Licencia de conducir: un trámite que puede salir $850 y obliga a madrugar dos días

Licencia de conducir: un trámite que puede salir $850 y obliga a madrugar dos días

Sacar el nuevo carnet nacional requiere de mucho tiempo, paciencia y perseverancia.

Paciencia, paciencia y más paciencia. No queda otra. Llenarse de tranquilidad y tomarse varios litros de té de tilo parecen ser la única receta que tienen los puntanos que necesitan sacar la licencia de conducir en la ex terminal de ómnibus de San Luis, un trámite que obliga a madrugar, al menos, dos días y puede llegar a costar cerca de 850 pesos.

La Oficina 3 sólo se activa para aquéllos que hacen el carnet por primera vez. Allí se hace la parte teórica del examen. Jóvenes y adultos se quejan porque no existe ningún cuadernillo para estudiar.

A casi un mes del debut del carnet nacional que prometía ser más fácil y ágil que el anterior, todo sigue igual. O peor. Hay que levantarse mucho antes de las 7 para hacer fila y obtener el preciado número que entregan, por única vez, minutos antes de esa hora. “Son cien los que otorgamos”, repite cada tanto Nora Ortiz Ponce, la directora de Transporte municipal, a quienes llegan más tarde para anticiparles que no les queda más remedio que volver al otro día. Los que arriban entre las 4 y las 5 tienen el privilegio de ser los primeros aunque deben esperar hasta las 7:30 para que las oficinas abran sus puertas.

En la cola empiezan las confusiones. Cada uno da su versión de qué papeles debe hacer para conseguir el carnet por primera vez o para renovarlo y todo se transforma en un “teléfono descompuesto”. El propio Municipio también aporta su granito de arena, especialmente a los que recién toman contacto con el trámite o que tienen más de 50 años. El primer desconcierto lo generan con los números, que rara vez comienzan desde el 0 o el 1 sino que generalmente lo hacen desde el que quedó del día anterior. Por eso es muy común que, por ejemplo, el primero sea el 50 o el 81, y que se arme lío con quienes tienen los iniciales de la serie siguiente.

La Oficina 1 es el primer contacto oficial con el personal municipal, al que sólo sirven los números porque cuando pasás a la 2 o a la 3, únicamente importa respetar la fila. Para iniciar el trámite hay que llevar la licencia vigente y el DNI, donde conste el domicilio en la ciudad, más la fotocopia de ambos. Ahí le llenan un formulario para gestionar el libre deuda del Juzgado de Faltas y entregan el formulario del Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito, que también se puede bajar por la web. El Cenat es el único requisito que difiere de cuando la licencia era netamente municipal, cuesta 100 pesos y se puede pagar en cualquier Pago Fácil, Rapipago, Cobro Express o similares e incluso vía internet.

De esa oficina hay que pasar a la 2 para buscar un solo papel: la planilla del psicofísico. Conseguirla en fotocopiadoras cercanas a la ex central de colectivos evita hacer otra fila. Llenarla también requiere de tiempo y dinero, pero no se puede ir a cualquier médico. Los empleados aclaran que están autorizados por Nación una veintena, entre clínicos y oftalmólogos. El listado está pegado en el vidrio y en él aparecen ex funcionarios de la Comuna como Mario Peralta y Ariel Figueroa.

Con los papeles en mano, el paso siguiente es abonar los 11 pesos que cuesta el sellado del Juzgado de Faltas en cualquier boca de pago del Banco Hipotecario porque el Centro de Gestión Municipal carece de una sucursal, una de las tantas críticas que despierta el trámite. Ya con el ticket y la fotocopia del carnet de conducir, hay que dirigirse a la dependencia de Chacabuco y 25 de Mayo, con el compromiso de volver en 48 horas para llevarse el libre deuda.

Los dos días de espera son ideales para completar la planilla psicofísica, aunque hay que tener en cuenta dos detalles: la mayoría de los médicos del listado no reciben obra social y están abarrotados de pacientes. La consulta cuesta entre 120 y 300 pesos, dependiendo de la edad del que gestiona el registro.

La obtención del libre deuda es indispensable para volver a madrugar y dirigirse nuevamente a la Oficina 1 a buscar el sellado que falta y el más caro: el de la cantidad de años de vigencia del carnet, que puede llegar hasta los 5 años y costar 412,50 pesos para los conductores de autos y camionetas de hasta 3.500 kilos, el más común y al que le corresponde la categoría B1. Eso sí, como el sellado anterior hay que pasar otra vez por el Hipotecario.

Tras el viaje y usar de nuevo la billetera, ahora sí la Oficina 2 toma protagonismo. Allí tres administrativos visan la documentación, cargan datos, sacan la foto y entregan una declaración jurada de salud que sirve como complemento de la planilla, se llena con una cruz y la mayoría lo hace en la fila final de la Oficina 1, donde el enojo por las horas acumuladas se multiplican al ver que una sola empleada hace el plástico mientras sus dos o tres compañeros (depende el momento) se funden en charlas, risas y anécdotas y parecen esperar plácidamente que el reloj marque la hora de volver a sus casas. “Sólo hay una máquina que emite la licencia”, dice la joven en defensa de sus colegas.

Sin embargo, dentro de la oficina las sensaciones cambian al ver que la gestión está a punto de concluir. Y ni qué hablar de la sonrisa que se dibuja sin querer en la cara de más de uno cuando se marcha con el registro listo. No es para menos. Es símbolo de que dejó atrás el trámite que más críticas cosechó en los puntanos en lo que va del verano.

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