierno.

Esa coalición parece la más probable para que pasen sin sobresaltos por el Bundestag decisiones de política europea que podrían generar malestar en otros partidos, como nuevos rescates o pasos adelante en la gestión económica de la crisis de la Eurozona.

Merkel no quiso pronunciarse anoche sobre una futura coalición. Tras prometer a sus simpatizantes “cuatro nuevos años de éxitos”, la dirigente germana dijo en la televisión pública ARD que era “demasiado pronto” para apostar con quién intentará gobernar, para lo que había que “esperar los resultados definitivos”.

Anoche, los titulares de la prensa germana hablaban de una victoria histórica.

La edición online del semanario Spiegel abría con un “La República Merkel” y añadía: “Alemania es definitivamente Angela-Merkel-Land”.

Sólo Konrad Adenauer, en los años de posguerra, y Helmut Kohl, tras la reunificación con la Alemania oriental, habían conseguido tres mandatos consecutivos.

La victoria de ayer es mérito principalmente de la propia Merkel, en quien confía, según los sondeos, más del 60% de los alemanes. Sus índices de aprobación están muy por encima de los de su partido. Y la campaña electoral fue personalista. Sólo Merkel aparecía en carteles, casi como si se tratara de una elección presidencial y no de unas legislativas.

La CDU de Merkel maniobró con éxito durante los últimos meses para mantener movilizados a sus potenciales electores y a la vez desmovilizar a gran parte de los votantes de izquierda.

El resultado muestra también que quien gobierna con Merkel se quema. De 2005 a 2009 lo hicieron los socialdemócratas y ese año registraron su peor resultado con un 23% de los sufragios.

Los últimos cuatro años los liberales completaron la coalición y ayer quedaron fuera del Bundestag.

Merkel, la primera gobernante europea que la crisis no expulsa en las urnas, enfrenta importantes desafíos. La natalidad alemana es muy débil y la pirámide de población generará a medio plazo un problema para pagar las pensiones. Casi ocho millones de alemanes ganan salarios de miseria y la desigualdad creció en los últimos años.

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