ay muchas cosas llamativas que se hacen en el mundo y que también se hacen acá, que están alrededor de donde uno vive pero se desconocen”, opinó Juan Pablo Zimmerman, uno de los cardiólogos que integra el plantel del Centro Cardiológico Cuyo, donde precisamente realizan prácticas nuevas y menos invasivas de tratamiento cardiovascular, que están en auge en el resto del globo. El médico viajó el año pasado a Japón a capacitarse en una institución escuela de un reconocido especialista y pionero en las intervenciones, el doctor Shigeru Saito.

Los médicos revelaron que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo, tanto en mujeres como en hombres.

 

 

Zimmerman llegó de Buenos Aires a fines de diciembre. Integró el cuerpo médico de la fundación Fleni, en el barrio bonaerense de Núñez, y este año se incorporó al plantel del centro local, uno de los tres que tiene la provincia, que dirige Fernando Pastor, y que incluye también a Carlos Mendoza y al cirujano Fernando Mastrogiaco. 

En setiembre pasado, el especialista viajó a Japón para entrenarse en el Laboratorio de Cardiología y Cateterización, del Hospital General Shonan, en Kamakura, al suroeste de Tokio. El motivo fue la formación y el perfeccionamiento en prácticas innovadoras. “Se intenta minimizar cada vez más las intervenciones con stents (unas mallas metálicas que desobstruyen las arterias tapadas), hacerlas más pequeñas. Antiguamente las hacían en el brazo mediante un tajo, después fue aún menor y encontraron la arteria femoral (en la pierna), donde punzaban y entraban catéteres (un tubo delgado de variadas formas depende de la anatomía a tratar y por donde ingresan instrumental) de distintos diámetros. Hoy la idea es minimizar el acceso y se tiende a entrar por la arteria radial, que está en la muñeca y es de menor calibre que las demás”, explicó. 

Zimmerman voló al país oriental junto con cuatro médicos argentinos más y otros cinco brasileños. Además de enriquecerse en un ámbito culturalmente diferente a nuestro país, realizaron sus prácticas en el instituto de Saito. El curso tuvo una duración de diez días. “Fue increíble, es un lugar líder en tratamientos desafiantes a través de cateterismo con arterias. Tuvimos la oportunidad de ver pacientes complejos y estuvimos en un hospital escuela virtual, con muñecos con los que trabajas igual como si fueran pacientes. Es un laboratorio donde los muñecos expresan lo que sentiría la persona”, reveló.