Marcos Corach, el comisario político rafaelino que Perotti sumó al gobierno

Marcos Corach, el comisario político rafaelino que Perotti sumó al gobierno

De jefe de Gabinete municipal a funcionario de alto rango. De extrema confianza del gobernador, llega para ocupar un rol vacante. Perfil alto y conocimiento.

Por PABLO FORNERO.

Marcos Corach es un perottista paladar negro. A prima facie, cuenta con una ventaja por sobre cualquier otro funcionario santafesino, es rafaelino. Esa condición geográfica implica una extrema confianza de parte del gobernador Omar Perotti, el mandatario que le pidió que deje su cargo de jefe de Gabinete en su pago chico para convertirse en el nuevo secretario de Articulación de Políticas Públicas de Santa Fe.

El cargo en sí mismo no dice nada. Ubicado en el organismo por debajo del Ministerio de Gestión Pública, que conduce Rubén Michlig, su designación vino a enmendar un debe en el gobierno de Perotti. Corach es un perro de presa, un voraz de la política que avanza a troche y moche si nadie le pone un freno. Él y el gobernador se conocen de memoria.

Trabaja junto a Perotti desde que el gobernador era intendente de Rafaela, allá por los ‘90. Le repartía volantes al jefe de la Casa Gris en aquellas viejas campañas. Cuando el mandatario viajó al Congreso, primero como diputado y luego como senador, Corach se quedó al frente de la Jefatura de Gabinete en Rafaela. Pero nunca perdieron el vínculo.

De 53 años, el secretario siempre cultivó un alto perfil político. Se cruzó con cuanto opositor pudo en la escena pública. “Es su mayor expertise”, le dijo a Letra P otro rafaelino, también perottista. De alguna manera, viene a ocupar un lugar que el gabinete no tenía. Un rol bien político, que Michlig no ejerce y el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo, cumple. Pero no es rafaelino.

Perotti pensó en convocarlo en diciembre, apenas asumió. Pero el intendente Luis Castellano precisaba de sus servicios. Sin embargo, en menos de nueve meses de gestión no pudo resistir las presiones del gobernador. Sabía que, tarde o temprano, iba a tener que decir que sí.  

Ahora su trabajo en el gobierno está más enfocado en la gestión. Se encarga de la coordinación de diversos programas provinciales, supervisar que no se superpongan y apuntalarlos con planificación. No manejará el vínculo con los legisladores, pero sí mantendrá vínculo con el territorio.

De eso también conoce porque en una de las gobernaciones de Jorge Obeid fue secretario de Municipios y luego, director de Aguas Santafesinas SA. Al menos con los intendentes peronistas, tiene contacto y un remember que le permite romper el hielo.

Prueba de ensayo de la confianza que le tiene Perotti, Corach fue uno de los privilegiados que se sentó a la mesa de negociación entre el gobernador y el intendente Pablo Javkin. Estaban ellos tres, el ministro de Hacienda Walter Agosto y el secretario José Freyre. Nadie más. A veinte días de asumir, el rafaelino participó del acuerdo entre el mandatario y el intendente de la ciudad más grande de la provincia. No es azarosa su presencia.

Corach tendrá perfil bien alto, el mismo que tuvo a lo largo de toda su trayectoria. “Funciona hasta que alguien le pegue un bife”, aporta el rafaelino que lo conoce. Solo Perotti le pondrá, si es necesario, luz de stop.

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