Las medidas de Nación: la carga de Vidal

Las medidas de Nación: la carga de Vidal

Decisiones del Ejecutivo nacional que complicaron, y molestaron, a la Gobernadora. Qué dicen en la Provincia de la mochila que durante todo 2018 cargaron sobre sus espaldas con resoluciones económicas, sociales y políticas que ella no comparte.

La última piedra que el Gobierno nacional cargó sobre la mochila de María Eugenia Vidal fue el nuevo protocolo de seguridad para las fuerzas federales. Por convicción y por resguardo, la Gobernadora descartó sumarse por ahora a esa medida, y evitó de manera elegante el lastre que la inconsulta resolución de la ministra Patricia Bullrich le provocó al Ejecutivo bonaerense. Es que el bolso de la mandataria ya tiene sobrepeso de las medidas nacionales que la afectan, y provocan malestar en la administración bonaerense. 

“Vidal nunca se peleará con Mauricio, ni hará ninguna maniobra política que pueda perjudicar al Presidente”, juran cerca de la Gobernadora; pero no dejan de reconocer que hubo medidas de este año que la dejaron demasiado expuesta o con apuros financieros a futuro, y que ello ha provocado enojos en La Plata, mucho más importantes de lo que trascendió.

Respecto del protocolo de seguridad para las fuerzas federales, que de inmediato llevó a preguntar qué haría la Provincia con su cuestionada Policía Bonaerense, no cayó para nada bien que el ministro Cristian Ritondo se enterara recién cuando la resolución nacional salió publicada en el Boletín Oficial.

Eso obligó a tomar una decisión que va en consonancia con la idea de Vidal pero no tanto con una buena proporción de los votantes de Cambiemos, que piden más rigidez: no adherir al protocolo. Seguridad ensayó una explicación que, además, no deja del todo bien parada a la policía: “Apostamos a la capacitación de la fuerza”.

Sin dudas, el momento de mayor tensión entre la Rosada y la Gobernación fue en 

el marco de la discusión del Presupuesto nacional, por las transferencias de obligaciones a la Provincia para compensar el déficit fiscal de la Nación; y aunque hay una promesa de compensación por el Fondo del Conurbano, todavía no se ha resuelto cuándo y cómo llegará. 

“Hipotecaron la Provincia para cerrar con los gobernadores del PJ y, en realidad, el perjudicado termina siendo Macri”, dijo a La Tecla un funcionario bonaerense, que entiende que sumar apuros económicos a la administración provincial castiga electoralmente al Presidente más que a la Gobernadora.

El hombre, militante del desdoblamiento de las elecciones para blindar a Cambiemos, cree que el acuerdo con los gobernadores peronistas perjudicó demasiado a Buenos Aires, y no hay reciprocidad política por parte de esos mandatarios con Cambiemos. Lo mismo cree un grupo de intendentes del oficialismo.

El Ejecutivo supo siempre que sería difícil traspasar a los municipios las obligaciones transferidas desde Nación. Hubo un intento en la discusión del Presupuesto provincial, pero desde el arranque estuvo claro que los subsidios al transporte, la tarifa social de agua y luz, y el sostenimiento de la CEAMSE quedarían a cargo de las cuentas provinciales. Las compensaciones por el aumento de impuestos no alcanza a cubrir todo el gasto, y el resultado es negativo en unos 28.000 millones de pesos. 

Cuando se concretó el traspaso de obligaciones, en la Rosada no esperaban que Vidal y su ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre, salieran públicamente a mostrar las dificultades económicas en las cuales el Gobierno nacional metía a la administración bonaerense. Hubo enojo en las oficinas cercanas a las de Macri por la reacción de la Gobernadora y sus subalternos, pero se evitó una confrontación mayor con el reconocimiento por parte del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, de que Vidal tenía razón.

Los 19.000 millones reclamados por Buenos Aires en concepto de compensación del Fondo del Conurbano por inflación llegarán de algún modo. “Una de las posibilidades es que lleguen en finas rodajas y en obras”, ironizó un funcionario con oficina en La Plata. Pero esa no es la compensación ideal imaginada por Vidal, ya que no contaría con los recursos a su disposición.

