María Eugenia Vidal modifica su campaña: dejará de recorrer pymes y saldrá en busca del votante "desilusionado"

María Eugenia Vidal modifica su campaña: dejará de recorrer pymes y saldrá en busca del votante

María Eugenia Vidal está preocupada, aunque en su entorno prefieren decir que está "ocupada".

 

En su círculo íntimo están cada día más convencidos de que el desdoblamiento del calendario bonaerense planteado a fin de año era la mejor estrategia electoral. No solo como un mecanismo para derrotar al PJ: más bien como método de supervivencia.

Los números en la provincia de Buenos Aires no son los esperados.  La popularidad de la gobernadora, aún cuando todavía encabeza las encuestas como la dirigente más taquillera de Cambiemos -su imagen positiva sigue arriba de la negativa-, bajó en los últimos meses en paralelo al crecimiento de la impopularidad de Mauricio Macri en territorio bonaerense, en especial en el corazón del Conurbano bonaerense.

El equipo de campaña de la gobernadora tomó nota. Tras saborear el trago amargo del no desdoblamiento, Vidal y sus colaboradores se abocaron a experimentar ideas de campaña en el inicio de la carrera electoral.

En ese plano, en las oficinas bonaerenses de la avenida Libertador, en el barrio porteño de Retiro, se decidieron en los últimos días dos lineamientos: salir a escuchar -y convencer, si es posible- al electorado "desilusionado" y dar de baja por ahora las recorridas que la mandataria realizaba todas las semanas desde hace ya algún tiempo a esta parte por pequeñas y medianas empresas, castigadas por los pésimos resultados del programa económico implementado por la Casa Rosada.

Este jueves, el INDEC informó que el desempleo del cuarto trimestre del 2018 alcanzó el 9,1%, el número más alto desde 2005 en la comparación trimestral.

"Estamos probando. No queremos una agenda monotemática. Salimos a escuchar", explicaron fuentes bonaerenses.

La semana pasada, Vidal empezó a implementar sus nuevas visitas con la supervisión del equipo que diagrama la agenda oficial.

El primer evento fue en Tres de Febrero, uno de los municipios gobernados por Cambiemos en el conurbano. Fue en un gimnasio: la gobernadora y el intendente Diego Valenzuela se reunieron con una veintena de vecinos -hasta ahora las reuniones eran solo mano a mano y no grupales- que plantearon una batería de quejas, en su mayoría vinculadas a problemáticas municipales. Es una imitación, todavía acotada, de las reuniones vecinales que Horacio Rodríguez Larreta implementa todas las semanas por los barrios de la Ciudad. En el 2017, la mandataria ya había tenido tímidos intentos.

En el macrismo son conscientes del mal humor social que marca no solo la calle si no también las encuestas. De hecho, la vuelta de los tradicionales timbreos, una marca registrada del PRO, todavía no tiene fecha. Es más: algunos de los integrantes de la cúpula partidaria están convencidos de que la actividad está agotada. El clima callejero no contribuye. La semana pasada, un senador del oficialismo fue sorprendido mientras salía de su departamento por un automovilista que lo reconoció y lo siguió unos metros mientras lo insultaba. En el macrismo hay temor de que la escena se repita durante la campaña.

Este viernes, Vidal irá en busca del elector "desencantado" -en su equipo no agrada el término- en Lanús. A última hora, se encontrará con casi treinta vecinos selectivamente elegidos en el gimnasio de un club local junto al intendente Néstor Grindetti. Será el segundo encuentro de este tipo.

El panorama electoral en los municipios gobernadores por Cambiemos es uno de los síntomas de preocupación de la administración provincial.

En Lanús, por caso, la imagen de Macri está muy por debajo de la de Vidal, y la de Vidal unos escalones detrás de la del intendente. La situación se repite en todos los distritos. En los gobernados por el PJ, sin embargo, las mediciones son sensiblemente peores: la ex presidenta Cristina Kirchner, cuya candidatura todavía es una incógnita, mide muchísimo más que el jefe de Estado.

¿Puede Vidal perder la provincia de Buenos Aires? "Puede pasar", dicen desde el macrismo. Cambiemos puede incluso ser derrotado en algunos distritos. Aclaran, sin embargo, que la intención de voto está igual que en el 2015. Con un agregado, además de la crisis económica: ese año el corte de boleta en favor de la candidata de Macri -el postulante K a gobernador era Aníbal Fernández, con altísimos números negativos- estuvo muy por encima del promedio.

En ese sentido, un buen número de intendentes ya decidió que va a repartir la boleta recortada de la de Macri. La duda es si separarla también de la de Vidal. El incentivo: todavía hay varios meses por delante hasta las elecciones y el PRO funciona en campaña como una formidable maquinaria electoral. La economía, por ahora, no ayuda demasiado.

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