Una mano lava la otra: Vidal le tomó juramento a Ferrari, ahora ministro de Justicia

En un gesto de nobleza, la gobernadora María Eugenia Vidal le otorgó este mediodía el mando del ministerio de Justicia al ex asesor General de Gobierno, Gustavo Ferrari, señalado como uno de los hombres encargados de manejar una de las cajas negras más importantes de la provincia a través de la aparente retención del 50 por ciento de los sueldos de la plata política que irían a parar, justamente, a manos de la jefa bonaerense.

Con esta asunción, desencadenada a raíz de la renuncia de Carlos Mahiques -que ahora vuelve convenientemente a ocupar su cargo en el poder judicial-, se cierra el círculo de la devolución de favores.

Tras el acto llevado a cabo en la Gobernación con la presencia del vicegobernador Daniel Salvador, el flamante ministro descartó cambios en el sistema penal ya que “antes de reformar es muy importante trabajar sobre la ley vigente. Me parece central que nos concentremos en lo que ya está y no a veces descansar las conciencias pensando que se presenta una nueva ley y hasta que salga no sabemos qué es lo que sucede con la aplicación”, aunque consideró que “en el caso de la participación de la víctima, que es uno de los casos importantes, sí, probablemente trabajemos sobre medidas procesales y medidas en la ley de ejecución para que haya participación de las víctimas en el proceso y en la condena”.

Por otro lado, planteó la necesidad de “descentralizar la Justicia para que llegue a la gente. Ese es otro de los pedidos de la gobernadora: que podamos lograr un mayor acceso descentralizando, logrando que los centros de atención lleguen a la gente y no que la gente se tenga que trasladar hacia la Justicia”.

Gustavo Ferrari, uno de los protagonistas de esta novela, tiene cuna en el denarvaísmo pero fue nombrado como asesor General a fines de 2013, durante la gestión de Daniel Scioli. Un triunfo del FpV le hubiese garantizado un puesto como director en la Agencia Federal de Inteligencia (ex SIDE), pero el advenimiento de Cambiemos no alteró su futuro en la política y pasó a ser, junto con el subsecretario de Turismo, Ignacio Crotto, uno de los pocos funcionarios en prolongar su cargo. Su bajo perfil y sus buenas relaciones con todo el arco político le significaron una fuerte confianza del Pro, beneficio que ni siquiera tuvieron otros líderes o dirigentes de la UCR, miembros de la propia alianza Cambiemos.

El llamado a ocupar este nuevo cargo fue también un manotazo de ahogado que se dio en el medio de la pelea con los trabajadores judiciales, con los tribunales paralizados por el conflicto. Tal es así que el último día de las paritarias, quien anduvo por los pasillos del edificio de Economía mientras los ministros Hernán Lacunza y Marcelo Villegas dialogaban con los gremialistas, fue el mismo Ferrari. 

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