Masacre en Don Torcuato: mató a sus jefes, a un compañero y se suicidó

Masacre en Don Torcuato: mató a sus jefes, a un compañero y se suicidó
Carlos Landívar era chapista y trabajaba para una empresa de transportes. Con un revólver calibre .380 ejecutó a los hermanos Gabriel y Marcelo Bascoy, y al empleado administrativo Javier Etcheverry. Luego se pegó un tiro en la sien.

Gastón Rodríguez

Sobre la calle Félix Frías, a metros de la Avenida Boulogne Sur Mer de Don Torcuato, Julieta no cree lo que le cuentan. Se entera que después de estar con ella, Carlos Landívar se cruzó hasta la empresa de transporte que lo empleaba como chapista y desató una secuencia criminal que no ofrece muchos antecedentes: asesinó a los dos hermanos que estaban al frente de la compañía disparándoles a quemarropa y también se ocupó de ejecutar a un administrativo que tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino. No mató a más compañeros porque algunos lograron escapar por los techos y otros estaban dispersos en los talleres y demás sectores.

También incendió una oficina después de rociarla con solvente, quemó algunos papeles de interés comercial. Landívar no alcanzó a escuchar las sirenas de los patrulleros que llegaron al lugar alertados por un llamado al 911. Antes eligió percutir su pistola calibre .380, la misma con la que había dado muerte minutos antes a tres personas, sobre su sien derecha. Eran las 14:10 de la tarde del miércoles. La masacre había sido consumada.

A la 1, recuerda Julieta con el semblante pálido, Landívar se había quejado delante de ella. La confianza entre los dos había nacido luego de unos trabajos de electricidad que él había hecho en la casa de la mujer.

De acuerdo al relato de la testigo, Landívar le dijo que los jefes lo estaban "forreando" y que ya estaba cansado. También descargó su bronca por un aguinaldo atrasado y, casi en tono de confesión, agregó que le adeudaban 170 mil pesos por un "favor" que les había hecho. Igual se mostró amable y le regaló el pan dulce y la sidra que había en la caja navideña que la empresa repartió entre los empleados. Cuando Julieta lo invitó a compartir la sidra más tarde, Landívar ni siquiera lo consideró.

"Me parece que la vas a tomar sola porque hoy hago un desastre", respondió.

La masacre ocurrió en el predio de Transportes Bascoy SA, sobre Boulogne Sur Mer al 1400, donde se juntan las localidades de Bancalari y Don Torcuato, en el partido de Tigre.

Landívar –54 años, divorciado, padre de nueve hijos– llegó al sector de oficinas ubicadas en los fondos del terreno y enfrentó a Gabriel Andrés Bascoy, de 53 años, y a su hermano Marcelo José, de 51, hijos del fundador de la empresa, quien legó en ellos el control luego de su retiro.

Landívar increpó a los hermanos y no se demoró en matarlos con la pistola que tenía escondida debajo de la remera.

Después fue el turno de asesinar a Javier Etcheverry, un empleado administrativo dedicado a la coordinación de los viajes que presenció las dos primeras ejecuciones por estar en el mismo sector.

De acuerdo a las pericias preliminares, Landívar efectuó al menos ocho disparos –se sospecha que intentó matar a más compañeros pero falló su puntería– y comenzó un incendio con un solvente thinner que había llevado en un frasco.

Cuando los primeros policías arribaron a la empresa de transportes debieron rescatar a un empleado que había quedado atrapado en el techo de las oficinas en llamas. Este hombre debió ser asistido por sufrir un principio de sofocación. Una vez repuesto contó que Landívar había irrumpido en las oficinas muy alterado porque, según recordó, “le habían liquidado mal el aguinaldo y le debían dinero".

Aunque no haya dudas sobre lo que pasó, el fiscal Cosme Iribarren, a cargo del caso, debe determinar los motivos. Una de las primeras versiones apunta a la mala liquidación de sueldo, que significaba 2000 pesos menos de lo que esperaba percibir el triple homicida. Sin embargo, los investigadores no descartan la hipótesis que señala que Landívar, en realidad, se cansó de esperar una promesa económica de los dueños de la firma a cambio de su intervención en una causa judicial en la que la empresa estaba comprometida.

Según esa versión, Landívar era un testigo que había sido convocado por la parte que acusaba a los Bascoy, pero estos empresarios le habrían prometido el supuesto pago de un dinero y trabajo en su fábrica a cambio de evitar una declaración comprometedora. Landívar, entonces, habría cumplido con su parte pero como no recibió ese dinero, se cansó de esperar. «

antecedentes

 Santiago del Estero: En los primeros días de agosto, el subcomisario Daniel Marcelo Cascio, subjefe de la División Criminalística de la Policía de Santiago del Estero, discutió con su jefe, comisario Héctor Eduardo Bravo, y lo mató a tiros adentro de una dependencia. Además hirió a otros dos policías. El hombre se atrincheró en el lugar y resistió a los tiros hasta que se quedó sin balas y fue capturado por el Grupo Estratégico Táctico.

 Salta: En otro hecho ocurrido en noviembre de 2011 en la localidad salteña de Embarcación, el peón Roque Pistone, de 28 años, mató a hachazos a su patrón Roque Beleizán, de 30, en medio de una discusión durante una cena. El hombre se presentó en una comisaría y declaró una historia falsa, pero los investigadores vieron muchas contradicciones en su relato y lo detuvieron. Luego se supo que el agresor estaba muy ebrio.

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