Es inaceptable que ocho meses de su pleno uso, una obra de esa magnitud tenga fallas que ponen en riesgo la integridad de las personas porque el canal se asienta o cede.

El Canal de Los Manzanos empezó costaba 25 millones de pesos, cuando se buscaron los recursos por primera vez. Cuando el proyecto se actualizó ya eran 35 millones y durante la ejecución, con los reconocimientos de mayores costos a raíz de la inflación, la obra finalmente superó los 90 millones de pesos.

La Municipalidad de Salta tuvo durante toda la ejecución un encargado del control de los trabajos, cuyas expresiones públicas, en las pocas oportunidades en las que habló, se parecían más a  las de un directivo de la empresa, que al responsable de la fiscalización.

En varias oportunidades concejales capitalinos objetaron los antecedentes de la empresa para encarar una obra hidráulica de esa magnitud, pero no fueron escuchados.

Si la Municipalidad investiga a fondo, debería exponerse rápidamente el detalle del proceso de licitación de la obra, los decretos por los que se reconocieron mayores costos con el respaldo del Tribunal de Cuentas y el resumen del control técnico de la obra.

 La Municipalidad debe actuar con premura, exigir las garantías de la obra, salvaguardar los intereses de los vecinos y exigir ahora multas y acciones legales mediante, la solución inmediata a las fallas.

La empresa, cuestionada ahora, tiene otro antecedente pésimo en un trabajo urbano, de escaso desafío técnico y  prácticamente doméstico,  como la ciclo vía. Se trata de una obra cuya duración debe estar prevista para unos 10 años, que ya está destruida, con baches, pintura totalmente desgastada y detalles técnicos vergonzosos en los pasos frontales.

En este caso es el Banco Interamericano de Desarrollo el que debería exigir trabajos de mejor calidad, para no estar ante obras que parecen solo de ocasión, cuando se trata de una estructura fundamental, si la pretensión es estimular el uso de la bicicleta. (GR)