Malas lenguas 1029

Malas lenguas 1029

18 Junio, 2017Malas Lenguas

Inesperado jugador I. Apareció un inesperado jugador en los entuertos armados por la tribu judicial conocida como Justicia Legítima: Héctor Pedro Plou. ¿Por qué Plou es un inesperado jugador? Porque este juez federal de Junín aceptó el desafío que propuso la Casación para investigar la denuncia de Federico Hooft basada en la grabación al fiscal federal Claudio Kishimoto, admitida en el fallo de Casación como prueba de pleno derecho. Ello abre la posibilidad de probar finalmente la existencia de una mafia que opera en el Poder Judicial federal de la ciudad.

Inesperado jugador II. Esta semana, el juez Plou constituyó despacho en Mar del Plata y comenzó a tomar testimoniales, alguna de ellas sorprendentes. Así fue el testimonio del ex juez subrogante Rodolfo Pradas, quien expuso por dos horas cuarenta minutos en un detallado relato de los pormenores del armado de causas impulsado por el fiscal de cámaras Daniel Adler. A tanto llegó el detalle, que el magistrado juninense se tomó un impasse para fumar un cigarrillo, impactado por el nivel de situaciones y miserias que le fueron relatadas. Un dato curioso: el fiscal ante el TOF Juan Manuel Pettigiani no pudo ser ubicado para notificarle que debía presentarse a testimoniar. Raro.

Y no fue todo. Muy fuerte la respuesta del juez Héctor Plou a la fiscal de Justicia Legítima Laura Mazzaferri, quien pretendió parar las audiencias fijadas por el magistrado. Plou contestó a su pretensión señalándole que lo suyo era más un libelo de propaganda que un escrito judicial, apuntando claramente que independencia judicial se debe escribir con mayúscula. Así de simple.

De finales y prepotencia. Quilmes, para dar batalla en el torneo nacional de básquet, se ensombrece por la diatriba a la que se lanzó el presidente del club, Pablo Zabala, quien actúa como si el polideportivo le perteneciera y exige un derecho de pernada sin ton ni son sobre el predio. Ni Quilmes ni Peñarol han logrado, en los años de participación en la liga nacional, contar con un estadio adecuado y propio para el básquet en el nivel que se ganaron en estos años deportivamente. No son pocos los que han puesto dinero, incluso dañando su propio patrimonio, pero es obvio que Quilmes no tiene la capacidad de generar un negocio que dé la posibilidad de no pasar por estos temas.

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