Marcharon y pidieron "paz" en Confluencia

Para concientizar, un grupo de vecinos caminó y volanteó en el castigado barrio. Pasaron por los rincones más peligrosos del sector. Reclamaron contención.

 Los dos pequeñines no deben tener más de tres, cuatro años. Están parados en una esquina, jugando a los pistoleros. Se calzan las armas de madera en la cintura, las muestran como tiernos gángsters. Pasa la marcha y disparan, divertidos. Una mujer se acerca, los abraza, los une a la columna que camina bajo la calidez solar por las calles de Confluencia, un barrio que suele ser tierra de nadie.

Esta vez no hay balas ni violencia en este sector. Hay algo más de medio centenar de personas que caminan con aires de simbolismo. Pudieron ser más, pero muchos "tienen miedo". La "Marcha por la paz y la vida" tiene múltiples pedidos y un propósito: recuperar los jóvenes sumergidos en la violencia.

La organización de esta movilización estuvo a cargo de la Red Solidaria del barrio, conformada por los dos establecimientos educativos del sector, la vecinal, el club Confluencia, el centro de salud y "todo el que se quiere acercar a dar una mano".

La caminata, lenta, sentida, se inició en la plaza de Moquehue y Belisle, justo frente a la casa de José Omar Pereira, el hombre alcanzado por una bala perdida durante un tiroteo entre bandas, ocurrido el martes 10 de marzo. La tercera víctima del año. Desde allí recorrió varias cuadras por Moquehue, Paimún, Chocón, Carlos Sobisch y Las Grutas. No hubo gritos ni reclamos. Las mujeres repartieron volantes pidiendo "paz" en el sector, y la columna se introdujo en el sector Los Pumas, ahí donde los tiroteos son moneda corriente.

Los móviles siguieron el andar y también hubo policías de civil mezclados entre los vecinos. "El barrio está más tranquilo, aunque de noche se escuchan tiros. Hacemos lo que podemos, pero no tenemos soluciones al alcance de la mano. Eso sólo queda para los políticos, que son los que pueden hacer inversiones". Luciano Montesinos es presidente de la vecinal y, en general, el que pone la cara para todo. Dice que tiene llegada a las bandas de jóvenes, pero que no cuenta con "nada para ofrecerles". Entiende que la "prevención es fundamental", pero que las soluciones "debe darlas el estado".

Una de las buenas noticias que recibió en las últimas horas fue la aprobación del Concejo Deliberante local del uso y ocupación de un terreno en Chocón y Tronador, ahí donde sueña con un polideportivo. "Claro, necesitamos para levantarlo cuatro millones de pesos", sonríe, casi incrédulo.

Más atrás desanda el camino Mabel Campos, una histórica pobladora que es tan solidaria como elocuente. Encabeza la asociación de Mujeres Autoconvocadas, hace peñas, da clases en su casa, vivió el abandono en carne propia y ahora encabeza la cruzada: "Nos tienen que dar contención, no puede haber más chicos de ocho años armados".

Comentá la nota