A mayor desigualdad, mayor violencia social

A mayor desigualdad, mayor violencia social
El abogado Eduardo Paredes, reflexionó críticamente respecto del fenómeno de los llamados “linchamientos” contra marginales. En ese marco, afirmó en Misiones, la única vía que le da el Estado a los excluidos, “es la policía o la cárcel”.
Para el catedrático, “cuanto mayor sea desigualdad social”, mayores serán los niveles de “violencia social”, y por otra parte, la carencia de oportunidades para los excluidos, los deja sin muchas alternativas a la delincuencia. Asimismo, según Paredes, no hay un Estado ausente que motive los hechos de violencia contra las personas que delinquen, sino que al contrario, el Estado “asiste” a los excluidos por “la vía policial”. “El mal es banal, está en todos” advirtió el abogado.

“Como dijo el Zaffaroni, cuando uno golpea a alguien en el piso, que está totalmente indefenso, y si además decide matarlo, sobre seguro, es un homicidio doblemente agravado por ensañamiento y alevosía”, precisó el abogado, quien opinó en Radio Hoy 90.3 sobre los llamados “linchamientos” que se vienen produciendo en las últimas semanas en el país. “Esto ocurre en el país en el que los medios de comunicación, y en particular la televisión, es la que construye ciertamente la realidad”, completó el abogado, como lo han planteado dirigentes del oficialismo, también cargó sobre los medios de prensa por una supuesta deformación de los hechos en torno a este problema.

“En toda la sociedades hay hechos de violencia y cuanto más desigualdad hay, mayor nivel de violencia, con delitos contra la propiedad...Uno lo puede llamar violencia social en lugar de delito, pero hay un malestar ahí”, argumentó y vinculó la reducción de la violencia con el logro de un “equilibrio social”.

No obstante, Paredes relativizó los índices de delincuencia que se manejan para el país. “Argentina, después de Chile, es el país con menor tasa de homicidios de toda América Latina. Tiene menor tasa de muertes que Uruguay. Sí tiene una tasa relativamente alta en las zonas del Conurbano Norte y el Conurbano Sur. Así que cuando se habla, hay que ver de qué argentina se habla...Y dentro de eso, los homicidios bajos, sí tiene una tasa alta de delitos contra la propiedad en determinados sectores”, explicó el catedrático, para quien los delitos contra la propiedad proliferan en zonas donde entran en contacto, sectores marginales y sectores privilegiados.

“Ahora por qué los medios construyen... ¿por qué la televisión recorta la realidad, que presentan una y otra vez? En general, se ha visto esto en la Argentina durante el agotamiento de un ciclo: cada vez que hay malestar social, la criminalidad siempre es funcional…Estos pibes, torpes, que salen a robar y después o los matan o mueren, también, nunca llegan a viejos, pero la criminalidad como discurso es funcional a la descarga de tensiones”, reflexionó.

Respecto a los motivos que pueden llevar a una persona a desbordarse y concretar actos de violencia extrema, Paredes consignó que esto es mucho menos frecuente de lo que parecería a simple vista. “El mal es banal, está en todos nosotros. No es que hay un tipo que por ejemplo, en Argentina se construye la imagen de Jorge Videla como si fuera un loco, tres tipos (junto a Massera y Viola) que vinieron de otra sociedad, que bajaron de un OVNI y ahí empezaron a secuestrar gente. No, esos tipos estaban insertos en una sociedad argentina que miró para otro lado y permitió que se haga lo que se hizo. Y cuando se habla de la sociedad argentina también se habla de vecinos como aquellos de Recoleta, que golpearon a un pibe y casi lo matan”, alertó el abogado.

¿Por qué ocurre esto?

“Las prácticas punitivas y las de violencia están en todos. En el tipo más tranquilo que está en una oficina, y en algún momento, si tiene miedo va a llegar a cualquier salvajada o a mirar para otro lado. Eso decía Hanna Arendt. Cuando fue al juicio esperaba encontrarse con un jerarca nazi que era como la Iglesia construyó la imagen de Satán en el Medioevo, una especie de monstruo. Y en realidad, el mal es banal. El mal está en cualquier, está en el vecino de al lado que es capaz de la mayor violencia o de mirar para otro lado...Que hagan cualquier cosa pero que termine la delincuencia, en los 70 decían, que hagan cualquier cosa pero que nos den orden. Acá... no sé si se acuerdan que Menem en la década del ‘90, decía ‘quiero sacar al Ejército a la calle’ para la seguridad. En realidad no tenemos más Fuerzas Armadas, por suerte. Pero esos discursos están, la violencia está y por ahí ves tipos de traje y corbata a los que le sacaron el reloj y ¿son capaces de matar? Sí son capaces de matar. Y matar con mayor tranquilidad porque vos no le reconocen la calidad humana al otro. El Otro que está ahí, es el otro, el excluido, el peligroso, y entonces, le desconoces la calidad humana. No es otro igual. Esto ocurre”, remarcó.

Finalmente, Paredes afirmó sin tapujos que no hay un Estado Ausente en los hechos de violencia, como plantean algunos dirigentes sobre el fenómeno de los llamados “linchamientos”. Según el abogado es al contrario: el Estado está presente para los marginales y los excluidos, pero a través de la policía, con lo que se cierra toda posibilidad de ascenso social para estos sectores socialmente desfavorecidos.

“El problema es que los Estados no pueden resolver cuestiones estructurales como la exclusión, porque esto tiene que ver con el propio sistema, con la propia estructura social”, vaticinó más bien pesimista, el catedrático. (Pero) esta exclusión tiene un límite. Hemos tenido 10 años de crecimiento y salimos igual que como entramos, con algún subsidio más o alguno menos. En Misiones, ¿qué futuro tiene un pibe acá? ¿Cuántas fábricas hay? ¿Cuántas posibilidades laborales? Si no es el Estado el que le da un empleo entre comillas, utilizándolo en política a través de un contrato que le den por ahí. No tiene otra. Como no tenemos el fenómeno urbano, no tenemos tantas urbes, no tenemos el delito callejero, que es el molesto. Pero cuando esta población de pibes vaya creciendo, de algún modo tiene que vivir y el Estado no tiene capacidad de resolver eso. La única vía que le da es la policía o la cárcel, no tienen otra. Es un problema estructural y social”, finalizó.

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