Macri explora un territorio hostil: el conurbano sur

Macri explora un territorio hostil: el conurbano sur

Visita en Quilmes la fábrica de los clásicos alfajores Capitán del Espacio. Por precaución, suspendió recorrida en Avellaneda y se limitó a microacto en Berazategui. Gobierno proyecta safari político a La Matanza.

Perdedor serial. Mauricio Macri anotó tres palizas en el conurbano sur. No le impidieron llegar a Presidente pero en 2015, en la espesa inmensidad que es la zona sur, Macri hocicó mal. A siete meses de asumir, el panorama no es mejor: los peores indicadores de imagen y respaldo de su figura y de su gestión se registran en el Gran Buenos Aires, territorio hostil que está casi excluido de las giras del Presidente.

La foto política y electoral de 2017 obliga al Gobierno a mirar ese continente esquivo. Hoy, Macri hará un acercamiento: temprano, con algo de sigilo previo, desembarcará en Quilmes, distrito que gobierna Martiniano Molina, para recorrer una firma emblemática de la zona sur, Capitán del Espacio, marca de alfajores convertida en un leyenda regional.

Macri, el más marketinero de los políticos, recorrerá una pyme que se nutrió del antimarketing: su fundador, Angel Lineo de Pascalis, decidió no ampliar la fábrica y no aumentar su producción que es, desde hace años, la misma y sólo alcanza para proveer a la zona sur. Sus sobrinos, a cargo de la empresa, mantienen el formato y, como su tío, juegan a las escondidas con los medios, una forma de alimentar un mito artificial como todos los mitos: que es el "mejor alfajor del mercado" al que, como un don, sólo pueden acceder los que viven o transitan el conurbano sur.

Metáfora

Como si fuese una metáfora política, Macri se abraza al símbolo de un territorio político que le dio -y le da- la espalda. No sólo perdió las tres elecciones el año pasado -en agosto, octubre y noviembre- sino que es prácticamente una zona vedada para los shows presidenciales.

En esos meses el menú fue accidentado. En febrero encabezó un acto de inicio de clases en Valentín Alsina, Lanús, y le hicieron un escrache y lo insultaron al salir del colegio. Semanas después agendó una visita a una cooperativa de Avellaneda, pero después de una supuesta amenaza le recomendaron suspenderla. Sólo se animó a pisar Berazategui con un micro show, de apenas unos minutos, donde pasó sin hablar y sólo posó para una foto.

Tuvo un paso breve por Esteban Echeverría para anunciar, desde un local de Cresta Roja, el veto a la ley antidespidos. Fernando Gray, intendente local, pegó el faltazo a modo de queja porque Macri solo aparecía para dar una "mala noticia". Una y otra vez se canceló una demorada visita a La Matanza, el distrito más temido que podría, finalmente, visitar entre fines de este mes y principios de agosto. Hay un equipo del Ministerio del Interior preparando el desembarco.

Macri le pidió a su staff político que quiere, cuanto antes, tener la foto con un gobernador o intendente del conurbano del PJ migrando al PRO. El conurbano sur es clave para encarar con expectativa la elección de 2017. "Lo ideal sería traer a uno o dos intendentes de la zona sur. Si no se puede, tenemos que neutralizarlos, que no jueguen con nadie", sintetiza un operador PRO los deseos de la Casa Rosada.

En zona oeste, dicen en Gobierno, están con más expectativas. El nombre de Gustavo Menéndez, intendente de Merlo, aparece en todos los papers sobre posibles incorporaciones al macrismo. Menéndez tiene una antigua amistad con Ramiro Tagliaferro, alcalde PRO de Morón, y exmarido de María Eugenia Vidal. Tuvo, además, como mecenas y promotor a Jesús Cariglino, exjefe todopoderoso de Malvinas Argentinas que integra, como "asesor" el gabinete bonaerense de Vidal. Hasta acá, bombas sucias.

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