Los principales gestos de apoyo y la defensa explícita a la decisión del presidente Mauricio Macri de recurrir a un préstamo del FMI en medio de la escalada del dólar llegaron de los aliados radicales y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Aunque el diálogo con su jefe político es permanente y participaron de al menos dos reuniones en la Casa Rosada en la última semana, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, evitaron referirse en público a la actual situación económica y se dedicaron a mostrar la gestión en sus respectivos distritos.

Ambos integran la mesa chica y son las dos figuras políticas más destacadas de Pro después de Macri. La lógica diría que ese lugar los pone en la primera fila de los defensores de la política económica del gobierno de la alianza Cambiemos. Sin embargo, justamente por lo relevantes que son para la estructura de ese espacio y la continuidad del macrismo en el Poder Ejecutivo a futuro, la sugerencia de los asesores en comunicación es "cuidar la imagen" de Vidal y Rodríguez Larreta. Incluso, algunos en el Gobierno nacional todavía cuestionan que haya sido el presidente el encargado de anunciar la vuelta al FMI y destacan que "tiene que dejar de ser el vocero del acuerdo" con el organismo internacional.

La propia Carrió días atrás denunció enojada porque el asesor Jaime Durán Barba ordenó a los funcionarios de Cambiemos "no comunicar", algo a lo que hasta ahora no se plegó ni la diputada nacional de la Coalición Cívica ni la dirigencia de la UCR, aunque estos últimos fueron más cautelosos que la chaqueña.

La necesidad de preservar las figuras de la gobernadora bonaerense y el mandatario porteño obedece a razones similares a las del presidente, sobre todo después de que algunas encuestas ûalgunas del oficialismo- arrojaran que hay una fuerte caída de la imagen de los tres dirigentes de Pro. Rodríguez Larreta es el que mejor posicionado aparece, con una aprobación de su gestión por arriba de la Macri y Vidal, quien siempre se mostró más dispuesta a defender las medidas adoptadas desde la administración central.

Si bien la mandataria bonaerense eludió referirse a la suba del dólar y las negociaciones con el organismo multilateral, compartió dos actos con Macri la semana pasada, algo que no tendría mayor importancia si no fuera por el actual contexto.

Tanto Rodríguez Larreta como Vidal visitaron la Casa Rosada el lunes anterior para participar de la reunión de mesa nacional. Ese día se llevaron la promesa del presidente de que no se suspenderían las obras públicas que están en ejecución en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el principal objetivo de esa cumbre era mostrar acompañamiento al Ejecutivo nacional en plena corrida cambiaria. A diferencia del titular de la UCR y gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, que realizó declaraciones a la prensa para brindar apoyo al "rumbo económico y político" del gobierno, los dos referentes del macrismo eligieron el silencio.

Con la excusa de que debían analizar la coyuntura económica, a la vez que interiorizarse mejor sobre el crédito "stand by" que solicitó el gobierno argentino al FMI, Rodríguez Larreta y Vidal volvieron el pasado jueves a Balcarce 50, esta vez para reunirse con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, mientras en paralelo Macri recibía a cinco gobernadores peronistas en búsqueda del apoyo de los aliados externos. Esta vez, la gobernadora bonaerense y el jefe del Gobierno porteño tampoco hablaron sobre el tema en público.