Lifschitz y la necesidad de un triunfo para engordar la tercera vía

Lifschitz y la necesidad de un triunfo para engordar la tercera vía

El gobernador perdió la chance de ir por un nuevo mandato pero en gran medida se juega el Plan Lavagna. Apuesta fuerte en Santa Fe y Rosario. Abrazos a Bonfatti e Irizar.

A Miguel Lifschitz le hubiera gustado verse el domingo en la Boleta Única de la categoría gobernador. Que no lo haya logrado no quita que las PASO santafesinas sean para él una elección clave para su futuro. No hay tercera vía nacional si el Frente Progresista no gana la provincia.

El futuro de Lifschitz como gobernador quedó sepultado ocho meses atrás, cuando toda la oposición santafesina detuvo en la Legislatura su larga marcha hacia la reforma constitucional. El gobernador debió repensar su estrategia para mantenerse en el centro de la escena política con más de un año por delante.

De buena relación con dirigentes y funcionarios radicales y peronistas, el mandatario socialista comenzó a explorar con énfasis la construcción de una alternativa nacional al macrismo y al kirchnerismo. Se reunió y reúne con cuanto político conozca que no pertenezca a ninguno de esos dos buques.

Y detectó, en ese trayecto, la figura de Roberto Lavagna como la síntesis ideal para la tercera vía. Elegido el hombre, se convirtió en el armador de la candidatura presidencial del ex ministro de economía. A la par del desarrollo de su gobernación, se metió solo, a base de palos a los PRO y los K, en la agenda nacional.

Tolera las condiciones que impone Lavagna y les pide a los otros integrantes de Alternativa Federal que depongan sus objetivos en pos de su elegido. Y, pese a algunas resistencias, concentró a todo el progresismo detrás de dicho nombre y estrategia.

El gobernador se movió entonces a dos puntas. Por un lado, procuró engordar la tercera vía con el ingreso, sobre todo, de radicales. Y por el otro, reforzó la gestión que lidera para mantener un respetable nivel de aprobación.

Con dichos dos objetivos en marcha, centralizó las energías en aportar a la victoria electoral del Frente Progresista en su provincia. Valoró el operativo clamor que lo mimó y encabezará la lista de diputados provinciales para darle mayoría al progresismo en la Cámara baja. Y, a la vez, se inmiscuye en las categorías gobernador e intendente para retener la provincia y Rosario.

A la joven precandidata a intendenta Verónica Irizar se la cargó al hombro. La acompañó en cuanta actividad pudo. Tendrá que respirar hondo y tolerar las diferencias que tiene con Antonio Bonfatti, el precandidato a gobernador socialista. Codo a codo, las dos referencias del Partido Socialista (PS) se necesitan, uno al otro.

No hay futuro para Lifschitz si no triunfa en la provincia y Rosario. No alcanza con que celebre una victoria en Diputados provinciales. No hay Plan Lavagna si el socialismo no renueva su conducción en la gestión.

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