En su primera visita de Estado a Brasil, el presidente Mauricio Macrillegará hoy a Brasilia en medio de un clima local tormentoso, tanto desde el punto de vista meteorológico como por el incierto ambiente jurídico-político que acecha al gobierno de Michel Temer . Sin embargo, en esta simbólica reunión, los mandatarios se concentrarán en temas económicos para ahuyentar nubarrones de otra índole: sentarán las bases para fortalecer y dinamizar la relación bilateral de los dos principales socios del Mercosur, y buscarán abrir más el bloque comercial al mundo, con el fin de generar empleos, inversiones y la retomada del crecimiento en ambos países.

No se espera que de este encuentro surjan grandes anuncios, sino que se diseñen directrices claras, con plazos concretos para eliminar cuanto antes las innumerables trabas que aún existen para los intercambios entre la Argentina, Brasil y los dos otros miembros menores del Mercosur, Paraguay y Uruguay.

Las delegaciones argentina y brasileña tienen como misión simplificar y dar coherencia a las regulaciones internas de cada país -barreras fitosanitarias, normas técnicas- para unificarlas y presentar de cara al exterior un bloque más atractivo y competitivo. Los equipos fueron instruidos a poner sobre la mesa absolutamente todos los temas a negociar, incluso aquellos que representaban tabús para una o otra parte, como las exportaciones de azúcar y etanol de Brasil, o la protección de la industria de autopartes de la Argentina, y el creciente déficit comercial de nuestro país con Brasil.

El año pasado, el intercambio bilateral cayó unos US$ 22.500 millones después de haber alcanzado un récord de US$ 39.600 millones en 2011 (de lo que se informa por separado).

Bajo las gestiones ahora de Macri y Temer, la Casa Rosada y el Palacio del Planalto comparten una visión pragmática, liberal, y ambos líderes son muy conscientes de que el Mercosur debe aprovechar el período de incertidumbre internacional que abrió la administración de Donald Trump en Estados Unidos para abrir el bloque a nuevos mercados golpeados por el incipiente proteccionismo de Washington.

Después de dos años de profunda recesión, Brasil prevé crecer en 2017 entre un 0,5 y un 1%, mientras que la Argentina sueña con una expansión de entre 2,7 y 3%, siempre y cuando los "irmãos" brasileños no sufran nuevos sobresaltos que terminen costándole a nuestro país cerca de un punto del PIB. Y el pronóstico aún no está claro para el gobierno de Temer.

El acuerdo de "delación premiada" que 77 ex ejecutivos de la compañía Odebrecht firmaron con la justicia en el marco de las investigaciones anticorrupción en Petrobras está en estos momentos bajo análisis de la Procuraduría General de la República, y sus revelaciones podrían sacudir al actual gobierno o hasta hacerlo caer. Todo dependerá si se comprueban las acusaciones filtradas a la prensa dos meses atrás, por las que varios arrepentidos indicaron que el propio Temer cobró sobornos de Odebrecht a cambio de facilitar a la empresa negocios con la petrolera estatal.

El gobierno de Temer confía en poder mantener a la distancia esas amenazas, y un elemento clave en su estrategia de supervivencia es mostrar buenos resultados económicos que le permitan llegar tranquilo hasta 2018. De ahí la necesidad de apuntalar la relación comercial con la Argentina y generar nuevos acuerdos de libre comercio entre el Mercosur y otros bloques o países. Ya está a la espera de la luz verde del Viejo Continente un tratado con la Unión Europea (UE), y se han fijado como prioridades Canadá, Japón, Corea del Sur y las naciones de la Asociación de Libre Comercio Europea (Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein), además de la Alianza del Pacífico.

Macri viene acompañado por varios de sus ministros (Jefatura de Gabinete, Relaciones Exteriores, Hacienda, Producción y Agroindustria) y los gobernadores de Córdoba, Corrientes y Misiones.

3/10/16

La reunión de octubre que marcó un hito

El 3 de octubre del año pasado, poco después de hacerse cargo de la presidencia de Brasil, Michel Temer visitó la Argentina y se reunió con Mauricio Macri en la residencia de Olivos. Fue todo un gesto hacia la Argentina en momentos en que Brasil estaba bajo una fuerte crisis política. Macri retribuyó esa visita con amplios acuerdos de coyuntura, coincidencias sobre la crítica hacia Venezuela y el compromiso de relanzar las relaciones bilaterales.