Más aún, llegarían de manera directa a los municipios sin pasar por el tamiz y control provincial. Una práctica que Cambiemos también utiliza, aunque la criticó cuando lo hacía el kirchnerismo. De hecho, algunos alcaldes van directamente a golpear las puertas de Balcarce 50 cuando se encuentran con alguna negativa de parte de Lacunza.

En calle 6 también destilan bronca por el accionar de los diputados nacionales por la Provincia, incluso los propios. “Los diputados nacionales no defienden a la Provincia, no hay un sentido de pertenencia, como sí lo hay en otras jurisdicciones. Acá, los diputados nacionales sólo se plantan cuando se trata de algo de sus municipios, pero nunca cuando los intereses que están en juego son los de la Provincia”, se quejó un hombre cercano a la Gobernadora.

Las piedras en las mochilas de Vidal se acumularon en los últimos tres meses, pero entran desde hace tiempo. Durante todo el año hubo medidas nacionales que la dejaron ante resoluciones difíciles, en muchas de las cuales marcó distancia y hasta posturas enfrentadas, como su apoyo abierto al colectivo antiabortista, en consonancia con la postura de la Iglesia. 

Quizá el primer problema fue la decisión de Macri de no permitir aumentos por encima del 15%, lo que condicionó la paritaria bonaerense inicial, que tiene todavía consecuencias con algunos gremios, como los docentes. La exigencia de Nación para sacar impuestos de las 

boletas de luz y gas, que llevó a un enfrentamiento con los intendentes cuando las tarifas se dis-pararon, fue otro punto conflictivo entre Casa Rosada y Gobernación. 

En ese combo, Vidal suma otra consecuencia. Siente que se debe hacer demasiado cargo de los errores que desbarajustaron la economía y convirtieron a los montos de los servicios en un artículo de lujo. “En las recorridas, el principal reproche que le hace la gente es por las tarifas, porque no las pueden pagar”, reconocen voceros de la Gobernación. Y ante ello, la mandataria no puede dar respuestas concretas ni, mucho menos, prometer algo que está fuera de su alcance. Está comprobado que esas cosas la enojan, aunque sepa disimularlo. 

“Macri no es una mochila de la cual Vidal pueda prescindir”

Para Ricardo Rouvier, director de Rouvier & Asociados, la imagen de la gobernadora María Eugenia Vidal fue afectada por la caída de Mauricio Macri, aunque en menor medida. “En términos de concentración de la comunicación, a favor o en contra, en nuestro sistema político hay una fuerte concentración de la figura presidencial. A raíz de la situación económica, política y social, que se ha ido deteriorando desde el principio del gobierno de Macri a la fecha, y sobre todo a partir de los últimos meses, la caída de las expectativas económicas y la caída en la gestión, afectó al conjunto del oficialismo”, explicó el politólogo.

En el último tiempo, no obstante, resaltó que “ese impacto se extendió con esquirlas hacia las primeras figuras del resto del oficialismo, donde está la gobernadora Vidal. De algún modo fue blindada, pero ese blindaje no es al ciento por ciento. Si bien el impacto fue menor, y es menor a la fecha, igual produjo una caída en su imagen”. 

En este contexto, en septiembre, por primera vez, la consultora reveló que la imagen de Vidal estaba empatada entre el positivo y el negativo. 

“No hay duda que si comparamos la intención de voto de la provincia de Buenos Aires, indudablemente, Vidal tiene mayor intención de voto que Macri. Pero Macri no es una mochila de la cual Vidal pueda prescindir alegremente. No creo en una independencia de Vidal de Macri”, concluyó Rouvier. 

Provincias opositoras ricas, Nación pobre y un cronograma molesto

Acaba de conocerse un informe de la Jefatura de Gabinete de la Nación, celebrado en el gobierno de Mauricio Macri, acerca de que en los primeros nueve meses de 2018, todas las provincias, excepto Santa Cruz, tuvieron superávit fiscal primario. Sin embargo, ese dato positivo es analizado de forma negativa por algunos popes bonaerenses de Cambiemos. Sobre todo, por algunos intendentes preocupados por resolver la disyuntiva electoral de 2019.

