"Ni una menos": una multitud en Santa Rosa

Miles de personas se reunieron este miércoles en la Plaza San Martín. Marcharon a Casa de Gobierno. Manifestación contra la violencia de género que se realiza en simultáneo en todo el país.

La consigna “Ni una menos” despertó una masiva convocatoria en el centro santarroseño. Unas 8.000 personas, de diferentes sectores sociales, en su mayoría mujeres, reclamaron políticas públicas y medidas concretas para terminar con la violencia de género y la muerte de mujeres.

Hubo de todo: desde participación genuina de referentes que desde hace años trabajan la problemática de la violencia de género hasta oportunistas que no quisieron perderse el impacto de una movilización nacional que genera impacto, que conmovió a las masas y hasta se convirtió en moda. Estuvieron altos referentes del poder político y del Poder Judicial, justamente destinatarios de las demandas de los convocantes.

En Santa Rosa estuvieron -entre otras caras visibles- la vicegobernadora Norma Durango, el intendente Luis Larrañaga -cuya gestión viene soportando severos cuestionamientos relacionados justamente con la falta de políticas para atender estas cuestiones-, la diputada Sandra Fonseca (esposa del condenado Juan Carlos Tierno) y hasta el policía Julián Jiménez, cabecilla de los efectivos que protagonizaron la sedición del 10 de diciembre de 2013.

Pocos minutos de las 17 horas, el horario de la convocatoria nacional, el centro de Santa Rosa presentó un notable cambio de su rutina. Grupos de cinco o seis, chicas con cartulinas y carteles, banderas arrolladas o una simple hoja escrita con la frase “Ni una menos”, llenaron las calles y las veredas céntricas. Venían a pié, bajaban de un colectivo o se juntaban en una esquina.

Hubo claramente dos sectores. Las organizaciones sociales, las murgas, los gremios y los sectores no oficiales, por un lado. Los diferentes oficialismos se agruparon en una zona, alrededor de la glorieta, a un costado del monumento a San Martín. Allí estuvo la vicegobernadora Norma Durango, el intendente Luis Larrañaga (acompañado por sus secretarios), el candidato a vicegobernador, Mariano Fernández, el dirigente del PJ, Espartaco Marín. La directora de Políticas de Género comunal Fabiana Montañez y la secretaria del Consejo de la Mujer provincial Elizabeth Rossi ocuparon la misma zona.

Sin nadie que liderara la organización una elección de la entidades y los grupos convocantes- se leyó un documento de la Legislatura provincial y habló una mujer que relató que fue víctima de violencia, además que la justicia le quitó los hijos. Pero se lanzó una propuesta que rompió el acto: desde una organización social se propuso marchar hacia Casa de Gobierno. Desde el sector de los funcionarios se escuchó un “no”.

Pero otro grupo, ya estaba frente a la Municipalidad alistándose para marchas. Allí estaban las Mujeres Autoconvocadas, la CTA, ATE, las murgas y otras organizaciones sociales. Una manifestación de unas 9.000 personas, llenó la avenida San Martín hasta Casa de Gobierno. Unas siete cuadras se ocuparon en el momento que se desparramó la marcha. Fue una imagen impactante y multitudinaria.

Las consignas apuntaron al gobierno. “Contra las redes vos no haces nada. Ay que chamuyo, ay ay que chamuyo”, cantaban. “Cristina, Cristina, las pibas no aparecen será que es un negocio que tienen tus intereses”, decían las manifestantes.

Hubo representación política en los carteles. El Partido Obrero y el Partido Socialista fueron algunas de las banderas que se vieron desplegadas.

Entre esa multitud, hubo carteles que recordaron a Angelina Baiotti, la mujer baleada el pasado sábado por la espalda por su esposo, Alejandro Webrer. “Fuerza Angelina”, decía una pancarta.

Además estuvo Pilar Llorens, la joven que con sus hijos escapó de la violencia de su pareja y ocupó una casa. Desde la comuna le dejaron sola y tuvo que volver son su victimario cuando la desalojaron. Ahora tuvo que luchar para que le dieran permiso para ir a la marcha.

“Sobreviviente”

Patricia Sclavuno, la mujer atacada por el empresario Roberto Gallinger quien la roció con nafta y la quiso prender fuego. Escapó y salvó su vida. “No sé si soy una sobreviviente. Estuve cerca”, dijo aferrada a su botón antipánico. Su agresor está en la cárcel, pero el acoso sigue através de otras personas.

Patricia cree que la marcha es una esperanza. “Estamos cansadas. Hay muchas que sufren en silencio la violencia. Me lo contaron a mí, por mensajes privados. No sabés la cantidad (de víctimas) que hay”, dijo.

Hubo notable participación y presencia de agrupaciones políticas y organizaciones no gubernamentales, que convivieron en paz en la multitud, sin necesidad de intervención policial de ningún tipo (ni siquiera hubo responsables de cortar y controlar el tránsito). Banderas, globos, bombos, tamboriles, murgas y disfraces le dieron color y ánimo al encuentro: por momentos, la movilización hizo acordar al verano de 2008, cuando una movilización popular semanal influyó para que se interviniera la Municipalidad de Santa Rosa. Entre los presentes se hizo imposible evitar la comparación con aquellas multitudes, y en general hubo coincidencia en que posiblemente este histórico miércoles 3 de junio hubo mayor concurrencia que en aquellos viernes de verano.

Banderas, globos, bombos, tamboriles, murgas y disfraces le dieron color y ánimo al encuentro: por momentos, la movilización hizo acordar al verano de 2008, cuando una movilización popular semanal influyó para que se interviniera la Municipalidad de Santa Rosa. Entre los presentes se hizo imposible evitar la comparación con aquellas multitudes, y en general hubo coincidencia en que posiblemente este histórico miércoles 3 de junio hubo mayor concurrencia que en aquellos viernes de verano.

La concentración fue en la Plaza San Martín y se hizo una marcha hasta Casa de Gobierno. La movilización resultó impactante y por momentos conmovedora. Al margen de unos pocos automovilistas intolerantes y apurados que hicieron sentir su descontento con el tránsito entorpecido, hubo una respuesta positiva de quienes no se sumaron directamente a la marcha por cuestiones de trabajo: los comerciantes sumaron, en general, su adhesión con aplausos y otras formas de aval.

Hubo miles de consignas. Los carteles, coloridos, en cartulina o en tela, mencionaban la violencia contra las mujeres. Una bandera enorme decía: “Del dicho al hecho hay 277 muertes de diferencia”, en una crítica a las políticas oficiales.

El recorrido por la Avenida San Martín se extendió por más de 7 cuadras. Se llegó hasta el corazón del Centro Cívico y se regresó por la misma calle principal de la ciudad.

Cuando la marcha volvió de Casa de Gobierno permaneció durante más de una hora frente a la Municipalidad. . “Hoy salimos a la calle a denunciar al proyecto nacional y popular, responsable de la trata en la frontera. No queremos ni una más”, gritaba la murga.

Las mujeres, las que hicieron el aguante del acto, se fueron juntas. De a dos, de a tres, de a cinco. Dejaron su reclamo, su grito, que la sociedad y la clase política y social deberá escuchar.

Ahora, las organizaciones sociales reclaman políticas de atención a la víctima de violencia y medidas concretas que prevengan otras muertes.

 

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