Macri asumió con llamado a la unidad y a combatir pobreza y corrupción

Macri asumió con llamado a la unidad y a combatir pobreza y corrupción

Fueron los ejes del discurso de casi media hora en el Congreso. Habló de narcotráfico y dijo que no habrá “jueces macristas”.

Mauricio Macri juró ayer al mediodía ante la asamblea legislativa y brindó un discurso de casi media hora, con foco en la necesidad de reducir, combatir la corrupción y el narcotráfico y lograr una justicia independiente.

“En mi Gobierno no habrá jueces macristas. No puede haber jueces militantes de ningún partido”, afirmó el presidente, una advertencia a los magistrados identificados con el kirchnerismo.

 

Fue una de las tantas frases que ocasionaron el aplauso de una asamblea legislativa diezmada por la ausencia del kirchnerismo, aunque como adelantó LPO, los gobernadores desobedecieron a la presidenta saliente, fueron a la jura y enviaron a sus diputados. También asistieron santafesinos y correntinos del FpV.

 

Macri llegó al Congreso a las 11.30, media hora antes de lo previsto. Lo recibió el titular de la Cámara de Diputados Emilio Monzó y el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, encargado de tomarle juramento al binomio presidencial.

 

Gabriela Michetti juró pese a que aún es senadora en funciones, porque su renuncia no fue tratada por el Senado debido a que la oposición no dio quórum ayer. La idea de someterla a la asamblea, que tenían ayer en el PRO, fue descartada porque no tenía sustento jurídico, pero no está claro como hará la vicepresidenta para justificar sus dos cargos.

 

No era un problema de un tenso Macri, que juró por “Dios y los santos evangelios” pero incluyó a “la patria” entre quienes pueda demandarlo. Su discurso se centró en la idea de unidad, pero no dejó afuera algunos temas de su campaña.

 

“Estamos cumpliendo un sueño: termina una época completa sin violencia”, se presentó ante los legisladores. Este gobierno va a trabajar incansablemente los próximos cuatro años todos los argentinos puedan mejorar”, se presentó.

 

Signo de cambio de época, el presidente leyó su discurso y de a ratos levantaba la cabeza para alguna afirmación saliente. Atentos, sus legisladores aplaudieron casi siempre que los miró de frente, aunque no hubo gritos ni arengas.

 

Los palcos fueron ocupados por familiares que se limitaron a aplaudir, lejos de las épocas de cánticos de la militancia.

 

Macri hizo foco en la unidad, tal vez consciente de que aún debe construir su liderazgo, tras un reñido ballotage. "El país tiene gente que piensa distinto, pero no está dividido", enfatizó.

 

"No hace falta que dejemos de lado nuestras ideas, podemos pensar de distintas formas pero la ley debe ser respetada. El autoritarismo no es una idea distinta, es el intento de limitar el poder de las ideas y las personas", siguió en esa línea.

Sostuvo que si bien es bueno que Argentina sea “un país pasional”, a veces esa actitud “nos juega una mala pasada” porque creamos “fanatismos”.

Y mencionó a cada uno de los candidatos presidenciales que llegaron a octubre, incluso al ausente Nicolás del Caño, diputado del Frente de Izquierda y quien no quiso asistir a la asamblea.

Sobre el final volvió sobre el tema. “Convoco a todos a aprender el arte del acuerdo, desafiemos todo lo que alguna vez nos haya confundido”.

"Cuento con ustedes para gobernar, necesito de sus aportes, que nos digan en qué nos equivocamos, porque sabemos que no somos infalibles, y tenemos un enorme compromiso para hacer. Esto lo hacemos juntos”, señaló.

Pobreza y corrupción

Como al final de la campaña aludió a la necesidad de extinguir la pobreza, “sosteniendo los trabajos y creando nuevos” y con medidas como “la universalización de la protección social”. Prometió “trabajar para que todos puedan tener un techo con agua potable y cloacas”, y urbanizar las villas.

Macri también dedicó uno párrafos a remarcar su postura ante el combate contra el narcotráfico y en todos cosechó aplausos.

"Hay jóvenes que matan y mueren sin saber por qué, actuando bajo los efectos del 'paco' y la droga. Vamos a encarar este tema de frente, para devolver tranquilidad en todo el país", manifestó.

Sobre la corrupción fue más vehemente. “Este gobierno va a combatir la corrupción”, bramó y tras los aplausos dijo que será “implacable con todos aquellos, propios y ajenos, dejen de cumplir lo que señala la ley”.

“No habrá tolerancia contra esas prácticas abusivas; los bienes de la Argentina son para todos de los argentinos y no para unos funcionarios”.

Dijo que en su gobierno "no habrá jueces macristas. No puede haber jueces militantes de ningún partido" expresó, y valoró que "en estos años el Poder Judicial fue un baluarte de la democracia que impidió que el país cayera en un autoritarismo sin retorno".

Fue tal vez el contrapunto más fuerte con las últimas declaraciones de Cristina, quien denunció la existencia de un partido policial. Por las dudas, Macri dijo que los jueces militantes no podrán ser herramienta de su gobierno.

Evitó definiciones de política exterior y habló de la “la unidad de Latinoamérica y el mundo”, como así también “en el fortalecimiento de la democracia; es necesario superar el tiempo de la confrontación”.

“Necesitamos un normal fortalecimiento con el mundo”, fue su latiguillo. Finalizó con una cita a Arturo Frondizi, el ex presidente radical con quien tanto le gusta reverenciarse. “El desafío que nos aguarda no es una tarea de una persona, sino de todo el pueblo argentino e implica también una responsabilidad compartida con todos”, fue la frase elegida.

 

“Creo profundamente en esas palabras; siempre voy a ser sincero con ustedes, es la base de la confianza que me tienen y que pretendo conservar e incrementar. Y parte de esa sinceridad decirles que los desafíos son enormes y los problemas no vamos a resolverlos de un día para otro. Pero las pequeñas transformaciones se hacen dando un paso cada día”, cerró Macri, ante los últimos aplausos. 

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