Martínez Poch le echó la culpa de todo a sus suegros

Martínez Poch le echó la culpa de todo a sus suegros
El acusado de abusar de sus dos hijas y de secuestrar a una abogada platense finalizó su segunda declaración indagatoria y se someterá a pericias psiquiátricas.
La culpa es del otro. Así se puede sintetizar las dos extensas jornadas de declaraciones que protagonizó Jorge “El Conde” Martínez Poch, detenido con prisión preventiva bajo los cargos de abusar y corromper a sus dos hijas cuando eran menores de edad y de secuestrar y violar a su ex pareja, la abogada platense Vanessa Rial. El acusado se cometerá a pericias psiquiátricas para determinar si es un fabulador o un inimputable.

La segunda jornada de declaración desarrollada este lunes 16 de diciembre (la primera fue el miércoles 18 de diciembre pasado) duró seis horas y quince minutos. Martínez Poch terminó de dar su versión sobre la relación con la letrada Rial y sobre las acusaciones que sus hijas realizaron sobre él, lo que le valió que le amplíen los cargos en su contra.

Minutos antes de las diez de la mañana, el disck jockey quedó frente al fiscal Marcelo Romero y a la instructora de la causa, Laura Mirabelli, quienes lo escucharon atentamente y ayudaron en cada uno de sus requerimientos. La cita judicial fue formal pero distendida, a tal punto que el acusado le dijo al fiscal: “yo a usted lo quiero mucho doctor”.

El primer tramo del relato al que accedió Diagonales versó sobre la relación que mantuvo con la joven abogada y los padres de ellas. “Quiero aclarar que el padre siempre supo cual era mi domicilio, conocía mi auto, las puertas de acceso al edificio donde se encuentra el departamento en el que vivo están constantemente abiertas, tenía mis números de teléfono, con lo que el padre pudo certificar cual era la situación de Vanessa, la pudo ir a visitar y tomar contacto” con ella, “sino que además en la puerta había dos motocicletas mías en todo momento, jamás se le restringió el acceso a mi casa”.

Luego Martínez Poch siguió dialogando mal de su ex novia. Al punto que habló de un supuetso complot entre ella y el padre para despojar de sus bienes a la madre: “yo soy un aparato pero el padre es un pirata, ya que con conocimiento de la problemática familiar que estos tenían con la madre de Vanessa, sus intentos en desposeerla patrimonialmente, el padre de Vanesa quería que yo formara parte de ese complot urdido” contra la mujer.

También rechazó la acusaciones de practicar tiro al blanco con Rial, pero aclaró que es un experto tirador. “No tengo buena puntería sino buena técnica ya que practicaba tiro desde que tengo 7 años”, relató.

Las hijas. La segunda parte de su versión fue sobre las acusaciones que le realizaron sus dos hijas. Contó desde el comienzo de la relación con la madre de las jóvenes hasta la fecha y apuntó a su ex suegra como el germen de los problemas familiares.

“Mi familia era un sueño americano, todo lo que hacíamos nos salía bien. No había cosa que nos saliera mal. Estábamos realizándonos; teníamos un montón de proyectos que estábamos llevando a cabo. Éramos una familia muy íntegra. Teníamos afecto, nuestras hijas eran dos soles; únicamente recibieron tres chirlos en toda su vida”.

Martínez Poch aseguró que la familia de su ex esposa se basaba en un “matriarcado” y que su suegra abosrvía, digitaba, controlaba los tiempos y tareas de su esposa. “Ello motivó una separación en la cual yo armé” el pub “Coronado, que fue un éxito rotundo habiendo amortizado todo lo invertido en unos tres meses”.

El acusado habló de su esposa fallecida a la que recordó por su apodo “Mane”. Dijo que la separación fue en buenos términos “porque yo a las nenas las iba a ver todos los días. No fue una separación sino un distanciamiento temporal ya que había que reformular estas situaciones”, en relación a la presunta intromisión de su ex suegra.

También aseveró que la muerte de su esposa fue un trauma muy grande para él que lo llevó al consumo de drogas. “Cuando terminaba de trabajar, ingresaba al cementerio trepando un portón; es decir he ido muchas veces de noche. Tenía esa necesidad. Quiero manifestar que cuando conocía a Mané, no sabía lo que era el consumo de drogas. El inicio del consumo de drogas lo empecé de grande, dos años después de la muerte de Mane”.

Las hijas también acusaron al “Conde” de practicar tiro al blanco con ellas, situación que también desmintió. “Nosotros teníamos un pseudo polígono, era una práctica de tiro para controlar el mirage y controlar sus movimientos”.

Se reconoció como “muy autoritario” con sus hijas. “Ahora lo veo así, de acuerda a las consecuencias que esto me acarreó. Y citó ejemplos: “cuando yo advertí que esta ciudad (La Plata) no era segura para mis hijas, armé todo para que vayamos a vivir al barrio las Cañitas en Capital. Yo le pedí ayuda al diablo” cuando recurrió a su suegra para que lo ayudara en la crianza de las nenas.

“Yo dejé la explotación del negocio de calle 45 esquina 8 porque las chicas se me iban de la mano; con esto me refiero a que no aceptaban los límites que yo le imponía: me decían que sí a todo pero hacían lo que querían. Por eso es que decidí ir a vivir a Las Cañitas; incluso las inscribí en un colegio; vivieron un tiempo en Capital; pero insertarlas en un medio que no conocían fue imposible por lo que regresaron en forma paulatina a la ciudad”.

En otros pasajes de su extensa declaración volvió a referirse a la madre de su esposa fallecida como el “diablo” y aseguró que se violentó con una de sus hijas, tras descubrir un fotolog de la menor “desnuda”. “Cuando llegué a la ciudad le saqué los celulares y empecé -por primera vez en mi vida- a compulsar los mensajes de texto que por lo que pude ver eran de un tenor que no se condecía con la edad de mis hijas; se advertía que se relacionaban con personas grandes. Por eso le rompí los celulares y les prohibí el acceso a las computadoras, encareciéndole a mi suegra que las cuidara y que cuidara que no accedieran a todo esto. Por esa época ví que mis hijas fumaban. Contemporáneamente a eso, yo les corté unas extensiones (de pelo) a Juliana que estaban pegadas con plástico, era un cachivache. También advertí que tenían piercings. LLamar a mi suegra fue llamar al enemigo”, expresó.

Sobre escenas de violencia con mujeres presenciadas por las jóvenes cuando eran menores de edad, “El Conde” narró que “en alguna ocasión han presenciado discusiones fuertes que he mantenido con la que era mi pareja; han visto discusiones subidas de tono, pero nada que salga de los parámetros de normalidad. A lo sumo gritos y algún cachetazo. Una de estas oportunidades y quizás la más grave fue un incidente (….) que incluso estuvo presente la Policía. Ella estaba totalmente desquiciada por otras cuestiones”, sostuvo en la misma línea argumental de cargar culpas a otros.

Tras finalizar la audiencia, el fiscal Romero dispuso el traslado de Martínez Poch para los días 19 y 20 de diciembre, fechas en que será evaluado por un cuerpo de peritos psquiatras.

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