La principal queja entre los alcaldes, muchas veces replicada por funcionarios provinciales, apunta a la manera de hacer política del Gobierno nacional con los gobernadores, sobre todo, los del peronismo. Advierten demasiada benevolencia económica que luego no tiene una reciprocidad política que ayude al gobierno central. “Tenemos provincias ricas y una Nación pobre”, es el reproche más común.

La última negociación para sacar el Presupuesto nacional acrecentó la bronca en el territorio bonaerense, incluso más allá de los límites de la Gobernación. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, encaró las conversaciones con los gobernadores peronistas con un programa. 

La contraoferta de los mandatarios provinciales fue elevada, y con consecuencias serias para la economía de María Eugenia Vidal y, en menor medida, de Horacio Rodríguez Larreta.

Dispuesto a ceder en parte, pero no todo, Frigerio se encontró con la contraorden del jefe de Gabinete, Marcos Peña. El Presupuesto nacional debía salir sí o sí, y eso implicaba concesiones a los mandatarios peronistas, sobre todo con mayores recursos para sus provincias e imposiciones para Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. Para Vidal y Larreta, las compensaciones quedaron lejos de las nuevas obligaciones impuestas. 

Después de haber votado el Presupuesto, donde el ajuste no aparece tan solidario sino, más bien, oneroso para los gobiernos PRO (fundamentalmente el nacional), llegó la ola de anuncios de adelantamiento de elecciones por parte de los gobernadores justicialistas. El nuevo escenario potenció el enojo de dirigentes que piensan la estrategia electoral del oficialismo.

“Nación les da todo y ellos te devuelven la pelota con elecciones desdobladas, que van a ganar, y hacen llegar al Gobierno a la elección general con varias derrotas provinciales a cuestas”, se quejó un intendente oficialista con muchas ganas de modificar el esquema electoral bonaerense.

Una pelea con la cual María Eugenia Vidal no comulga

La relación de la Iglesia con el Gobierno nunca fue buena desde la asunción de Mauricio Macri, pero empeoró este año, en base al impulso a la ley del aborto legal y a un programa económico que llevó, entre otras cosas, a que el último informe de la UCA indicara que el 33,6% de los argentinos son pobres.

María Eugenia Vidal ha procurado siempre otra relación con el clero, aunque los resultados disten de lo esperado por la Gobernadora. Su visita al Papa Francisco en junio junto con la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley; su abierta manifestación contra el aborto en la catedral de La Plata; y su participación en la Semana Social de la Iglesia fueron señales diferenciales que los obispos no siempre contemplaron.

Las críticas de la Iglesia, sobre todo de la Pastoral Social, hacen poco distingos, y si bien es más dura con el Gobierno nacional, fue a Vidal que se lo espetaron en la propia cara en la mencionada Semana Social realizada en Mar del Plata. Tampoco pudo evitar la crítica mordaz por la iniciativa del oficialismo de regular el juego online.

En la Provincia son varios los funcionarios que coinciden en que Marcos Peña y Jaime Durán Barba han hecho alejar demasiado a Cambiemos del Papa y, por ende, de sus subalternos. A Vidal la enoja el distanciamiento con la Iglesia Católica y hace todos los esfuerzos por mostrarse más cercana a ella. El último gesto fue el desayuno que compartió 

la semana pasada con chicos de la Fundación San José Providente, junto con el sacerdote Gustavo Manrique, pocas horas después del duro documento de la institución católica sobre el juego en la provincia de Buenos Aires. 

El anuncio que puso en apuros a la Gobernadora y se volvió un bumeran

En plena negociación por el Presupuesto bonaerense, el Gobierno nacional apuró una medida para calmar parte del malhumor social y atajar indicios de un diciembre caliente y complicado. El anuncio del bono de fin de año de 5.000 pesos para los empleados públicos nacionales fue “una bomba inesperada” en la Provincia, según confesaron en calle 6.

