La imagen caló hondo en las usinas políticas de PRO. En la misma foto estaban Sergio Massa, Miguel Pichetto, Juan Manuel Abal Medina y Oscar Romero, referente del gremio de los mecánicos, una de las ramas de la industria más golpeada por la caída de la actividad económica.

Se juntaron la semana pasada en Tigre, con el líder del Frente Renovador de local, para una especie de actividad legislativa outdoor, ya que visitaron unas pymes apenas horas después de que el Senado sancionara una ley de beneficios fiscales para este sector del empresariado.

Pese a la alta carga de peronismo que le imprimieron a esa reunión, sacudiendo al Gobierno con ese gesto de unidad registrado por las cámaras, en el massismo salieron después a bajarle el tono. Sostienen que el mensaje que querían hacerle llegar al presidente Mauricio Macri no era partidario sino político, mostrándole que si juegan juntos en el Parlamento pueden fijar agenda.

Y capitalizar ante las pymes y los trabajadores que “esta ley es nuestra”, según la voz de uno de los que recorrió las pequeñas y medianas empresas en Tigre el jueves, y que fue el acuerdo entre Massa y Pichetto el que permitió introducir fuertes cambios al proyecto pymes que había enviado el Ejecutivo, aumento considerablemente el costo fiscal.

“Le hicimos sacar la billetera, algo que no querían, por más que ahora festejen la ley pymes y autopartes para la televisión”, sugirió el mismo legislador. Pero más allá del intento por circunscribir la foto a una actividad legislativa, no había inocencia en los que posaron para esa foto. “Los símbolos y señales están claras”, admitieron, “y nadie se saca una foto con el que no quiere. Si hubiéramos querido hacer algo privado, no invitábamos a la prensa”. Para Massa, en ese cuadro había un doble mensaje.

Estar al lado de Pichetto significa estar al lado del que tiene la llave del Senado y el contacto con todos los gobernadores. Pero también significa mostrarle a Macri cuál es el tándem que mueve el amperímetro en la casa de las leyes.

Massa está abandonando, de a poco, el traje de socio confiable del oficialismo en el Congreso.  Quiere, en cambio, empezar a impulsar una agenda propia contra las medidas que ejecutan desde Casa Rosada. Uno de los miembros de la mesa política del massismo reconoció que en el discurso del Frente Renovador “ya no se va a hablar más del pasado, sino el futuro” y que “los que fueron funcionarios en el pasado tendrán que dar las explicaciones en la Justicia”. “No vamos a hablar más del kirchnerismo -reconoció el dirigente-.

Nosotros vamos a discutir con el Gobierno nacional”. Para sacarse ese traje de aliado, Massa desempolvó por un rato el de peronista. En su comando político no son inocentes y saben que mostrarse con Pichetto o con Abal Medina es coquetear con el PJ y, entienden, “peronizarse es un costo para Sergio, porque la gente no quiere saber nada con el peronismo y, mucho menos, con el kirchnerismo”. Pero que en esa carrera por la ancha avenida del medio no está mal arrimarse al justicialismo cada tanto, sin soltarle la mano nunca a Margarita Stolbizer, la líder de GEN con la que Massa planea aliarse para las elecciones del año que viene.

Apostando nuevamente a la templanza, el líder de los renovadores esperará hasta el año que viene para tomar decisiones. Uno de sus armadores deslizó que “ahora todos se acercan, quieren cerrar ahora” y que “nosotros les decimos a todos que sí, después veremos”.