Medicamentos sin receta: 60% de los mendocinos los consume

Medicamentos sin receta: 60% de los mendocinos los consume

Lo dice un informe de especialistas de la Universidad Maza. Advierten que casi nadie lee los prospectos y que muchos se rigen por la publicidad.

Estiman que más de la mitad de los mendocinos consumen medicamentos de venta libre, un dato no menor a la luz del aumento de la automedicación fogoneado por la publicidad. 

“Se estima a nivel nacional que ocho de cada diez personas consumen medicamentos de venta libre, en Mendoza seis de cada diez aproximadamente; de los cuales cuatro  reconocen adquirirlos en lugares diferentes a la farmacia (lugares no habilitados)”, señala un informe del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Juan Agustín Maza

Menciona además que una encuesta realizada por la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA)concluyó que más de la mitad de quienes los consume desconoce los efectos adversos que pueden provocar solos o en combinación con otras drogas.

Los medicamentos de venta libre son aquellos que no requieren receta médica para su adquisición, lo cual contempla que en el prospecto se encuentran las indicaciones y advertencias necesarias para su consumo. Sin embargo, los profesionales reconocen que los usuarios no suelen leerlas y peor aún, se guían por recomendaciones de otros consumidores a quienes les ha dado resultado. 

“En este grupo se encuentran varios analgésicos (ibuprofeno, paracetamol, aspirina), algunos antiespasmódicos (hioscina), medicamentos para la acidez gástrica y antialérgicos-antitusivos. Los analgésicos -tales como el ibuprofeno y el paracetamol- ocupan el podio de los más vendidos, sin que ello los exima de riesgo potencial y cierto”, destaca el autor del documento, Carlos Manassero, titular de la cátedra de Farmacología de la universidad mendocina. 

El jefe del departamento de Toxicología de la provincia, Sergio Saracco, señaló que no se toma en cuenta que los organismos reaccionan de diferente manera y que lo que hace el médico es considerar variables como la edad, el sexo, interacciones con otros medicamentos y antecedentes, entre otras. 

Las agendas apretadas de las personas tampoco dejan mucho margen para acudir a la consulta, a lo cual se suma la accesibilidad a información a través de internet. “Googlear” para saber sobre alguna dolencia es una práctica cada vez más común, según admiten muchos médicos. 

 

El rol de la publicidad

Pero en el meollo de todo el asunto se encuentra la publicidad sobre este tipo de productos, que ha ganado espacio en los medios y es señalada como uno de los principales factores que propenden a un consumo muchas veces inadecuado.

“Existe un aumento de propaganda que apunta a tratar el síntoma y no la enfermedad, pero el síntoma es un elemento guía para el médico ya que orienta sobre el cuadro y diagnóstico”, detalló Saracco.

El mensaje que dan los comerciales es que hay que seguir a toda costa, sobre lo cual el especialista hizo un parangón con un vehículo.

Dijo que si en el auto se enciende una luz roja que alerta sobre algo que no funciona bien, lo normal es detenerse a ver qué pasa, sin embargo lo que pregonan las publicidades es que en el organismo cuando ocurre algo por el estilo, lo que hay que hacer es “sacar el foquito” y seguir. 

En definitiva, en vez de resolverse la causa se ocultan los síntomas y peor aún, puede enmascararse la patología, señala Manassero. 

Luis Salvi, presidente del Colegio Farmacéutico de Mendoza, reconoció que “indudablemente hay un aumento en el consumo impulsado por la publicidad” y por la cual la gente “se siente estimulada a comprar sin que haya un control o consejo por parte del médico”. Desde su punto de vista, la automedicación es algo muy preocupante a tal punto que hay muchos ingresos a los hospitales por su mala administración. 

La COFA señala que “alrededor del 11% de todos los casos de insuficiencia renal terminal son atribuidos al consumo de analgésicos y el 40% de los casos de hemorragia digestiva alta son atribuibles al consumo de aspirina y al resto de los antiinflamatorios no esteroides”.

En tanto, Saracco agregó que  los analgésicos, psicofármacos y antibióticos se encuentran a la cabeza de la automedicación, pese a que los últimos dos son de venta bajo receta. 

Ante tal contexto, Manassero señala la necesidad de regulación de la publicidad: “Por las características de herramienta terapéutica que tiene el fármaco, no debieran existir publicidades que incentiven el consumo de los mismos, ya que no son productos que se rijan por las leyes de la oferta y la demanda; muy por el contrario, nadie compra un medicamento si no está enfermo o tiene una dolencia”. 

 

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