La “liga de gobernadores” busca fijar un tope a la paritaria docente

La “liga de gobernadores” busca fijar un tope a la paritaria docente
Tras la revuelta policial y los saqueos, restablecieron mecanismos de consultas para definir la discusión salarial.
Por teléfono y personalmente, los diálogos entre gobernadores se multiplicaron en las últimas semanas. Se intensificaron en las horas críticas de las revueltas policiales, pero comienzan a consolidarse como un mecanismo informal de consulta para consensuar estrategias de gobernabilidad y supervivencia política para los mandatarios provinciales que no encuentran respuestas en la Casa Rosada a sus urgencias crecientes. Las conversaciones que derivaron en el acuerdo para llevar por decreto a algo más de ocho mil pesos el salario mínimo policial podría ser la inauguración de una nueva costumbre.

“Ya estamos tratando de establecer parámetros comunes con otras provincias para la paritaria docente, que es la primera del año y la que marca la pauta para las demás negociaciones salariales”, reveló a Clarín una fuente de la gobernación bonaerense.

Nunca fue sencillo sentarse a conversar con la Presidenta. Pero tras su cirugía y el nuevo estilo de gestión a distancia, para los gobernadores se volvió casi imposible acceder a Cristina Kirchner.

Ahora el interlocutor es Jorge Capitanich, un intermediario con escasa capacidad de decisión mientras las preocupaciones se acumulan en las provincias.

“Cuando estalló lo de las policías, el mensaje de Capitanich fue ‘arréglense como puedan con el dinero que tienen’. Es lógico que los gobernadores conversemos estrategias comunes porque todos vamos a necesitar ayuda el año que viene ”, argumentó un mandatario norteño a este diario.

José Manuel De la Sota logró ser recibido en Balcarce 50 por el jefe de Gabinete. Pero pasaron los días y aún no consiguió el aval a su pedido para que el gobierno nacional lo autorice a endeudarse. “Capitanich le dijo que espera la respuesta de Cristina”, contaron en Córdoba.

La visita de De la Sota a Daniel Scioli el martes pasado con la excusa de un acuerdo turístico fue la postal pública de dos peronistas que, más allá de su posición disímil respecto al kirchnerismo, siempre mantuvieron un diálogo fluido. Ya no se preocupan por ocultarlo. En La Plata, además del encuentro formal entre funcionarios de ambos gobiernos, dialogaron a solas por más de una hora. Y ya programan volver a mostrarse juntos en público durante el verano, en las sierras cordobesas y la costa bonaerense.

Tampoco cuentan las barreras partidarias cuando Scioli y De la Sota multiplican la frecuencia de sus diálogos con el socialista santafesino, Antonio Bonfatti. Y hasta con el entrerriano Sergio Urribarri, un kirchnerista duro que vapuleó a Scioli más de una vez. En las últimas semanas, Scioli logró escalar su cercanía con el vice mendocino, Carlos Ciurca, y convertirlo en un acercamiento con el gobernador Francisco Pérez. “Daniel y Mauricio (Macri) ahora hablan varias veces por semana”, contó una fuente al tanto de esas conversaciones.

En el norte hay otra red consolidada de diálogo abierto entre el jujeño Eduardo Fellner, el tucumano José Alperovich, el formoseño Gildo Insfrán, el riojano Luis Beder Herrera y la catamarqueña Lucía Corpacci.

Por ahora, Capitanich anunció la postergación sólo por tres meses de los pagos que las provincias deberían hacer por sus deudas a la Nación por cerca de $ 10 mil millones en 2014. Es poco para las necesidades de las arcas provinciales. Sólo los aumentos de sueldos a los policías incrementarán en $ 25 mil millones de pesos los gastos de las provincias, calculó la consultora Economía y Regiones.

Beder Herrera recurrió a un adelanto de la coparticipación para pagar aguinaldos. El misionero Maurice Closs avisó que las provincias marchan hacia la “inviabilidad económica”. El correntino Ricardo Colombi alertó que podría volver a emitir bonos como a fines de los 90.

Aunque el Ministerio de Educación nacional fija una pauta mínima para la paritaria docente, en las provincias afirman que se trata sólo de un piso y que, por lo general, llega tarde.

El problema es el techo por el que irán los docentes, que es hoy una seria preocupación para los gobernadores.

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