Macri quiere impulsar con Bolsonaro cambios en el Mercosur

Macri quiere impulsar con Bolsonaro cambios en el Mercosur

El Gobierno busca acelerar los mecanismos para cerrar acuerdos comerciales; apuesta a la reunión del 16 de enero con el brasileño, pero hay incertidumbre sobre las ideas del nuevo mandatario

La incertidumbre que generó la asunción de Jair Bolsonaro en Brasil tiene una certeza: se vienen cambios en el Mercosur. Pero ahora la pregunta no es el qué, sino el cómo. La reunión que Mauricio Macri tendrá con el nuevo titular del Planalto el 16 de enero en Brasilia será el punto de partida para encontrar una respuesta a ese interrogante.

Los dos mandatarios ya manifestaron reiteradas veces la necesidad de aggiornar el bloque regional, considerado por los funcionarios como uno de los más cerrados del mundo. Las alternativas para flexibilizar las reglas del Mercosur será uno de los temas predominantes del encuentro bilateral, junto con las políticas de cooperación en seguridad y defensa.

Tanto Macri como Bolsonaro comparten una misma visión: el bloque corre muy por detrás en cuanto a la integración de las economías del siglo XXI y se necesitan cambios urgentes que agilicen la concreción de pactos comerciales.

El primero será el 16 de enero, cuando Macri escuchará de parte de Bolsonaro qué es lo que busca específicamente el flamante mandatario ahora que la retórica de la campaña concluyó.

"El asunto se va a abordar el 16. Todavía no hay claridad acerca de adónde quiere ir él ni hasta dónde nosotros vamos a aceptar", dicen en el Gobierno. Pese a la ola de cambios que ya ordenó el nuevo gobierno de Brasil en sus primeros días, hasta ahora la única señal que se conoció es que Bolsonaro no busca abandonar el bloque. Eso sí: existe la certeza de que los cambios son ineludibles.

El último contacto de alto nivel entre ambos países fue el 1° de enero, cuando el canciller Jorge Faurie participó de la asunción de Bolsonaro en reemplazo de Macri, que permaneció de vacaciones en la Patagonia. El ministro se saludó con el ultraderechista y con su par brasileño, Ernesto Araújo, pero no hubo más intercambio que ese. Previamente, a principios de diciembre, los cancilleres compartieron un desayuno de trabajo exploratorio al margen de la cumbre de ministros de exteriores del bloque. Macri y Bolsonaro no se conocen en persona y solo hablaron cordialmente por teléfono en dos ocasiones. Todavía está todo el trabajo por hacer.

"Si quieren flexibilizar las reglas nos va a encontrar en la misma senda. Estamos dispuestos a repensar el Mercosur, a modernizarlo. Pero primero tenemos que ver en qué senda están ellos", señalaron a LA NACION cerca del canciller Faurie, que por estas horas descansa en Brasil.

Tanto en el gobierno argentino como en el Mercosur consideran que la administración brasileña le dará un rol importante al bloque regional, pese a las declaraciones -después corregidas- del superministro económico Paulo Guedes, que antes de asumir había dicho que el Mercosur no iba a ser una prioridad para el gobierno del ultraderechista. Por el contrario, luego se interpretó como una señal a favor del bloque regional que Bolsonaro eligiera como segundo de su canciller a Otávio Brandelli, que era el exdirector del departamento del Mercosur en Itamaraty. "Es una señal muy potente de que a Brasil le importa y mucho cómo seguir con el tema", advierten en el Mercosur.

  

Antes del encuentro bilateral habrá una reunión preparatoria de funcionarios del gobierno de Macri para evaluar los escenarios posibles. Aunque la imprevisibilidad de Bolsonaro suena de fondo, por ahora se cree que la posibilidad de que el mandatario apueste a la desintegración del bloque es escasa. "Vemos que se empiezan a acelerar los procesos internos", indican en el Palacio San Martín.

Los cambios

El Gobierno espera que se ponga en discusión el futuro de la unión aduanera y el Arancel Externo Común (AEC), que dificulta las chances de que los países miembros del bloque avancen en la concreción de acuerdos bilaterales con otros estados. Hoy, la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay tienen vedada por reglamento la posibilidad de negociar tratados de libre comercio si no es en bloque, pero sí pueden llevar adelante acuerdos comerciales de menor envergadura -y sin afectar a los demás países del grupo-, como el que la Argentina tiene con México.

En ese sentido, el tenor de las modificaciones que se le quieran hacer a la estructura del bloque determinará la velocidad con la que se apliquen. Si se modifica el núcleo de esas reglas, más allá de una flexibilización, se deberá recurrir a los parlamentos de cada uno de los países miembros.

Caída del comercio

Según los gobiernos de las dos economías más grandes del Mercosur, esas reglas -que rigen desde la misma creación del bloque, hace 27 años- son las que en el pasado auguraron una integración profunda, pero que hoy impiden el desarrollo del comercio fuera del grupo.

Las exportaciones totales del Mercosur en los últimos años cayeron (US$424.479 millones en 2013 a US$324.644 millones en 2017, según la consultora Abeceb) al igual que lo hizo el comercio intrazona. A modo de ejemplo, las exportaciones argentinas a Brasil cayeron del 25% del total de las ventas de nuestro país al exterior en el año 2000 al 16% en 2018. De igual manera, la Argentina necesita ampliar el acceso a mercados internacionales para reforzar el nivel de exportaciones, que en los últimos años cayó de US$75.963 en 2013 a US$58.384 millones actualmente. Por eso, el Gobierno ve en la flexibilización de las reglas del bloque una oportunidad para vender más productos argentinos en el exterior.

 

 

Mientras tanto, hay expectativa acerca de cómo se avanzará en el acuerdo de asociación que se negocia con la Unión Europea con el nuevo gobierno de Brasil. Europa ya puso reparos a concretar el acuerdo hasta ver los primeros movimientos de Bolsonaro. Y Araújo ya adelantó que lo que queda de la negociación será dura. Además, el Mercosur tiene abiertas negociaciones con Canadá, Corea del Sur, Singapur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés), compuesta por Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein, e iniciará conversaciones próximamente con Japón y Nueva Zelanda.

 

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