En los últimos días, en la intimidad de las reuniones de gabinete, el plan para impulsar la obra pública por un lado yatraer inversiones por US$ 100 millones y generar crecimiento fue rebautizado por los ministros como “Plan Marshall”. Para el macrismo hay una suerte de “reconstrucción de la Argentina”, en referencia al programa originado en los Estados Unidos para la recuperación europea después de la Segunda Guerra Mundial.

El Gobierno aspira a un crecimiento del 3% en 2017. El sector privado coincide en el repunte hacia fin de año pero advierte que para que haya inversión, el Gobierno deberá resolver el problema energético que los dejó sin gas para producir en los últimos meses y cuestiones de fondo como la competitividad y la inflación. “Soy optimista. Hacia final del último trimestre podríamos empezar a ver una recuperación y en 2017, crecimiento”, sostuvo el titular de Arcor, Luis Pagani, durante una reunión el viernes con empresarios mexicanos.

“En parte también dependemos de que mejore Brasil, que está en una crisis muy grande”, remarcó, más cauto, el titular de Techint, Paolo Rocca, para quien “la región y el mundo condicionan el crecimiento de la Argentina. Hay que mejorar la competitividad, corregir distorsiones, reducir la pobreza”.

De todas formas, el empresario acerero agregó que “es alentador el escenario sobre las instituciones. Se pasa de un sistema discrecional a uno institucional. Antes incluso había miedo a las empresas”. Llevando agua para su molino, Rocca consideró que “la Argentina tiene que definir la relación comercial con China “para que los empresarios puedan definir sus inversiones”.

Desde la platea, el titular de la Asociación Empresaria Argentina,Jaime Campos, consideró que ya se llegó al punto de inflexión y en los próximos meses el campo y el blanqueo contribuirán a que mejore la actividad. Pero advirtió que para que lleguen las inversiones que tanto espera el Gobierno, “primero hay que resolver el tema energético. A los empresarios hay que poder garantizarles el abastecimiento para que decidan instalarse en la Argentina”.

Detalles. En la teoría, el “Plan Marshall”, que está en manos del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, busca resolver los temas que pleantean los empresarios, como la “alta litigiosidad” que remarcó el abogado de la UIA Daniel Funes de Rioja. El objetivo de máxima del Gobierno es “la creación de empleo y la pobreza cero”. Para el sector industrial, los juicios y el ausentismo son dos temas a resolver.

La infidencia del nombre interno del plan corrió por cuenta de la canciller Susana Malcorra durante la cumbre con México en el Palacio San Martín. “De entrecasa lo llamamos ‘Plan Marshall’”,reveló casi como una confesión. El plan desarrollado también por el Ministerio de Producción, de Francisco Cabrera, incorporará los planes de las áreas sociales y suma los de Guillermo Dietrich de transporte y logística, y la obra pública que depende de Rogelio Frigerio. El ‘Marshall local’ tiene, en su ideario, ocho pilares y apunta a abaratar el costo del capital; mejorar la infraestructura y bajar costos logísticos, de energía y transporte; capacitar a los trabajadores; trabajar con los científicos para la innovación en la industria nacional; bajar costos laborales por litigiosidad y atar paritarias a ‘productividad’; bajar costos laborales y de producción; y abrir el mercado “sin destruir la industria”, aclaran.