La resistencia de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta a limitar la transferencias de subsidios que la Nación destina al área metropolitana obligó a Mauricio Macri a replantear la estrategia oficial para consensuar el Presupuesto 2019 y cumplir con la reducción del déficit fiscal acordada con el FMI. El resto de los gobernadores reclamaba al Gobierno que el ajuste comience en los distritos oficialistas. “Nosotros queremos acordar. El formato no nos interesa, si es primero con el peronismo o con los nuestros”, enfatizan en la Casa Rosada.

El martes, a las 15.30, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el de Interior, Rogelio Frigerio, se reunieron con el vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli y con el jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai. Dujovne les transmitió que primero negociaría con el resto de las provincias antes de cerrar los números en los distritos PRO.

En el encuentro en el Salón Sur de la Casa Rosada del que también participaron, entre otros, el secretario de Hacienda Rodrigo Pena, el subsecretario de Políticas Públicas Paulino Caballero; el de Provincias, Alejandro Caldarelli; y el ministro de Hacienda porteño, Cristian Mura, no hubo un acuerdo definitivo ni se habló de números. “A nosotros nos interesa más el número total que la composición del recorte”, se sinceran cerca de Dujovne.

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Lo mismo repiten en el entorno de Vidal y Larreta. “Primero, el número: después vemos cómo lo construimos”, afirman a dúo. En la gobernación bonaerense aspiran a cerrar un recorte más cercano a los $30 mil millones que a los $ 40 mil, una cifra que los preocupa.

En Hacienda insisten en que que se darán por satisfechos si se cumple el recorte del presupuesto de $ 300 mil millones -200 mil a cargo de Nación y 100 mil, a cargo de las provincias- con el que buscan llegar al déficit de 1,3 del PBI, acordado con el FMI.

Sin embargo, algunos lineamientos del recorte para el área metropolitana ya fueron definidos. Los subsidios al transporte, que en el Pacto Fiscal el Gobierno se había comprometido a eliminar gradualmente en tres años, ahora dejarán de existir en 24 meses. Para el programa -que también se aplica en otras provincias- hoy se destinan $ 50 mil millones. En 2019 se reducirá a la mitad. No está del todo claro cuándo el ministerio de Transporte -que por estos días negocia paritarias con los choferes- trasladará las competencias para que cada distrito defina los recorridos de cada línea, una imposibilidad que indigna al jefe de Gobierno. Tampoco, si la virtual transferencia de subsidios llegará antes o después de un aumento de los pasajes.

Por otra parte, además de las ya mencionadas transferencias de Edesur y Edenor, Ciudad y Provincia se comprometieron a hacerse cargo de las tarifas sociales de Aysa, que representan menos de mil millones de pesos. La mayoría de los 275 mil beneficiarios vive en el Conurbano que tanto obsesiona a la gobernadora. El traspaso de la compañía de agua deberá esperar a 2023, cuando cancelen los US$ 500 millones colocados en bancos europeos. “Al tener mayor población, en algunos programas Provincia y Ciudad están sobrerrepresentados”, afirman en la Rosada, donde evitan señalar qué regiones deberán ajustarse más.

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A pesar de la situación fiscal de la Provincia, el miércoles en una reunión de Gabinete la gobernadora les transmitió optimismo a sus ministros. Se refería a las obras en camino, a la pelea por el presupuesto y a las denuncias por aportantes truchos. Larreta defiende a su ahijada política. “Siempre voy a estar al lado y de la mano con Maria Eugenia, siempre”, sostiene en la intimidad, donde relativiza su influencia en el Ejecutivo.

En tanto, este jueves con la visita de los ministros de Economía de San Luis, Catamarca y La Rioja terminó la ronda de los 24 enviados de las provincias por la Casa Rosada. "Todos están comprometidos con la meta", exageran en el Gobierno. A partir de la próxima semana, regresarán con sugerencias de recortes. Solo entonces, habrá un acuerdo -un número- para Vidal y Larreta.