Massa alienta una fuerte competencia en la provincia

Massa alienta una fuerte competencia en la provincia

Ya tiene cinco candidatos y podría sumar a Insaurralde y De Narváez; hoy definirá las reglas de la interna

Martín Insaurralde podría darle algunos de los votos que hoy atesora Daniel Scioli. Francisco de Narváez, los suficientes para borrar de la pelea bonaerense a Mauricio Macri. Con los dos sosteniendo su boleta y limando las rivales, Sergio Massa podría dar un paso largo para acercarse a la presidencia en 2015. Antes debe solucionar un problema: ya tiene cinco candidatos a gobernador en su fuerza.

Son los diputados Darío Giustozzi y Felipe Solá; los intendentes Gustavo Posse (San Isidro) y Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), y la legisladora provincial Mónica López, si no se cuenta la candidatura que revoleó Raúl Othacehé, patrón de Merlo.

Massa les verá las caras al menos dos veces hoy. Por la noche lo hará en público, en la cena de Parque Norte con la que espera juntar fondos para su campaña. Pero la reunión central será al mediodía, cuando les cuente que las reglas del juego de la batalla provincial han cambiado.

Hasta ayer, esas reglas prohibían que los intendentes massistas hicieran fuerza por algún candidato a gobernador en particular, o que las estructuras de éstos compitieran entre sí en los municipios kirchneristas. Massa les dirá hoy que tienen el camino libre para dar esa batalla, salvo en los distritos del Frente Renovador. "La idea es fomentar la competencia, que no crean que la mejor campaña la hace el que se saca más fotos conmigo", avisará el tigrense.

Pero los cinco candidatos massistas querrán una definición sobre la llegada o no de Insaurralde o De Narváez. Massa no la tiene o, en todo caso, cambia de libreto ya no cada semana, sino cada 24 horas.

Sobre Insaurralde, por ejemplo, hoy cree que el kirchnerismo no le dará chances ni de ser candidato propio ni de fugarse al massismo y que tendrá que pelear para retener su municipio. Ayer, Massa le daba la bienvenida con elogios que pronunciaron los intendentes Joaquín de la Torre (San Miguel) y José Eseverri (Olavarría), sus voceros oficiosos. Anteayer, le cerraba la puerta, apoyando el lanzamiento de Giustozzi, vecino del lomense y quien menos lo quiere.

Giustozzi ya avisó que prefiere a De Narváez en el massismo. Porque es opositor y porque no hundiría la candidatura de Massa, repite el hombre de Almirante Brown. Si es porque cree que al "Colorado" puede ganarle, no lo dice.

Massa y su operador Juan José Álvarez están conversando con De Narváez. Aproximándose. De Narváez necesita una entrada elegante luego de cantar durante 2013 que "el massismo era más kirchnerismo". Podrían ser las leyes que rechazaron juntos en el Congreso. El "Colorado" sabe que, sin moverse demasiado, mide entre 10 y 15 puntos en la provincia. También sabe que si Macri no logra instalar un candidato bonaerense, en 2015 lo necesitará como al agua. Pero él también necesita al mejor candidato a presidente si quiere llegar alguna vez a la gobernación.

APERTURA A MACRI

Sin embargo, hoy, quien más abierto se muestra frente a Macri es Posse, que se anima a imaginar un escenario de una gran interna entre Massa, Pro y la UCR, lo que lo convertiría en el candidato bonaerense que mejor expresa esa síntesis. Es una jugada desafiante hacia el Frente Renovador. O una táctica de negociación. "En 2009, Pro y el Frente Cívico se creían que ya le habían ganado al kirchnerismo y se enfrentaron. No quiero que vuelva a pasar eso", dice Posse, que también cree que la llegada de Insaurralde o De Narváez será un problema para los candidatos peronistas de Massa, no para él. Por las dudas, salió a criticar con dureza al lomense en los medios.

Mientras tanto, Posse se acercó a Mónica López y a su marido, el diputado y sindicalista petrolero Alberto Roberti. López mira con recelo a Insaurralde y avisa que no quiere candidatos elegidos a dedo: "Si quiere venir, que venga a una interna". Tiene respaldo económico del sindicato y conocimiento a nivel provincial por la campaña que compartió en 2011 con De Narváez. Ella no despeja las versiones que la ubican como compañera de fórmula de Posse.

Cariglino es hoy el más silencioso de los aspirantes a la gobernación. Las sucesivas denuncias de "estallidos sociales" por parte del kirchnerismo hicieron cambiar sus planes de empezar a girar por canales y radios. "Jesús se quedó cuidando el rebaño", predica un hombre de su entorno. La parábola bíblica no dura tanto: "No quiere que surja un solo quilombo en Malvinas".

Quien sí empezó a colgar carteles en las rutas es Solá. No tiene la "caja" de sus rivales, pero sí un conocimiento del interior provincial y de la gestión que lo mantiene en la pelea.

"Gobernar es muy distinto que hacer campaña, y gobernar Buenos Aires es muy difícil", repite el ex mandatario, para diferenciar su experiencia de las ambiciones de sus rivales. "Lo que tengo claro es que, por sobre todo, hay que hacer lo necesario para que Sergio llegue a la presidencia", concluye. Como casi todos sus rivales..

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