Marcieri dijo que no se prohíbe “nada cultural” en La Pacha

Marcieri dijo que no se prohíbe “nada cultural” en La Pacha

Sigue la polémica por la clausura del bar cultural La Pacha, de Rodríguez 862. Un día después de la movilización de artistas locales frente al inmueble en rechazo por la “arbitraria” clausura, y en reclamo por el otorgamiento de una autorización provisoria para que los encargados puedan cumplir con los eventos del fin de semana, la directora de Inspección General y Habilitaciones, Alejandra Marcieri, salió a responder los planteos.

Aseguró que no existen las autorizaciones provisorias y que deben cumplirse las exigencias correspondientes para el inicio de una actividad bajo un rubro específico.

“No es un capricho”, ratificó la funcionaria al defender la postura adoptada y sentenció que “son un montón de cuestiones que (el responsable) no tuvo en cuenta ni dimensionó y que hoy, imponiendo el aspecto cultural, quiere evadir el cumplimiento de la ley”.

En tanto, el encargado del lugar, Emilio Pérez, tendrá hoy una audiencia con la titular del Juzgado de Faltas 1 para evaluar el estado actual del expediente y avanzar en los requisitos para ajustarse a lo establecido.

El caso

En diálogo con El Eco de Tandil la funcionaria brindó precisiones sobre la situación actual del espacio cultural, el proceso que se inició meses atrás y que este domingo derivó en el cierre del edificio para el desarrollo de actividades.

“La Pacha está clausurado por haber violado una orden judicial”, indicó, y enseguida explicó que el responsable que “tenía una clausura preventiva” dado que el Juzgado de Faltas “le había permitido realizar determinado tipo de actividad. Al no cumplir con lo que se le solicitó, se procedió nuevamente al cierre”, resumió.

En un desarrollo del caso, repasó que en abril inició el trámite para lograr la autorización correspondiente de parte de la comuna para poder explotar el lugar, cuya actividad principal era el “servicio de expendio de comidas y bebidas” y la realización de talleres culturales, recreativos, de danza.

Dado el rubro principal, lo alcanzó un decreto que establecía que todo aquel que tuviera un emprendimiento gastronómico y realizara algún tipo de actividad artística contaba con una “determinada cantidad de tiempo para presentar informes en materia de insonorización, seguridad, etc.” y se le daba la posibilidad de trabajar hasta tanto reunía lo requerido.

Boliche bailable

En agosto comenzó a desarrollar actividades que “no había declarado y para lo cual no estaba alcanzado por este decreto”, puntualizó, circunstancia que derivó en una serie de intimaciones tendientes a regularizar la situación con el inicio del proceso de habilitación correspondiente “con el nuevo rubro que estaba empezando a explotar”, que en concreto “estaba relacionado con la actividad de boliche bailable”.

Entre intimaciones se produjo un avance en el trámite para lograr el permiso para funcionar encuadrado en la normativa, que sufrió un freno al encontrar irregularidades en los aspectos dominiales y de los planos del céntrico inmueble. Marcieri informó que esa documentación es necesaria para determinar el uso del suelo y si la actividad “está permitida o prohibida en ese lugar y qué tipo de informes se deben solicitar”.

Además, el rubro requiere de otros requisitos como la inscripción en el registro provincial de actividades nocturnas, para el expendio de bebidas alcohólicas (REBA), la instalación de cámaras de vigilancia, de un detector de metales, personal de seguridad, entre otros. A ello sumó el informe de Bomberos “porque de ser un lugar donde se comía y enseñaban talleres ligados a lo cultural iba a pasar a ser una explotación nocturna”.

En paralelo, se le indicó al responsable del lugar que “evite” realizar este tipo de actividades hasta tanto cumpla con lo exigido. “Hizo caso omiso y le llegó la primera clausura por realizar eventos que no estaban previstos”, aseguró.

Nueva clausura

En continuidad con el desarrollo de los hechos, Marcieri citó el Juzgado de Faltas, que tomó intervención ante el primer cierre del espacio, envió una nota “diciéndome que se levante la clausura para que pueda realizar la explotación de los rubros para los cuales se encontraba apto”, a saber, el servicio de comidas y bebidas y el dictado de talleres.

Durante un mes todo se desarrolló “con normalidad”. Sin embargo, el encargado “volvió a incurrir en la violación de la manda judicial, es decir, hacer actividades para las cuales no está habilitado y ni siquiera lo pidió como anexo de rubro dentro del proceso de habilitación”.

Así se llegó a la situación actual, donde la jueza Mirta Deoseffe emite una nota a la titular del área en la que expresa que “es mi deber hacer cumplir lo que establece el código de faltas” y que si se violó alguna normativa “tengo que proceder a clausurar”.

El accionar se completó días atrás, por lo que ahora el encargado del emprendimiento deberá responder a los requerimientos de la jueza de Faltas.

No es un capricho

Ahora bien, en cuanto al pedido para conseguir una habilitación provisoria que permita cumplir con los eventos programados para el fin de semana, Marcieri aseguró que “no existe” para el rubro que quiere explotar.

Y agregó que Pérez “se manifiesta como productor de situaciones culturales que son innovadoras y pueden ir desde los talleres, peñas folclóricas, show de música electrónica, una feria artesanal, malabaristas”, pero “nada de eso tiene pedido en su habilitación”, ya que “nos regimos por lo que pide, no por lo que hace”.

El punto radica, según la funcionaria, en que este tipo de actos culturales deben ser discriminados para que desde el área soliciten los requisitos correspondientes.

“La idea de que declare todo lo que hace no es caprichosa” sino que responde a una necesidad de encuadrarlo en un marco legal, que contempla las exigencias del caso. u

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ADVIRTIO LA DIRECTORA DE INSPECCION GENERAL Y HABILITACIONES

“No se puede hacer cualquier

cosa en nombre de la cultura”

Ante el requerimiento de este miércoles para poder funcionar durante el fin de semana, que contó con una movilización de artistas en rechazo al cierre de La Pacha bajo la consigna “la cultura no se clausura”, Marcieri fue categórica: “Mi función no es solucionarle su problema económico”, y agregó que si Pérez “no tomó los recaudos, es su problema”.

En ese sentido enfatizó que “no se puede hacer cualquier cosa en nombre de la cultura” y aclaró que “no se está impidiendo nada cultural”. Se trata de una situación en la que un privado realiza la explotación de rubros para los cuales “no está habilitado, porque no puede documentar técnicamente estar en condiciones”.

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