Massa presentará un bloque ampliado y ya es la segunda fuerza de la provincia

El tigrense trabaja para llevar su bloque de diputados bonaerenses de 7 a 18, antes de la elección. Ya hay 3 integrantes de la bancada kirchnerista que decidieron pasarse. Con la movida, el oficialismo quedará más lejos del quórum. Después de las generales buscará un lugar en la conducción de la Cámara. De mínima, pelearán la vicepresidencia del cuerpo.
Sergio Massa ya tiene punteados a once diputados provinciales para sumarlos a los siete de su bloque y quedar como la segunda minoría en la cámara bonaerense. Un fuerte golpe de efecto que traza un panorama de cuasi cogobierno para los últimos dos años de mandato de Daniel Scioli, si se suma a esta bancada los legisladores que meterá en octubre.

La movida apunta a posicionar ya al Frente Renovador en la discusión por las autoridades de la Cámara que se abrirá tras las elecciones.

El anuncio está previsto para antes de las primarias y busca presentar un nuevo signo de debilidad política del kirchnerismo, que tendrá que soportar en pocos días nomás que 3 de sus 41 diputados oficialicen su pase al massismo. El oficialismo quedará así más lejos del quórum, al que se llega con 47.

Los pases no esconden sorpresas: Franco Caviglia, candidato a diputado por el Frente Renovador y vinculado a Darío Giustozzi; Raúl Pérez, aliado del massismo en La Plata, donde colocó un candidato a diputado y Karina Rocca, leal a Felipe Solá.

El encargado de puntear a los conversos es Rubén Eslaiman, presidente del bloque del Frente Renovador y cercano a Luis Barrionuevo. Hasta ahora, el resto de la bancada massista la completan Carlos Acuña, Verónica Couly, Ramiro Gutiérrez, Mónica López, Jorge Solmi y María Elena Torresi.

El heterogéneo cierre del Massa le permite sumar diputados de todas las bancadas y esa fue la tarea de las últimas semanas.

La que más sufrirá la sangría será la del Pro Peronismo, un combo de macristas y peronistas que quisieron desmarcarse de Francisco de Narváez. Así, se convertirán en massistas Juan Carlos Píriz (de La Matanza, cercano a Solá), Marcelo Di Pascuale (candidato a diputado por la sexta sección electoral), Orlando Yans (macrista, cercano Cristian Gribaudo), Nancy Monzón (del PRO, leal a Jorge Macri) y esperan por Julio Garro, referente del PRO pero sin rumbo definido tras haberse quedado sin posibilidad de pelear su reelección por el complicado cierre bonaerense del macrismo. También integraba ese grupo Gustavo Ferri, pero sobre el cierre volvió con el empresario para representarlo en Lomas de Zamora.

La lista de massistas se ampliará con Ricardo Lissalde, que tiene un monobloque pero hace campaña para Massa en Saladillo y los radicales Valeria Aratta (del intendente de Junín Mario Meoni) y Walter Carusso (de Gustavo Posse).

Intentaron sumar a Pedro Simonini, de la Coalición Cívica y con raíz en Adrián Pérez. Pero Walter Martello logró contenerlo.

No es una movida menor. Como segunda minoría Massa podrá encabezar la resistencia a proyectos de Daniel Scioli, como la adhesión a la ley de blanqueo, que el gobernador anunció para la brevedad.

La pelea para diciembre

La movida de los próximos días es apenas el prólogo de una pulseada mayor: La negociación por las nuevas autoridades de la Cámara de Diputados bonaerense, que se abrirá en diciembre. Se trata de una pelea mayúscula ya que define quien manejará el presupuesto multimillonario del cuerpo y acaso tan importante como eso, definirá su rumbo político. Si Massa se afianza en la conducción de la Cámara podría resurgir una suerte de “cohabitación” bonaerense, entre el Frente Renovador y Scioli.

No se trata de un escenario inédito. En los 90 cuando Eduardo Duhalde era el gobernador, tuvo que cohabitar con una Legislatura en manos de la Alianza, que había ganado en la provincia de la mano de Graciela Fernández Meijide.

Fue entonces, que Osvaldo Mércuri sacó un as de la manga y creó la firma compartida entre el presidente y el vice de la Cámara. Una atajo que encontró entonces el peronismo para refugiarse en la vicepresidencia y conservar desde allí injerencia en el manejo de los recursos y las decisiones.

Esa peculiaridad fue usada desde entonces mayormente por el peronismo para alcanzar sus equilibrios internos. En la última elección la fuerza en ascenso era La Cámpora –en ese momento distante de Scioli y el peronismo tradicional- y fue así que ubicaron a José Ottavis en la vicepresidencia, luego de aceptar la permanencia de Horacio González en la presidencia.

González es de Ituzaingo, donde el intendente Alberto Descalzo quedó muy mal posicionado en esta elección: sufrirá tanto el arrastre de Massa, representado por Roberto Rocha; como la perdida de votos que le causa la lista de Nuevo Encuentro, que habilitó Carlos Zannini.

En el massismo algunos ya se apresuraron a hacer cuentas y estiman que de mínima podrán exigir la vicepresidencia. Hubo mensajes cruzados de uno y otro lado, hasta que el ex jefe de Gabinete bajó una instrucción clara: “Hasta después del 28 de octubre no se negocia nada con nadie”.

Massa acaso sabe que uno de los peores pecados que puede cometer un político es anunciar que será liebre el plato principal del menú, antes de cazarla.

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