Matrimonio gay, aborto y drogas, los temas tabú de la campaña electoral en Brasil

Matrimonio gay, aborto y drogas, los temas tabú de la campaña electoral en Brasil

Los tres principales candidatos presidenciales evitan pronunciarse sobre asuntos polémicos; Fidelix, un aspirante sin opciones, provocó alarma social por sus comentarios homofóbicos

 

RÍO DE JANEIRO.- El casamiento homosexual, la legalización del aborto, la despenalización de la marihuana... Se trata de cuestiones muy controvertidas en Brasil, que en estos momentos de inestabilidad en las encuestas, los principales candidatos presidenciales en las elecciones del domingo han intentado por todos los medios evitar para no ahuyentar a potenciales votantes. Hasta que el domingo pasado uno de estos temas les estalló en la cara durante un debate televisivo.

Aspirante al Palacio del Planalto por el pequeño Partido Renovador Laborista Brasileño, Levy Fidelix, que cuenta con menos de un 1% de las intenciones de voto en los sondeos de opinión, dejó en claro su total oposición al casamiento gay: "Por lo que vi en mi vida, dos iguales no hacen hijos. Y digo más, disculpen, pero el aparato excretor no reproduce".

En ese momento, los tres mayores candidatos a la presidencia -la actual mandataria Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), católica; la ecologista Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB), evangélica, y el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), católico- se quedaron callados. Al día siguiente, su silencio fue tan criticado en las redes sociales y los medios de comunicación, que tuvieron que salir a aclarar que consideraban homofóbicas las declaraciones de Fidelix.

"En un país que es el campeón mundial de crímenes contra homosexuales y travestis, la prudencia de los tres candidatos principales es cómplice de los asesinatos que ocurren cada día", señaló a la nacion el antropólogo Luiz Mott, fundador del Grupo Gay de Bahía, la organización defensora de los derechos de los homosexuales más antigua del país, que lleva un registro de los ataques contra gays, lesbianas y travestis. En 2013, estos crímenes dejaron 312 muertes, y en lo que va de este año ya suman 220.

Si bien el matrimonio entre personas del mismo sexo en Brasil fue aprobado en mayo de 2013 por el Supremo Tribunal Federal, los grupos de derechos homosexuales buscan que sea legalizado por el Poder Legislativo. Además, abogan para que el Congreso apruebe una ley contra la homofobia, proyecto que, aunque fue presentado en 2006, se encuentra estancado en el Senado, en gran parte por la presión de la bancada evangélica (que cuenta con 77 legisladores entre ambas cámaras).

Como sucede en el resto de América latina, el tema del aborto también es una suerte de tabú en el debate electoral brasileño. Aquí, la interrupción médica de un embarazo sólo está permitida por ley en tres situaciones: cuando es consecuencia de una violación, cuando su continuación pone en riesgo la vida de la madre y cuando el feto es anencefálico. Aún así, en Brasil, según cifras de organizaciones no gubernamentales, se realizan unos 850.000 abortos por año; el Ministerio de Salud sólo contabiliza unos 1500 legales, y anualmente hay más de 250 muertes por intervenciones clandestinas.

Respecto a la legalización de la marihuana, se ve con interés el experimento que está llevando adelante Uruguay, pero no se quiere pensar en alternativas para afrontar la fracasada política antinarcóticos aquí -sobre todo con el alza en el consumo de cocaína y crack-, que ha llevado a un aumento extraordinario de la población carcelaria. De los 548.003 presos que hay en las prisiones brasileñas, 138.198 están tras las rejas por supuesto tráfico de drogas; no obstante, la mayoría de ellos son pequeños traficantes o simples consumidores de marihuana.

Dilma se opone abiertamente a la legalización de la marihuana y defiende incrementar el combate al narcotráfico y la asistencia a adictos. En tanto, Marina Silva acepta que el asunto de la despenalización sea tratado en un plebiscito, aunque no cree que el narcotráfico se reduzca, y Aécio Neves rechaza cambiar la actual legislación.

Sus opiniones coinciden con un reciente sondeo de Ibope que indicó que en Brasil -el país con mayor número de católicos del mundo y donde los evangélicos representan un creciente sector de la sociedad-, un 79% de las personas está en contra de la despenalización del consumo de marihuana; un 79%, en contra de la legalización del aborto, y un 53%, en contra del casamiento entre homosexuales..

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