El ministro de Economía, Hernán Lacunza, discutía con legisladores e intendentes el reparto de las responsabilidades derivadas del ajuste nacional hacia las provincias, cuando el anuncio del bono le sumó un desafío inesperado. Desde Gobernación salieron enseguida 

a decir que el tema se analizaría en diciembre, después del Presupuesto, y en el marco de las paritarias.

Pero Vidal, lejos de llorar miserias, retrucó más fuerte. Y esta vez ella convirtió la iniciativa de la Casa Rosada en un bumerán que puso en aprietos a Hacienda de Nación. La Gobernadora elevó el precio del bono a 7.000 pesos para todos los empleados públicos, incluso los maestros. Como si fuera poco, extendió el beneficio a los jubilados del IPS, mientras que los de la ANSES quedaron excluidos.

La rebelión detrás de la reforma del IPS

El Gobierno nacional no pudo sacar a fines de 2017 la reforma previsional que preten-día, tras una batalla campal en las inmediaciones del Congreso. Fue la primera y lapidaria prueba de que el triunfo electoral de octubre no alcanzaba para el blindaje legislativo que garantizaría avanzar en las profundas modificaciones pretendidas, y que tenían en la ley provisional el puntapié inicial.

A pesar del fracaso hubo un intento por avanzar igual con la reforma del Instituto de Previsión Social (IPS). La filtración del proyecto de “armonización” de la caja de jubilados provincial con ANSES adelantó el debate, puso en guardia a los gremios y derivó en una rápida desmentida por parte del gobierno de Vidal acerca de la intención de modificar el régimen previsional, que, entre otras cosas, elevaba la edad jubilatoria.

Pero el proyecto existió, y fue por pedido de Nación, según reconfirmó a La Tecla hace días un diputado de Cambiemos. 

Y si no prosperó fue porque Vidal le puso un freno en enero y mandó a sus principales espadas políticas a negar la iniciativa. Ya demasiado tenía con el conflicto desatado con los bancarios por el cambio de edad jubilatoria.

Para algunos fue la primera rebelión secreta de la Gobernadora a los mandatos nacionales, donde existe un verdadero interés por avanzar en la “armonización”.

“Vidal va a terminar pagando el costo de la caída de Macri” 

“La Gobernadora, al igual que el Presidente, empezó su gestión con una imagen muy alta, que rondaba -según cada encuestador- el 60 o 70 por ciento de imagen positiva. En el caso de María Eugenia Vidal, a lo largo de los dos primeros años, esa imagen fue cayendo alrededor de los 55 y quedó oscilando ahí; a diferencia de Macri, cuyo descenso fue constante pero lento. Pasó de 70 al comienzo de su gestión a menos de 30 en la actualidad”, repasó el consultor Raúl Aragón en diálogo con La Tecla

En este contexto, el analista consideró que la caída en la imagen del Presidente perjudicó relativamente a Vidal. “El golpe sobre la imagen de María Eugenia comenzó fuerte con la crisis económica que se acentuó en el segundo semestre de 2017, y hubo un desenlace terrible con el recálculo de los haberes previsionales en el Congreso de la Nación”, señaló el politólogo.

No obstante, lo que sí la afectó con fuerza “fue el nivel de inseguridad que hay en la provincia de Buenos Aires. A diferencia de la economía, cuya responsabilidad se le atribuye al Presidente, la seguridad sí se le adjudica a Vidal. Ha conseguido evitar una caída tan profunda debido a su mayor sensibilidad social y reacción. Cuando vino el primer golpe inflacionario, lanzó el plan de devolución del Banco Provincia en los supermercados. También anunció el pago de bonos que Nación no ha dado. Todo eso la preservó de una caída como la del Presidente”.

Por último, Aragón señaló que “María Eugenia va a terminar pagando, en gran parte, el costo de la caída de imagen de la gestión nacional”, por lo que desdoblar las elecciones “sería una jugada magistral, no sólo porque evita el arrastre de la imagen presidencial, sino porque la saca a Cristina del tablero electoral”. 

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