En un mensaje hacia sus espadas, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó se reunieron este mediodía, con el objetivo de poner paños fríos a la interna de cara a las Legislativas.

Aunque el encuentro fue a solas, no pudieron pasar desapercibidos: almorzaron en el microcentro, en el restaurante Elena, del hotel Four Seasons. Como cada mediodía, por el lugar desfilaron decenas de testigos, varios del arco político.

Consultados al respecto desde ambos entornos confirmaron el encuentro, aunque coincidieron en no dar mayores detalles. "Es una reunión que arreglaron entre ellos", dijeron.

La visibilidad del lugar que eligieron Monzó y Vidal representa todo un mensaje, principalmente hacia adentro. Es que se da justo días después de que Clarín contara que, por la incorporación de extrapartidarios, había recrudecido la interna.

En esa nota, publicada el domingo, se daba cuenta de la polémica que generó el dardo por elevación que había lanzado el ministro de Gobierno bonaerense Joaquín de la Torre hacia el monzoísmo, cuando señaló -vía Twitter- que “En relación a los rumores de posibles pases de jefes comunales, quiero aclarar: no está en nuestro espíritu cazar intendentes".

Días atrás, el monzoísta Sebastián García de Luca, viceministro del Interior, se había sacado una foto con el intendente de Carlos Casares, el peronista Walter Torchio.

La frase del ex intendente massista cayó como un baldazo de agua fría en el monzoísmo, que impulsa el desembarco en Cambiemos de más dirigentes del peronismo. Fue tomada como una chicana, más cuando los alfiles de Monzó se comenzaban a mostrar conciliadores con la gobernadora bonaerense.

Más allá del último chispazo, dicen desde el macrismo que la relación entre Vidal y Monzó había mejorado en los últimos meses. Ambos saben que, en un año de campaña, deben bajar la espuma de la polémica. Y ese es el mensaje que bajan a sus respectivas espadas. "El objetivo de todos es ganar las elecciones para consolidar el proyecto", afirman, ahora, desde ambos sectores.